Ayer publicamos la primera parte de esta entrevista a la bióloga María Berrozpe, investigadora y coautora del trabajo “El debate científico sobre la realidad del sueño infantil”. Vamos a continuar hoy hablando con ella y abordaremos temas como la fiabilidad de los estudios que se realizan sobre este tema o la realidad de las características del sueño de los niños, fijándonos en las causas por las que se recomiendan métodos conductistas para que se duerman solos y, finalmente, escuchando los consejos que ella ofrece a los padres.
¿Los estudios sobre sueño, son siempre creíbles o están influenciados por intereses económicos?
Desgraciadamente no todas las investigaciones sobre sueño infantil son tan independientes como deberían ser.
El mundo del sueño infantil se ha convertido en un suculento pastel donde los productos de cosmética, los accesorios para las cunas y los alimentos que “mejoran el sueño” o “hacen dormir mejor a los niños” junto con toda la literatura dirigida a enseñar a los padres métodos milagrosos con los que conseguirá que su hijo duerma toda la noche de un tirón (o sea, sin molestarle) están dando importantes beneficios económicos e incluso financiando investigaciones dirigidas a validar una y otra vez la noción de sueño saludable que interesa más económicamente.
Yo, incluso otras veces, percibo que este tipo de estudios están muy influenciados por la ideología o las creencias, por motivos culturales o personales, y eso hace que ya se tengan errores en su planteamiento más que esos intereses espúreos de los que hablamos, ¿que opinas?
De todas formas uiero creer que todos los autores que publican en este campo están honestamente convencidos de sus principios, sean los que sean.
Lo que ocurre es que por motivos históricos, algo que explica estupendamente el profesor James McKenna en una revisión publicada en el año 2007 (McKenna et at 2007), la noción de sueño saludable de la pediatría del sueño occidental quedó irremediablemente adulterada en el momento en que al nacer la investigación sobre el sueño infantil a principios del siglo XX, el objeto de estudio fue el niño que dormía en solitario y era alimentado mayoritariamente con biberón.
Esto sentó ya unas bases erróneas que muchos profesionales intentan desmontar desde la misma pediatría y desde otras disciplinas, como la etnología, la etología, la antropología o la neurología. Pero las viejas ideas tienen mucha inercia y muchos autores no parecen capaces de ver más allá de lo que sus predecesores establecieron, y salir del viejo paradigma.
Los métodos conductistas que enseñan a dormir, ¿son necesarios?
En las sociedades que respetan la necesidad de contacto del bebé con su madre durante la noche, prácticamente no se informa ni de insomnio infantil ni problemas del sueño.
Así que si todos estuviéramos dispuestos a dar a nuestros bebés lo que necesitan, no, estas técnicas no serían necesarias.
Ahora bien, vivimos en la sociedad que vivimos y el sueño en solitario es la única opción aceptable para muchas familias. Supongo que, en este caso, como estamos intentando instaurar un comportamiento alejado del instinto primal de nuestros hijos, hará falta “enseñarles” a dormir así. Pero hay maneras y maneras.
¿A qué te refieres concretamente?
Nosotras consideramos que las técnicas que requieren ignorar sistemáticamente el llanto del bebe o niño simplemente no son aceptables. Estas son principalmente todas las basadas en el crying it out entre las que se encuentran los famosos métodos de Ferber y Estivill.
¿La ciencia ha demostrado que funcionan y que son beneficiosos esos métodos?
Ciertamente, sí, han demostrado científicamente que enseñan a dormir a los niños un número x de horas sin molestar ni reclamar a sus padres (Sadeh, 2005), pero muchos profesionales están llamando la atención sobre la posibilidad de que tengan efectos perjudiciales a corto plazo y largo plazo, dado el estrés al que se somete al niño (Blunden et al, 2011, Waynforth, 2007).
De hecho ya están apareciendo trabajos que demuestran estos efectos (Middlemiss et al, 2012, Tollenaar et al 2012). Y en el futuro aparecerán muchos más porque estas investigaciones son relativamente recientes en comparación con el grueso de las investigaciones sobre el sueño infantil que, como ya hemos comentado, se fundamenta en unas bases equivocadas al tomar como objeto de estudio principal el bebé durmiendo en solitario.
¿Cómo se enfoca ahora el trabajo de los profesionales de la pediatría del sueño infantil?
Afortunadamente un grupo cada vez más numeroso de profesionales han cambiado el objetivo tradicional, que era conseguir el sueño en solitario y el autoconsuelo a cualquier precio, por el de conseguir una bondad de ajuste entre el niño, sus capacidades biológicas intrínsecas y sus necesidades y las exigencias de su entorno, esto es, las exigencias de sus padres (Jenni & O´Connors, 2005).
Incluso dentro del grupo de los más fervientes defensores del sueño en solitario las técnicas basadas en el crying it out están perdiendo rápidamente defensores, y los autores se esfuerzan por encontrar alternativas mucho más respetuosas que “convenzan” a los niños para dormir solos pero sin hacerles sufrir, como el método propuesto por la doctora Blundel (Blunden, 2011) o el Huggy-Puppy de Sadeh (Sadeh et al, 2008). Incluso el método llamado camping out, también de Sadeh, puede considerarse como un colecho muy controlado que se va retirando gradualmente, muy diferente a dejar a un niño llorando sólo en una habitación el tiempo que sea.
¿Cómo han dormido tus hijos?
Con el primero intentamos el sueño en solitario. Él tuvo su capazo, luego su cuna en su habitación y por último su cama en su habitación. Ha sido el único de los tres que ha sufrido terrores nocturnos y se despertaba varias veces por la noche durante años. Por suerte nunca se me ocurrió dejarle llorar, pero para mí ha sido agotador.
Con el segundo seguimos con el capazo y la cuna, pero esta última ya en nuestra habitación. En todo momento los dos han tenido libertad para venir a nuestra cama y eso es lo que ha ocurrido siempre la gran mayoría de las noches.
Con el tercero cambiamos definitivamente el chip: la cuna la convertimos en un sidecar de la cama(el capazo pasó a ser un contenedor de objetos varios). He de reconocer que el que menos me ha impedido dormir ha sido el tercero. Creo que todavía no se ha despertado llorando por la noche, excepto un dolor de oídos ocasional. Por supuesto se ha despertado mucho, como todos los bebés, pero al tenerlo cerca y darle el pecho sin moverme yo casi ni me despertaba.
Después de haberme pasado los tres años anteriores haciendo excursiones nocturnas a la habitación de mi hijo mayor, eso para mí era dormir de maravilla. Actualmente, con poco más de 3 años y medio, mi hijo pequeño duerme de un tirón (sin despertarme, quiero decir). Creo que lo hace ya desde los 3 años. Lo que no quita que alguna noche, ocasionalmente, todavía me busque la teta y es posible que lo haga más de lo que yo registro.
Como el año pasado nos cambiamos de casa, y visto el sueño maravilloso del pequeño que siempre ha colechado y las continuas excursiones de los mayores a nuestra cama, decidimos construirnos una fabulosa cama familiar en la que actualmente dormimos todos. Y los niños duermen de maravilla.
El mayor ya nunca más ha tenido terrores, el mediano es un dormilón profesional y el pequeño es que ni se le nota ni se le oye. Cuando viene a dormir algún amigo del mayor (tiene 7 años) se va con él sin problemas a la habitación de las literas y cuando va a dormir a casa de su amigo va muy feliz y duerme de maravilla. Por la experiencia de otras familias colechadoras sé que a partir de los 10 años más o menos salen definitivamente del lecho familiar buscando la intimidad en sus propias habitaciones, así que no me da miedo pensar en eso de que irán a la universidad y seguirán durmiendo con nosotros, porque sé que no va a pasar.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir a los padres que te lean?
Que si todo les va bien, son felices y todos duermen de maravilla, estupendo, no necesitan saber nada más. Pero si tienen problemas, están agotados, no duermen bien o se cuestionan la manera en que hacen o han hecho las cosas, que se informen muy bien, que lean, que no se queden en la superficie de la información más popular que sale de los grandes medios de comunicación de masas, y que vayan más allá, que se sumerjan en las publicaciones de los más diversos autores con la mente abierta a la posibilidad de acabar pensando exactamente lo contrario de lo que pensaban al inicio.
Siento decirles que, dada la gran cantidad de información que inunda los medios de comunicación, la literatura para padres y el mundo de internet, no es un trabajo fácil. Precisamente con nuestro proyecto queremos facilitarles esta tarea, poniendo a su alcance las obras originales de los principales autores de la literatura científica de las diferentes tendencias. Lean esta revisión y luego, con toda la información en la mano, decidan.
En lo relacionado con el sueño infantil, como todo lo que incumbe al mundo de la crianza, no hay soluciones mágicas.
Cada familia tiene que encontrar su propio camino, y si lo busca basándose en información independiente y rigurosa, con la mente abierta y dispuesta a encontrar soluciones, tal vez no convencionales, pero siempre bien fundamentadas en el amor que sienten por sus hijos, estas soluciones llegarán y serán buenas para todos.
Le agradecemos a María Berrozpe esta entrevista que ha concedido a Bebés y más y os animamos a leer su página, donde podéis, además, encontrar las referencias a todos los estudios científicos que han analizado.
Más información | Sueño infantil
En Bebés y más | El debate científico sobre la realidad del sueño infantil, ¿Quieres saber todo lo que hay que saber sobre el sueño infantil?, Antes de aplicar el Estivill