Tras dos entradas con consejos a seguir y recomendaciones a evitar terminamos con la tercera y última en la que hablaremos de qué hacer una vez nuestros hijos están ya dormidos.
Una vez se duerme
Si se ha dormido en nuestros brazos o si queremos cambiarlo de sitio (lo ideal es moverlo lo mínimo indispensable) es recomendable hacerlo cuando esté profundamente dormido. Esto requiere un poco de paciencia, pues los bebés y niños no llegan a ese estado hasta pasados unos 15-20 minutos.
Si lo hacemos antes, presos de las prisas, el bebé se despertará y tendremos que volver a empezar (con lo desesperante que puede llegar a ser).
Muchas veces, incluso esperando hasta que llega el sueño profundo, se despiertan enseguida al dejarlos en la cuna o la cama. Suele tener relación con el cambio de temperatura, por eso se recomienda dormir a los bebés con un arrullo o mantita y dejarlos después allí donde queramos con ello puesto. Otros bebés en cambio parecen tener un radar que, pese a hacerlo con sumo cuidado, pese a mantener una temperatura agradable con el arrullo o mantita y pese a dormir profundamente, se despiertan mucho antes estando solos que acompañados.
Se trata de bebés con un instinto de supervivencia muy desarrollado y muy agudo que necesitan el contacto, el olor y el calor de su madre (o padre) para conciliar el sueño y permanecer dormidos. En estos casos el colecho (dormir en la misma cama que el bebé) o tener una cuna pegada a la cama de los padres es una opción muy recomendable.
Despertares
Una vez hemos ayudado a nuestros hijos a conciliar el sueño debemos conocer qué es mejor hacer en el momento en que se despierten de noche. Durante mucho tiempo (demasiado) se nos ha dicho a los padres que a partir de los seis meses, cuando los niños se despiertan de noche, debemos dejarles sin atender cada vez más tiempo para que sean ellos mismos los que se vuelvan a dormir.
La realidad es que lo recomendable es acudir lo antes posible. Los bebés son incapaces de tranquilizarse y alcanzar un estado de bienestar por ellos mismos y por eso a muchos les cuesta volver a dormirse. Cuando los bebés que lloran acaban durmiéndose lo hacen con un estado de agitación y estrés elevado poco adecuado para ellos.
Acudiendo enseguida conseguimos que se duerman antes (cuanto más tardemos más llorarán y más costará calmarlos). De esta manera les ayudamos a tranquilizarse y a volver a dormirse hasta que, poco a poco, aprenden a calmarse y los despertares que provienen de la evolución natural del sueño, provocados por los cambios de fases (los producidos por hambre deberán solucionarse, lógicamente, alimentando al bebé), los van resolviendo ellos mismos con el tiempo, sin necesidad de llantos, esperas, miedos ni ansiedades.
Cogerlo o no cogerlo
También se dice que en caso de que se despierte debemos consolar a nuestro bebé pero sin cogerlo, hablándole para que se vuelva a tranquilizar.
Puede ser que con algunos niños funcione, sin embargo si un bebé solicita contacto, cariño y seguridad para volver a conciliar el sueño, las palabras de una madre ante su llanto suelen ser de poca ayuda.
Coger en brazos a un bebé que llora, aunque sea de noche, no debería ser nunca una prohibición, pues probablemente es lo que necesita y solicita. Lo primero que debemos pensar es que quiere alimento y es lo primero que le ofreceremos (sobretodo si es un bebé. Si hablamos de niños más mayores, los despertares pueden ser por cambios de fases del sueño).
Los niños que usan chupete pueden calmarse succionándolo, aunque debemos tener en cuenta que en algún despertar puede necesitar alimento.
Los que toman pecho tienen una ventaja: si se despiertan por hambre mamarán cuanto quieran y si se despiertan por otro motivo, succionarán un poco para dormirse enseguida de nuevo.
Lo importante al fin y al cabo es que los bebés y los niños duerman con el menor nivel de estrés posible, de una manera plácida y que las noches sean tranquilas y el sueño reparador, sin llantos ni miedos evitables que pueden alargarse en el tiempo y tener consecuencias a corto y largo plazo.
Esperemos que con todos estos consejos ofrecidos sea así. Si en cambio el sueño de los niños sigue siendo igual que siempre, pese a seguir estas recomendaciones, sólo queda subirse al carro de la paciencia, pues con el tiempo los despertares se van solucionando.
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