"Debemos bajar a nuestros padres del pedestal". Entrevista al psicólogo Ramón Soler

"Debemos bajar a nuestros padres del pedestal". Entrevista al psicólogo Ramón Soler
20 comentarios

Publicábamos ayer la primera entrega de la entrevista que ha realizado Bebés y más al psicólogo Ramón Soler, en la que nos adelantaba una explicación sobre la manera en la que los padres reproducimos la crianza que recibimos, incluyendo azotes, insultos o gritos. Queremos seguir profundizando en esa línea en esta segunda parte.

La mayoría de los padres aman con locura a sus hijos y hacen lo que creen mejor para ellos, pero eso a veces implica que comenten errores y que les hacen daño física o emocionalmente. La mayor barrera es entender, explicarnos y superar que quizá nuestros padres, si nos pegaron o usaron los castigos o amenazas, se equivocaron aunque nos amasen. Y si repetimos sus errores, sin duda, repetiremos el daño que nos hicieron a nosotros.

¿Cómo podemos asimilar que el que nos pegaran no estuvo bien sin por ello negar el amor que nos tenían nuestros padres?

Es una cuestión muy controvertida que debemos resolver si pretendemos ser adultos libres y emocionalmente sanos.

Parece difícil de entender que los mismos padres que nos pegan, nos digan a continuación que nos quieren. Para el niño supone una tremenda contradicción: por un lado, la intuición le dice que el amor no puede ir asociado a los golpes, pero los hechos le demuestran que, los que dicen quererle, le pegan.

¿Y como hacemos para interiorizar lo sucedido y darle cierto sentido?

A medida que crecemos, elaboramos complicadas teorías para tratar de armonizar estos conceptos, al fin y al cabo, siempre nos han dicho que los padres quieren a sus hijos. Pero nuestro yo más profundo sabe que algo no está bien, por eso nos sigue resultando chocante.

Lo entiendo, Ramón, pero no se como podemos entender este conflicto y superarlo.

Resolver esta paradoja es una parte primordial de cualquier terapia que realmente se interese por profundizar en las raíces de los problemas emocionales que sufrimos los adultos.

Explícame que hace el niño para sobrevivir al maltrato.

De pequeños tuvimos que adaptarnos y someternos, pero debemos poder quitarnos la venda que nos pusimos en la infancia para poder sobrevivir entre tanta contradicción y poner las cosas en su sitio, bajar a nuestros padres del pedestal donde los pusimos y verlos como personas de carne y hueso, entendiendo que no son perfectos y que tienen defectos.

¿Es bueno para nuestra salud emocional entender que nuestros padres se equivocaron?

Claro. Sólo entonces podremos preguntarnos si de verdad aquello era amor o eran maneras de moldear al hijo a su imagen y semejanza, siguiendo la misma educación restrictiva que ellos recibieron, sin ser capaces de cuestionarse nada.

¿Qué quieres decir con “moldear a su hijo a su imagen”?

Muchos padres utilizan a sus hijos para vivir a través de ellos la vida que ellos mismos no pudieron vivir. Y, para conseguirlo, recurren a todos los medios a su alcance, incluidos los cachetes, si el niño se desvía demasiado del camino que ellos le han organizado.

¿Qué pasa cuando repetimos lo que nos hicieron y damos el primer azote?

Yo creo que, cuando un padre o madre le da el primer azote a su hijo, algo debe sacudirse en su interior que le haga replantearse lo que ha hecho. Ese es el momento clave en el que los adultos pueden decidir cambiar su vida y la de sus hijos.

Afortunadamente, algunos se dan cuenta y deciden abandonar esa actitud, mientras que otros pasan por alto este momento de duda y siguen transmitiendo la misma violencia que recibieron.

¿ Quieres decir que nos amaron nuestros padres aunque nos pegaran o hicieran daño emocionalmente?

Podremos decir, a lo sumo, que nos amaron a su manera, pero que esa manera de amar no es amor. El amor conlleva respeto y pegar no es respetar.

Por amor, uno es capaz de modificar sus convicciones erróneas. Si no fueron capaces de cuestionarse el sistema educativo que sufrieron por parte de sus propios padres, debemos cuestionarnos hasta qué punto el amor que decían sentir por nosotros era sincero.

Y para terminar con este tema tan conflictivo, me gustaría dejarte con lo que pensaba Alice Miller sobre este tema: “El amor y la automitificación se excluyen mutuamente(...) El verdadero amor soporta la verdad.”

Entonces, te pregunto ¿sirve de algo pegarle a un niño?

Si lo que deseamos al pegarle es que deje de hacer algo, lo único que conseguiremos es que tenga miedo de nuestra reacción y busque la manera de seguir haciendo lo mismo, pero sin que nos enteremos.

A la larga, el niño perderá la confianza en sus padres y, con cada cachete, la comunicación con ellos se irá deteriorando. También es muy posible que deje de expresar sus emociones si percibe que no son bien recibidas y los psicólogos conocemos muy bien las dramáticas consecuencias, emocionales y físicas, de reprimir las emociones.

¿Aprenderá el niño que pegar y usar la violencia es aceptable si le pegamos?

Si. si a todo lo anterior le añadimos que el niño aprenderá que la manera de resolver los conflictos es a través de la violencia, podemos concluir que no sirve de nada pegarle a un niño.

Cuando se habla de pegarle a un niño, si no es una paliza, se suele minimizar el problema, pero lo mismo resultaría intolerable si hablamos de pegarle a otro adulto, y especialmente, ahora que la sociedad se está concienciado sobre el maltrato de género, a una mujer. ¿Tu crees que es diferente pegarle a un niño que pegarle a una mujer?

Los que pegan a sus hijos se indignan mucho cuando alguien les plantea la cuestión de si no están tratando a sus hijos igual que los maltratadores que pegan a sus mujeres cuando, en realidad, utilizan excusas muy parecidas para justificarse: “no me hace caso, no cumple con sus obligaciones, me ha respondido mal, ha contestado mal a mi madre…”.

Ellos aducen que, dado que la mujer es adulta y está “educada”, no hace falta corregirla, mientras que los niños son poco menos que animales salvajes y necesitan una guía para adaptarse a la sociedad, lo cual me parece una tremenda barbaridad.

En estas últimas décadas hemos avanzado mucho en la defensa de los derechos de la mujer y, aún así, se producen muertes casi todas las semanas.

Si, hay un gran rechazo al maltrato a la mujer, pero no es igual cuando hablamos de las mismas amenazas, gritos o golpes a los niños. ¿No es más grave incluso pegarle a un niño indefenso?

Pensemos en lo que sucede con los niños que son más pequeños, más indefensos y que no pueden coger las maletas e irse de casa: las consecuencias para la salud emocional son catastróficas.

Además, los niños agredidos o violentados por su entorno, se enfrentan a la permisividad social que existe frente a la violencia ejercida contra ellos. Todos conocemos casos de personas que se interponen a un agresor cuando está maltratando a una mujer, pero ¿cuántas personas se indignan cuando ven a un padre pegar o agredir verbalmente a su hijo? No muchas ¿verdad?

No, no muchas. Ninguna o casi ninguna. Yo misma he temido intervenir y cuando lo he hecho, me he quedado insegura sobre las consecuencias para el niño.

Según yo lo veo, todo tipo de violencia es reprobable. Tanto pegar a una mujer, como a un niño es una forma de abuso de poder físico y psicológico abominable.

La cuestión es que, para acabar con el ciclo de terror: violencia en la infancia, adultos agresivos que pegan o adultos sumisos que se dejan pegar, las campañas en contra de la violencia deberían empezar a centrarse en la infancia.

Paremos la violencia en la infancia y conseguiremos frenar la violencia en la edad adulta.

Pero, Ramón, no todos los padres tienen recursos educativos o emocionales cuando hay un conflicto con el niño, pierden el control o actuan como se hizo con ellos. ¿Qué podemos hacer si se “porta mal” un niño?

Podemos hacer un esfuerzo por entenderlos. Muchas veces pretendemos que los niños sean como adultos en miniatura y nos olvidamos de que el universo de los niños es totalmente distinto al de los adultos.

Quizás lo que esté haciendo el niño le sirva para aprender algo del mundo en el que vive, algo que dejará de aprender si le impedimos jugar a lo que esté jugando. Por ejemplo, un niño está absorto jugando con agua, pasándola de un recipiente a otro. Seguramente, derrame algo de agua por el suelo, pero ¿podemos decir que se está portando mal? Si le impedimos que siga experimentando con el agua bajo la excusa de que tiene que ser un niño bueno, quizás no le dé tiempo a asimilar lo que estaba aprendiendo con su juego.

Debemos tener mucho cuidado con las etiquetas que les ponemos a los niños. Los niños no son ni buenos ni malos, por lo tanto, portarse “bien” ó “mal” es algo que siempre depende del punto de vista del adulto. Si repetimos estas etiquetas, corremos el peligro de que el niño las interiorice y termine adoptando el papel de “niño bueno” o “niño malo”.

Entiendo, pero dime, ¿qué daños emocionales causa en un niño el que los que le tienen que proteger le peguen?

Según compruebo día a día en mi consulta, en primer lugar, crea un desconcierto tremendo y mucha inseguridad. Si los que, supuestamente, deben cuidarme, me tratan así, ¿quién va a ocuparse de mi bienestar? El niño no tiene otros padres, por lo que si quiere sobrevivir, acaba adaptándose a la situación en la que vive. Además, para amoldarse a las exigencias de sus padres, renuncia a su verdadera personalidad, la esconde bajo capas y capas de reglas, órdenes y sumisiones.

Con el tiempo, el niño terminará perdiendo su yo interior y asumiendo que el trato que recibe es lo normal, que lo merece por su forma de ser y que así es el amor.

La tensión que provoca vivir en un ambiente violento, donde en cualquier momento y por cualquier cosa te pueden dar un azote, genera una total indefensión. Esto tendrá un efecto dramático sobre la autoestima del niño, que arrastrará en su vida adulta y le afectará en sus relaciones de amistad y de pareja.

Además, tendrá una mayor tendencia a enfermar, debido que una larga exposición a las hormonas del estrés disminuye la respuesta inmunitaria del cuerpo y le hará más vulnerable ante cualquier ataque contra sus defensas.


Ramón Soler es psicólogo especialista en Hipnosis Clínica y experto en Terapia Regresiva Reconstructiva. Con amplia experiencia como psicólogo, se especializó en el tratamiento del autismo, en la Universidad de Málaga. Desde hace varios años, colabora con la Asociación malagueña SIDI, puntera en el tratamiento del Autismo.

Como experto en psicología infantil, ha desarrollado junto a Elena Mayorga Toledano (licenciada en Filosofía y Letras y escritora experta en literatura infantil) una terapia específicamente dedicada a los problemas psicológicos infantiles denominada Terapia de Guiones Psicoeducativos para niños.

Hasta aqui esta segunda entrega de la entrevista al psicólogo Ramón Soler, en la que nos ha explicado el perjuicio que nuestros padres, si nos pegaban o nos hacían daño emocional, nos causaron y nos ha dado unas primeras claves para entender las consecuencias que tiene repetir ese modelo.

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    • brillante

      Yo os voy a contar un caso, tendrá que ver o no, será la exepción que confirma la regla, pero me gustaría contároslo.

      Mi padre nació, allá por el año 52, sietemesino. Mi abuela apenas tuvo un parto, lo expulsó sin hacer apenas fuerza. Estuvo desde entonces entre algodones literalmente. El médico le dijo a mi abuela que se olvidara de ese niño, que se preocupara de los demás hijos porque éste iba a morir.

      Mi padre era un niño muy travieso, un "bicho" que diríamos ahora. No era malo, no robaba ni era violento ni nada, pero claro, en aquella época, hacer cualquier cosa "mala" pues la recompensa era una paliza por parte de mi abuelo. Le pegó hasta en el carnet de identidad que no tenía. Mi padre creció como la oveja negra de la familia, se fué a la legión.

      A la vista de este caso, mi padre tenía que haber sido una persona que reflejase la actitud que su padre tuvo con él, que además fuera enfermizo y que arrastrase secuelas de por vida.

      Mi padre jamás nos ha pegado, ni nos ha agredido ni nada, alguna riña y muchas caras serias, es un padre muy cariñoso, siempre nos da besos y abrazos y tiene una salud de hierro, a pesar de la diabetes heredada.

      Por lo tanto, yo a mi padre no le bajo del pedestal.

    • interesante

      Yo hace tiempo que bajé a mis padres del pedestal. Y creo que es lo mejor, porque son personas que aciertan y se equivocan. Si sólo vemos sus aciertos, no hay manera de quererlos como son.

      Y sobre las palizas, yo como tales, no he recibido, pero azotes a saco. Era la manera de educar de antes. En la generación de mis padres, sus padres y profesores educaban a golpes. Ahora es todo lo contrario, ni un azotillo en el pañal. Aunque yo esté más que de acuerdo con esta tendencia actual, no me quito la idea de la cabeza de que es una moda que, al igual que la moda de los golpes, tal vez pase para traer otras tendencias.

      Y qué clase de hijos e hijas estamos criando con la moda del "solo diálogo"? No estaremos siendo demasiado blandos y, sin darnos cuenta, les estamos haciendo un daño del cual no nos estamos dando cuenta? Les estamos preparando para vivir en el mundo real o en un mundo en el que los ositos no matan, sino abrazan?

      Soy una madre que se desepera ante algunas actitudes de su hijo, pero que jamás le he pegado ni he sentido la necesidad de hacerlo. No obstante no dejo de preguntarme si estaré haciendo lo correcto.

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    • Avatar de ainara27 Respondiendo a ainara27
      interesante

      Estimada, quizás puedes responder tu propia pregunta analizando si los azotes sirvieron de algo para ti. En mi caso lo cierto es que no sirvieron de nada, ni tampoco los castigos ni menos las reprimendas. Mucho más útiles fueron los cariños y los momentos de diálogo, pero esos momentos dejaron de parecerme agradables debido a la ambigüedad de mi madre (golpe, reprimenda, cariño, reprimenda, cariño, golpe...). Es por ello que prefiero el camino del diálogo y del cariño. Darle golpes a mi hija nos afectaría a ambas, así que ¿para qué hacerlo?

      Por lo demás, no creo que haya que ser dura con los chicos sólo porque el mundo los va a tratar así. Si sales con ellos y les explicas las cosas como son, ¿para que someterlos al mismo estrés que tendrán que enfrentar en el futuro? No tiene lógica. Con cariño les das un bagaje emocional que les permitirá aguantar cualquier cosa allí afuera: con golpes y constantes reprimendas sólo les enseñas que es lo único a lo que pueden aspirar (porque claro, si sus propios padres los tratan mal, ¿por qué el resto del mundo no habría de hacerlo?).

      No sé qué preferirás tú, pero a mí me gustaría criar a un ser que tenga claro que no debe aceptar golpes ni malos tratos de nadie. Por lo mismo ni se me ocurriría golpearla para enseñarle que el mundo allá afuera es duro.

      Saludos.

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    • Avatar de tori.roderic Respondiendo a tori.roderic
      interesante

      "Quizás puedes responder tu propia pregunta analizando si los azotes sirvieron de algo para ti".

      Pues no sabría qué decirte puesto que son parte de mi bagage emocional (parafraseandote con tu permiso). No se si yo sería igual o distinta sin azotes porque sólo tengo una forma de ser.

      De todas maneras, aunque yo haya recibido, ya veis que no siempre se repiten los esquemas, puesto que yo no he azotado nunca a mi peque. No me sale. Pero a veces creo que un bono extra de paciencia no me vendría nada mal.

      Edito para añadir que la persona a la que más he querido en el mundo, mi abuela, me daba algún bofetón y algún pellizco de vez en cuando. Bueno, eso me han dicho, pero yo la verdad es que no lo recuerdo. Tal vez fuera así con mi madre y son sus recuerdos, y luego con sus nietas fuera más dulce.

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      Me volví la mata de la AUTOCRITICA, eso ayuda mucho y por eso no solo baje a mis padres, sino a mis hermanos mayores, tíos entrepitos y abuelos irresponsables. No puede ser que la unica forma de criar a un hijo sea a fuerza de golpes, violencia y maltratos para luego decirles que no van a encontrar mejor amor que el de un padre o una madre. Hasta cuando se va a subestimar la inteligencia de los hijos si los criamos con ejemplos tan contradictorios. Me golpearon, lleve maltratos, vi y recibí mucha violencia, tuve que incluso amenazarlos para que dejaran de golpearnos y por eso me tildaron de mala hija pero no por eso voy a seguir el ejemplo que vi porque no es el único ni el mas válido para ahora repetir en mi hija lo que no fue justo para mi ni para nadie. Además, yo si soy de las que me interpongo y hasta llamo a servicios del menor cuando veo estas cosas tan espantosas y horribles, no me interesa. No será un hijo mío pero es un niño, una persona que merece respeto. Mi hija trajo consigo la posibilidad de volver a crecer y hacer de su infancia lo que no hice en la mía, la amo y se lo expreso con bondad y cariño y sobretodo la respeto porque no la subestimo creyendo que como va a crecer todo lo va a olvidar, como hacen muchos padres irresponsables.

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      Madre mía os leo y me dejáis fría. Mi madre si me ha dado unos cuantos cachetes, recuerdo un bofetón en especial un día que llegue tarde una hora a casa. Y no la justifico, pero ahora que soy madre entiendo porque, lo mal que lo tuvo que pasar durante esa hora y lo mucho que lloro preocupada por mí, entiendo que fue mas su frustración, pero no la voy a tachar de maltratadora, también recuerdo otra vez que me cogió de la coleta y me caí de culo porque ya salía corriendo a cruzar la carretera y no la esperaba, ella tenía a mi hermano pequeño en brazos y me pillo de donde pudo, esta claro que primero me diría que cruzara de la mano y no la aria caso. Pero tanto como paliza, nunca y mira que fui bicho y siempre rebelde, algún pellizco disimulado por hablar más de la cuenta o cosas así, pero ¿Qué hacíais vosotras para que os dieran una paliza?

       

      Yo no estoy de acuerdo con pegar, pero cuando ya le he dicho a la niña 50 veces que no coja upa a su hermana, le explicado de todas las formas posibles que ella no tiene fuerza y la va ha hacer daño, las he separado una en cada punta de la habitación y en un segundo que me he dado la vuelta para coger el teléfono, oigo “pun” guaaaaaaaa¡ media vuelta y la peque llorando la mayor llorando porque al final se le ha caído y no pasa nada porque se cae de 20 cms de altura y es solo el susto. ¿Pero en ese momento que haces? Pues a mí me dieron una ganas enormes de darle un azote en el culo y castigarla de por vida. Pero no lo hice cogí a la peque y consolé a las dos. Está claro que el dialogo no me sirvió de nada. Y todavía si me descuido la tiene cogida. A lo mejor si la hubiera dado el azote, podría amenazarla con darla otro y me haría caso, pero como no pasó nada.

       

       

      Mi abuela ,que también me dio alguna vez con la zapatilla, tiene un dicho “mejor que llores tu un rato que todos nosotros toda la vida”

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    • Avatar de tori.roderic Respondiendo a tori.roderic
      interesante

      Me parece que no entiendes el razonamiento de mi abuela. ¿Que motivos tendría una familia para llorar el resto de su vida? Pues a eso se refiere mi abuela mejor que llores tu un rato porque te he prohibido algo peligroso o te he tenido que dar un cachete para evitar que cruces la carretera corriendo, que llorar la desgracia que te puede pasar de por vida.

      Mi pregunta es clara, ¿qué cosas se pueden hacer para que un padre tenga tanta frustración como para pegar a su hijo una paliza?, no digo que te lo merezcas, pero tienes que tener a tu padre un poco fuera de sus casillas para pegarte una paliza, que no estamos hablando de un cachete correctivo que era el tema si no de palabras mayores, o tu padre es un maltratador real de los que habría que meter en la cárcel o si es un buen hombre has tenido que apurar mucho , mucho sus paciencia para que en vez de un bofetón te de una paliza, o le llamamos paliza a un azote con la zapatilla?

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    • Avatar de zarintia Respondiendo a zarintia
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      Y respecto a mi caso la niña sigue cogiendo a su hermana de 10 meses y espero que al final, por no hacerla llorar a ella ya que con el dialogo no me está haciendo ni caso, no a cabe llorando yo porque le haya hecho demasiado daño a su hermana cuando se la caiga otra vez.

    • Avatar de zarintia Respondiendo a zarintia

      Voy a responderte según mi experiencia: En mi casa, el zapatillazo, o la bofetada estaban a la orden del día...no te diré que me meltrataban, pero si que según ellos, los críos son como los asnos, sólo aprenden a palos...Seguro que se volviera atrás, vería que mi comportamiento era el normal para una niña de 4, 5, 6...el problema es que en mi casa decir "NO" a algo se premiaba con un bofetón...por que "a los padres no se les contesta mal", por que los niños "no saben nada" y hablar es "perder el tiempo". Nadie se paraba a informarse sobre la fase dedesarollo en la que estaba su hijo, por que todo se calificaba como "malcriado, desobediente y tirano".Cada vez que lo que yo creía , no se ajustaba a lo que ellos decían, eso era visto como un descaro, y de regalo...imagínatelo. La pregunta es ¿qué hacía yo para merecerme la bofetada? Posiblemente, solo intentaba crecer...

    • Yo también recibí algún que otro cachete a tiempo (y a destiempo), y crecí pensando que era "lo normal", incluso necesario. De hecho, todos mis amigos cobraban con cierta frecuencia, y mis padres no eran ni mucho menos los más "pegones". Sin embargo, al convertirme en madre puse en tela de juicio todos los razonamientos que había oído de parte de los defensores del "cachete educativo" (oxímoron donde los haya). Volví a recordar los azotes y bofetadas que recibí de mis padres: curiosamente, no recuerdo qué había hecho para merecérmelos, lo único que permanece invariable en mi memoria es el dolor y la humillación, el sentirme menos que nadie, la escalada de agresividad verbal que precedía el desenlace, el sabor de mis propias lágrimas cuando lloraba sola en mi cuarto sin que nadie me consolara, porque "me lo tenía merecido" y "era teatro". No quiero que mis hijos lleguen a sentirse así JAMÁS, no quiero que me odien, ni siquiera por un momento, no quiero convertirme en una maltratadora, por mucho que se trate de un maltrato socialmente aceptable. Nunca he pegado a mis hijos y nunca lo haré. Evidentemente soy humana, a veces pierdo la paciencia y levanto la voz, cometo errores como todo el mundo y me arrepiento de muchas cosas. Pero por lo menos me considero coherente, pienso que para educar en el respeto es necesario ante todo respetar, y eso difícilmente se consigue con tortas de por medio. Educar sin golpes ES POSIBLE. Es muy difícil en ocasiones, cuando se trata de un patrón aprendido, pero no ver odio, rencor o miedo en sus ojos es una recompensa que no tiene precio.

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    • Avatar de kim74 Respondiendo a kim74

      ¿Escribi yo este comentario? ;) Hace tiempo que baje a mis padres del pedestal. Recuerdo que una vez mi mama (tambien victima de un padre "pegador"), despues de que mi papa se desquito tu ira conmigo, me dijo: Hija a mi me pegaban mas fuerte y no me quejaba tanto... y yo le respondi: no es el dolor del golpe, es la humillacion. Me dio pena por ella que en ese momento dejo de ser la "profesional" que era, a ser una victima mas de una familia agresiva. Habiendo tenido los conocimientos que tenia (Era asistente social, ja) no pudo ponerlos en practica en su propia vida y lo que es peor en la vida de sus hijas. Me jure a mi misma nunca repetirlo con mis hijos. Y lucho con ese "bagaje conductual" con el que fui criada, todos los dias de mi vida. Hago terapia, busco un camino espiritual, leo, investigo, hablo, comento, todo lo que este a mi alcance para no repetirlo.

      Pero me motiva saber que ES POSIBLE.

    • Avatar de kim74 Respondiendo a kim74

      Me has puesto la piel de gallina y tengo lágrimas en los ojos, porque parace que leyeras mi diario.. A mi, de hecho, me critican constantemente en mi familia, por que no he dejado llorar a mis hijos, han tenido brazos siempre que han querido, y no he tenido problema para dormir con ellos...no pego, intento no gritar y creo que los castigos solo traen peor conducta...

    • Os agradezco a todos enormemente vuestras aportaciones, tan sinceras y emotivas. Me ha impresionado leeros. Es importante que os atrevais a contar estas vivencias, pues seguro que sirven de inspiración a otros padres que desean aprender a educar a sus hijos sin azotes. Y Calista, tu padre maravilloso supo superar el maltrato de su infancia y te honra el reconocer su labor heroica, pues realmente lo es. Ojalá muchos niños puedan disfrutar, como tu, de padres que han roto el círculo de la violencia. Un abrazo.

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    • Avatar de mireia.long.1 Respondiendo a Mireia Long
      interesante

      Se pueden pasar de los golpes, que no es poco, pero ¿se puede pasar completamente de la violencia? ¿Cómo enseñas a una criatura de 2 años que aún habla muy pocas palabras, que no entiende bien lo que le dices, que si se suelta de tu mano cerca de una carretera, un coche lo puede aplastar? Aquí no hay diálogo posible, tampoco azotes... pero entonces ¿cómo?

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    • Avatar de ainara27 Respondiendo a ainara27
      interesante

      Si solo es ella le coges en brazos y si tienes otra pequeña como yo que vas con el carro, la cojo de la mano tan fuerte que no puede soltarse, porque no sé porque estaña razón se empeña en que es mayor y puede cruzar sola, así que llorando todos los pasos de peatones cuando se le cruza el cable, porque yo aprieto para que no se suelte y ella tira para soltarse. Que algunos deben de tener unos hijos de lo mas dócil y les parce todo muy fácil. Y mira que la mía es muy buena, pero de vez en cuando le sale la vena rebelde y tela. Que yo lo prefiero que tenga su carácter, que nunca me han gustado esos niños dóciles que parecen que no son de verdad, adultos pequeñitos. Pero hay veces que me da unos sustos.

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    • Avatar de zarintia Respondiendo a zarintia

      De acuerdo contigo, lo de la carretera es un tema complicado. Yo ya he tenido unos cuantos sustos.

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    • Avatar de diminuka Respondiendo a diminuka

      Yo la agarro fuerte y sé que la hago algo de daño, pero no tengo tiempo de estar en cada paso de peatones dialogando y negociando que cruce de la mano tranquilamente, sobre todo porque si a la niña se le mete en la cabeza lo de que ya es mayor para cruzar sola, que normalmente es porque está viendo a algún niño como ella cruzar suelto o con la bici o cosas así, no hay quien la baje del carro y que quieres que te diga que me tachen de mala si quieren pero no voy a permitir que la pille un coche por no herir su amor propio o hacerle un poco de daño en la mano.

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    • Avatar de zarintia Respondiendo a zarintia

      Ufff!!! Menos mal que leo estas cosas!!! Creía que era la única que se ponía algo "violenta" cuando su hijo se sienta en el medio de la carretera, imitando a los del 15M.

      Menos mal!!! Qué alivio!!!

    • Avatar de ainara27 Respondiendo a ainara27

      ¿Tomándolo en tus brazos y evitando que esté solo cerca de una carretera? A mí me suena viable.

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