¿De verdad los pechos se comen a sí mismos tras la lactancia (y esto influye en el cáncer de mama)?
Lactancia

¿De verdad los pechos se comen a sí mismos tras la lactancia (y esto influye en el cáncer de mama)?

Se acaba de iniciar en España la celebración de la Semana Europea de la Lactancia Materna, y ayer mismo se empezó a compartir por las redes un artículo del Huffington Post que parece decir que amamantar aumenta el riesgo de cáncer de mama.

Un titular que realiza una afirmación que de momento no es tal (la asociación entre cáncer de mama y lactancia) y una mala traducción dentro del texto está llevando a crear incertidumbre en las madres que dan el pecho y en las que están valorando si amamantar o no a sus bebés. Incluso está dando alas a aquellos familiares que presionan a las mujeres a dejar el pecho porque consideran que sus hijos ya son mayores: "Déjalo ya, María... el niño es muy mayor y además acabo de leer que tienes más riesgo de cáncer de mama".

Para tratar de quitar un poco de miedo y ver cuál es la realidad sobre el estudio mencionado respondemos hoy a esta pregunta: ¿De verdad los pechos se comen a sí mismos tras la lactancia (y esto influye en el cáncer de mama)?

Datos del estudio

El estudio en cuestión fue publicado el mes pasado en la revista Developmental Cell, y de él tenemos el resumen (más que suficiente) y las declaraciones de una de las investigadoras. En el resumen no se habla en ningún momento de cáncer. De hecho, la investigación no está valorando en ningún momento el riesgo de cáncer de mama como para decir que con la lactancia el riesgo es mayor o menor, sino que está intentando comprender cómo funciona una proteína que está relacionada con el cáncer y que está asociada a funciones relativas al embarazo y la lactancia.

Con la investigación han conseguido explicar por qué cuando una mujer deja de amamantar la involución lógica de las estructuras del pecho no producen inflamación, malestar ni dolor, que es lo que se supone que debería suceder cuando algunas células eliminan rápidamente zonas físicas del mismo cuerpo.

¿Los pechos se comen a sí mismos tras la lactancia?

Es una manera un poco agresiva de decirlo, pero podría resumirse que sí, que cuando finaliza la lactancia se eliminan zonas de las glándulas mamarias de una manera rápida, pero no porque sea algo negativo, sino todo lo contrario, para evitar que afecten de alguna manera el pecho y la mujer pueda volver a amamantar sin problemas en caso de un nuevo embarazo.

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Lo que sucede al finalizar la lactancia es que en el pecho quedan "muriendo" todas las estructuras que se habían creado durante el embarazo para producir leche y alimentar al bebé. Las estructuras y la leche que el bebé o niño ya no extrae.

Si el cuerpo no reaccionara contra todos estos sobrantes, que van quedando sin función ni vida, el riesgo para la salud de la mujer sería evidente, así que actúa rápidamente para eliminarlos.

Lo que se sabía hasta la fecha es que las células capaces de fagocitar (engullir, tragar, comer) lo que ya no hace falta en el cuerpo, producen inflamación. A más células muertas, más inflamación, a más inflamación, más daños, a más daños, menor probabilidad de una siguiente lactancia y más riesgo de cáncer.

Pues bien, aquí radica el gran descubrimiento de la investigación: han visto que en el pecho de las mujeres hay una proteína llamada Rac1 que tiene la función de ayudar en el embarazo a crear el tejido mamario y a secretar la leche durante la lactancia, que en el momento en que se deja de amamantar cambia de función y es capaz de eliminar las estructuras que creó, evitando que esa función quede en manos de los fagocitos del sistema inmunitario, evitando así una reacción inflamatoria que podría ser muy peligrosa, tanto, que podría poner en jaque una siguiente lactancia (y aumentar el riesgo de cáncer).

Lo explico de otro modo: en una ciudad hay decenas de locales para fiestas. Hay una empresa que organiza fiestas y lo hace de maravilla, y una empresa que se encarga de recoger todo después de la fiesta. Estos también lo hacen muy bien, pero a veces, cuando tienen demasiado trabajo, intentan hacerlo tan rápido que aunque intentan dejarlo limpio, destrozan muchas cosas.

Sin embargo, hay un local en el que siempre se hacen unas fiestas descomunales, pero luego el recinto queda estupendo. Mucha gente se pregunta cómo es posible que esa empresa trabaje tan bien y rápido en ese local, cuando lo hace tan mal en otros si el trabajo es mucho. Pues se ha descubierto que lo que sucede en ese local es que cuando la empresa de limpieza aparece por la puerta, los organizadores de la fiesta apenas les deja pasar... son ellos mismos, los que la organizan, los que se encargan de recoger rápidamente para que, cuando llegue la empresa de limpieza, esté el trabajo muy avanzado y entonces puedan hacer su función sin provocar daños.

La lactancia es una fiesta que deja muchos restos, así que las mismas proteínas que preparan al pecho para la lactancia, se encargan de recogerlo todo para que cuando lleguen los fagocitos, que son muy exagerados haciendo su trabajo, haya los menos daños posibles.

La doctora Nasreen Akhtar, del Departamento de Oncología y Metabolismo de la Universidad de Sheffield, autora del estudio, lo explica así en Medicine Online:

Al hacer el trabajo ellos mismos, los epitelios de la mama limitan tanto el número como el tiempo de infiltración de los fagocitos inmunes, lo que evita que el tejido se dañe (...) Sin Rac1, las células muertas y las inundaciones de leche de los conductos mamarios interconectados provocan que se hinchen y se desencadene la inflamación crónica. Entonces, los conductos hinchados fallan en la regeneración y producción de leche en un embarazo futuro.

Pero por suerte, las mujeres sí tienen Rac1, y por eso no hay inflamación y las mujeres pueden dar el pecho tras cada embarazo.

¿Qué tiene que ver el cáncer en todo esto?

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El Rac1 es una proteína que forma parte de las células epiteliales. El 90% de los cánceres provienen de las células epiteliales, así que interesa mucho comprender cómo funcionan. Este estudio es un gran avance porque gracias a él saben que se pueden construir y eliminar a sí mismas. Y cuanto más se sepa sobre ellas, más cerca se estará de encontrar la razón por la que, en algún momento fallan y se desarrolla un cáncer. Una vez se conozca la razón, estarán más cerca de hallar una solución.

Akhtar lo explica así:

Rac1 está sobreexpresada en varios tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de mama, así como los inhibidores de Rac1, que actualmente están siendo considerados como terapias contra el cáncer.

Por alguna razón que desconocen, el Rac1 empieza a funcionar mal y provoca un tumor. Por eso se están usando bloqueadores del Rac1 como terapia contra esos tumores, para frenar esa actividad anormal.

De nuevo en palabras de Akhtar:

Hasta ahora prácticamente no se entendía nada acerca de qué hace Rac1 en el tejido sano y nuestro estudio muestra que, en el pecho, una de sus funciones principales es prevenir respuestas inflamatorias nocivas. Sin Rac1 estas respuestas se intensifican y prolongan dentro de los tejidos. Dado que la inflamación mantenida está vinculada a la progresión del cáncer, los resultados muestran que eliminar o disminuir el Rac1 podría no ser una buena idea.

Es decir, gracias al estudio ya saben qué hace Rac1 en las células sanas, algo que previene el cáncer porque disminuye la respuesta inflamatoria; ahora les falta saber por qué en ocasiones actúa en contra del cuerpo, provocando cáncer.

Una mala traducción

La revista NewsCientist habló de este estudio el pasado 29 de septiembre, y al finalizar su artículo leemos:

Los hallazgos podrían tener consecuencias para entender el desarrollo y progresión del cáncer de pecho. A pesar de que la prolongación de la lactancia reduce el riesgo general de cáncer, las mujeres tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer en los primeros 5 a 10 años después del embarazo, y suelen ser más agresivos. Una teoría es que la inflamación durante el periodo de remodelación tras la lactancia podría aumentar el riesgo de cáncer.

Una teoría. Una teoría que no está explicada en el estudio. Un estudio que no dice nada sobre probabilidad. Una teoría sobre una inflamación que en el estudio se explica que apenas sucede, porque el Rac1 la evita.

Este párrafo dice que después del embarazo (5 a 10 años) hay un riesgo mayor de cáncer de mama, y de que sea agresivo. Y dice que amamantar disminuye ese riesgo, como ya sabíamos. La última frase no es más que una manera de intentar explicar por qué se produce el cáncer de mama, y hablan de la remodelación tras la lactancia. Pero estas no parecen ser palabras de los investigadores, porque la remodelación sucede después de la lactancia, pero también después del embarazo si la mujer no amamanta (¿o acaso no crecen los pechos en volumen y estructuras para prepararlos para la lactancia?).

Si una mujer tras el parto no da el pecho, las estructuras creadas mueren y deben ser removidas también cuanto antes para evitar la inflamación (y el mayor riesgo de cáncer), cosa que de nuevo la realiza el Rac1; el mismo que pasados unos años puede provocar un cáncer sin saberse aún por qué.

¿Que por qué digo una mala traducción? Pues porque en el Huffington Post ese párrafo se tradujo así:

Las mujeres presentan un riesgo elevado de sufrir cáncer de mama agresivo entre los cinco y los diez años posteriores a la lactancia, y la teoría hasta ahora ha sido que el proceso posterior a la lactancia podría alimentar el crecimiento del cáncer.

Donde unos dicen embarazo, otros dicen lactancia. La información es diferente y el susto que se llevan las mujeres también.

Fotos | iStock
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