Hace algo más de una semana se presentó un Estudio sobre el sueño infantil, patrocinado por Dodot y realizado por Diego García Borreguero, presidente de la Sociedad Española del Sueño y director del Instituto de Investigaciones del Sueño, en el que llegaron a conclusiones de lo más extrañas y, a mi parecer, muy alejadas de lo que son los bebés en realidad y, lo más preocupante, muy alejadas de lo que nos define como humanos: la humanidad (de la RAE: f. Benignidad, mansedumbre, afabilidad).
A continuación hablaré un poco de todo ello, pero para que os hagáis una idea, García Borreguero asegura que los bebés de mes y medio tienen que empezar ya a dormirse solos y en el estudio estiman que más del 60% de los niños de 0 a 36 meses tienen problemas para dormir. Con semejantes resultados me entran ganas de abrir una clínica del sueño en el local de debajo de mi casa (el 60% de los niños son muchos) y de tratar de encontrar, que seguro que lo hay, el botón "Off" de los bebés para conseguir que duerman como benditos al mes y medio.
¿El 60% de los niños duermen mal?
El estudio dice que el 60% de los niños de 0 a 36 meses duermen mal, es decir, tienen dificultades para quedarse dormidos y tienen despertares frecuentes. Hablamos de niños recién nacidos y niños de 3 años, que obviamente son muy diferentes y la cifra es un engaño que, además, lleva a engaño. Es lo suficientemente alta como para pensar que el estudio es una exageración, pero lo suficientemente baja como para pensar que "oye, pero el 40% de los niños duermen bien, igual sí que es cierto que los niños tienen un problema a resolver".
¿Qué pasaría si acotáramos la cifra a los lactantes? Pongamos que hablamos de bebés de 0 a 12 meses. Todos los padres, por experiencia propia, sabemos que un bebé de menos de un año se despierta más veces que uno de dos años o dos años y medio. No han dado datos, pero es muy probable que la conclusión, si hablamos de bebés de 0 a 12 meses, sea algo así como "el 80% de los bebés menores de un año tienen problemas para dormir". Estas son, de hecho, las cifras que se suelen manejar para vender métodos del sueño conductistas.
Así que me quedo con lo primero que he dicho: el 60% de los niños son demasiados y las conclusiones no son correctas. No lo son, porque el 80% también son demasiados y lo que está sucediendo es que se está hablando de problema cuando en realidad hablamos de algo normal. Es como si yo ahora me hago experto en el habla, escribo un libro, creo el Instituto del Habla Infantil (IHI) y digo que algo está pasando cuando el 90% de los niños menores de 18 meses no habla fluido, y además añado que es por culpa de sus padres, que no han sido capaces de enseñarles. Ya, estáis pensando que no venderé un libro y que me lloverán collejas, pues eso pienso yo del tema del sueño, que no venderán ni un libro y que nadie les creerá y mira, las collejas me las llevo yo igualmente.
Seguimos jugando a que los bebés tienen un problema
Bien, no me creo que el 60% de los niños menores de 36 meses tengan problemas para dormir, porque si esto es cierto uno se pregunta cómo es posible que nosotros de niños fuéramos capaces de dormir sin estudios, profesionales y libros del sueño. Además, no me lo creo porque, si fuera cierto, los niños seguirían teniendo los mismos problemas al crecer y sin embargo las cifras descienden y descienden hasta que cuando tienen cinco años la gran mayoría duermen como benditos.
A eso se le llama evolución. El sueño es evolutivo y va desde los despertares frecuentes en la infancia temprana que tienen como misión comer y asegurarse de que su cuidador está cerca (supervivencia, si el cuidador se va, el niño puede morir) a la infancia tardía, cuando el niño es más mayor, puede dormir sin comer, es más racional, sabe cuándo hay peligro y cuándo no y tiene dos piernas fuertes para correr en caso de peligro (que no es el caso en nuestro país, pero sí en países con animales salvajes).
Los bebés deben aprender a dormir al mes y medio de vida
Esto es lo que nos comenta García, que al mes y medio de vida el bebé ya tiene que empezar a aprender a dormir. Para ello hay que conseguir que aprendan a estar en la cuna quietos, jugando, tranquilos. Que estén ahí y se duerman solos. Que no se duerman en los brazos de sus padres.
Vale, ahora entiendo cómo podemos llegar al 60% de los niños que duermen mal y a una cifra superior si hablamos de niños más pequeños. Los bebés capaces de quedarse tranquilos, mirando al techo, sin sus padres ni nadie con quien interaccionar, con poca luz, y que acaban cerrando los ojos son una minoría extraña. Algunos lo hacen, no digo que no, pero la mayoría de padres inexpertos lo hemos intentado con nuestros hijos y pronto nos hemos dado cuenta de que eso no pasa en realidad (o hemos pensado que nuestro hijo está "tarao" hasta que al hablar con otros padres hemos confirmado que, o es normal, o hay mucho "tarao").
No se quedan tranquilos en la cuna, no les gusta estar solos, se aburren y lloran, pidiendo brazos. Dicen (él y otros profesionales del sueño) que debemos evitar que se duerman en nuestros brazos porque sino luego, al despertarse, buscarán los mismos brazos que le acunaban para volverse a dormir, y sugieren que les tranquilicemos en la cuna, ya que de no hacerlo llegarán los llantos que piden esos brazos.
Pero no. Los llantos no vienen porque no les damos los brazos a los que hemos acostumbrado. Los llantos vienen porque les queremos acostumbrar a algo para lo que los bebés no han venido preparados: quedarse solos, tranquilos y en silencio en una cuna y dormirse, despertarse en el silencio de la noche y volver a dormirse solos. Imposible. Lloran porque están desasistidos, no porque les hayamos acostumbrado a nada.
Si me dijerais que hablamos de niños mayores vale, pero estamos hablando de bebés que no razonan todavía. No pueden entender que están a salvo porque ni siquiera piensan que están en peligro. Ellos simplemente vienen dotados de un sistema de alarma de serie que dice "si estás solo, ¡ALARM!". Es el raciocinio, es la inteligencia y es la experiencia la que con el tiempo les hace capaces de silenciar la alarma.
El problema no son los bebés, el problema somos los adultos
Así que como son ellos los que tienen que controlar la alarma y como yo no he sido capaz de encontrar el botón "Off", ruego a Dodot, al señor García y a todos los que piensen como él y hablen de los bebés como si de robots se tratara, que piensen un poco en que tanto ellos como nosotros somos humanos, personas, y que lo que falla no son los bebés, sino el ritmo de vida de los adultos.
Dice García que cuando se habla del sueño infantil nadie piensa en los padres (cito de una entrevista en el ABC): "En ninguna parte se habla de la presión que tienen los nuevos padres, de si estos se pueden permitir el lujo de dormir algo menos durante un tiempo... ni de las características del bebé." Y yo le preguntaría si en este estudio, o si en sus palabras, se ha parado a pensar en los bebés, en si pueden permitirse el lujo de pasarse la noche solos, tras haber aprendido, seguro que con llantos, que sus reclamos, cuando hay oscuridad, no van a ser atendidos.
¿Qué pasaría si pudiéramos acostarnos todos a las diez y levantarnos también a las diez? ¿O a las nueve de la noche y las nueve de la mañana? Es un horario ficticio que me he inventado, pero imaginad que a las diez nos fuéramos todos a la cama, madre, padre y bebé, y que durante la noche el bebé hiciera eso que hacen todos, despertarse con un quejidito, pedir el pecho de la madre, o bien unos brazos que le acunen un rato hasta que vuelva a conciliar el sueño. Pasaría que los padres nos levantaríamos varias veces para atenderle pero, en la suma total de la noche, llegaríamos a dormir seis horas las peores noches y ocho o nueve las mejores. No está mal, ¿eh?
Pues eso, la culpa no es de los niños, la culpa es nuestra que hemos creado un mundo en el que los bebés con sus horarios no tienen cabida. La culpa es nuestra porque en vez de crear un sistema que diga "baja maternal y paternal x semanas y entras a trabajar más tarde hasta los 12 meses" llamamos conciliación laboral y familiar a que venga alguien a despertar a tus hijos, les vista y les lleve a la guardería.
Así que no. Los niños no tienen ni deben tener botón de apagado y no, los niños no tienen que aprender a dormir al mes y medio porque a nosotros nos vaya genial. Pues claro que nos iría genial que así fuera. No llevaría yo y mi mujer ocho años durmiendo mal, fruto de los tres hijos que tenemos, pero mira, seremos así de humanos, que no les dejamos llorar y preferimos darnos el lujo de dormir mal y menos para que ellos duerman más y mejor, conscientes de que no están solos en el mundo, ni de día, ni de noche.
Vía | ABC En Bebés y más | Si entendemos que los bebés nos necesitan de día, ¿por qué no entendemos que nos necesitan de noche?, Melamil con melatonina: hormonando a los niños para que duerman, Los bebés que duermen con sus padres son amamantados durante más tiempo, dice un nuevo estudio