La sangre del cordón umbilical es una de las principales fuentes de células madre y contiene un tipo muy específico de células madre conocidas como células madre hematopoyéticas, que se encargan de la formación de los diferentes componentes de la sangre así como de constituir el sistema inmunológico. Ante esto, hay muchas consideraciones a tener en cuenta antes de tomar la decisión de conservar la sangre del cordón umbilical.
Hemos visto algunos aspectos generales sobre las diferentes posibilidades de conservación y los factores de salud que pueden ser tenidos en cuenta sobre el riesgo de las enfermedades tratables con las células madre.
Veremos ahora las implicaciones éticas de las decisiones al respecto de esta cuestión y los verdaderos efectos del pinzamiento precoz del cordón, indispensable para recoger la sangre necesaria.
Consideraciones éticas
Hay muchas otras cosas que deberíamos saber antes de decidirnos a conservar las células madre del cordón y optar, si creemos que debemos hacerlo, por la fórmula que más adecuada nos parezca, teniendo en cuenta también las consideraciones éticas de esta cuestión.
Por un lado, está el dilema ético de que la donación puede ayudar a otras personas a curarse de enfermedades muy graves y conservarlo exclusivamente para que lo use el bebé no es seguro que llegue a ser necesario ni que, siquiera, sirva de algo la autodonación. Mantener la sangre en otro país evitaría que se pueda acceder a ella aunque pudiera salvar la vida de otra persona.
También está el dilema ético de que se haga comercio con partes del cuerpo humano, pues la sangre lo es. Hoy por hoy, de todos modos, hay otros campos de investigación que, razonablemente, pueden dar grandes avances sin el uso de este tipo de células madre para autodonaciones.
Pero por otro, y esto me parece más importante, queda el dilema ético de guardar esta sangre cuando lo natural es que sea destinada directamente al cuerpo del recién nacido. Ya que si no cortamos la sangre de la placenta le llega a su cuerpo como lo hacía unos minutos antes dentro del cuerpo de su madre, la sangre le debería pertenecer a él y no a los padres o los médicos. Sobre todo porque privarlo de ella no es inocuo.
El pinzamiento precoz
Para conservar la sangre suficiente del cordón hay que pinzar el cordón inmediatamente después del nacimiento y luego se procede a su extracción. La sangre que la placenta manda por el cordón al cuerpo del niño no le llega si se pinza y se corta mientras el cordón late, se la quitamos. Por eso es una decisión importante que hay que tomar con todos los datos.
El cuerpo no gasta energías en vano. La placenta es el órgano que ha alimentado al bebé durante nueve meses y tiene, una vez nacido, una última función, mandar al cuerpo del recién nacido oxígeno mientras se aclimata el nuevo mundo, sosteniéndolo bien oxigenado mientras va comenzando a respirar poco a poco.
Además, en esa sangre van nutrientes y un enorme aporte de hierro, que, privando al niño de ello, lo dejará con menos reservas para esos primeros días de vida y sobre todo, con menos hierro en sangre, abocándolo a la posibilidad de padecer anemia durante la lactancia.
Al cortar el cordón privamos al bebé de elementos muy importantes para él en ese momento de su vida, elementos que necesita, no que puede llegar a necesitar en un hipotético caso futuro. Hablo de donaciones para bancos públicos y para el uso personal para el autotrasplante, algo que sigue siendo una promesa.
Las consecuencias del pinzamiento y corte del cordón
Pese a que en algunos casos la sangre del cordón puede ser necesaria, extender esta práctica me parece médica y éticamente muy discutible. Hoy por hoy hay cada vez más centros y profesionales que son conscientes de la importancia de dejar latir el cordón hasta que se pare para asegurar que toda la sangre llega al niño.
Pero también los padres tenemos la responsabilidad de informarnos a fondo sobre las consecuencias reales de la extracción de sangre del cordón para el bebé y podamos decidir de manera responsable ya que la ley no protege al niño al no considerar esa sangre como parte de su organismo.
Entiendo que hay personas que, gracias a una donación, hoy han podido superar una enfermedad tan grave como un cáncer. Pero también pienso que, si hoy conocemos lo importante que es para la salud de los recién nacidos la sangre de su cordón y que la buena práctica es dejarlo latir hasta que se pare, la responsabilidad debería hacernos evitar que se les prive de ella y exigir que se exploren otros campos de investigación, pues curar a los adultos con la sangre que no reciben los niños no me parece que sea el mejor camino que generalizar.
La sangre del cordón es del bebé
La sangre del cordón es de los bebés, si nadie corta el cordón va a llegar a su cuerpo, que la necesita naturalmente. ¿Debemos, los adultos, privarles de ella ahora que sabemos que es necesaria?
Yo no permitiría que a un recién nacido se le hiciera una extracción de sangre de su cuerpo para curar a nadie y, no dejar que la sangre que va a llegarle en unos minutos lo haga cortando el sistema que ha diseñado la Naturaleza para proveerlo de oxígeno y nutrientes, me parece que no es el mejor camino ni es del todo adecuado en todos los casos.
Hoy sabemos que el cordón debe latir y llevar al niño esa sangre, por eso es importante que los padres tengan toda la información necesaria sobre este tema antes de decidirse a conservar las células del cordón, pues, aunque lo hagan con la mejor intención, quizá el perjuicio real sea mayor que el beneficio hipotético. ¿Os dieron toda esa información cuando os planteasteis donar o guardar sangre del cordón?
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