Hace unos meses os contamos la historia de una agente de policía que amamantó a un bebé que encontró abandonado y que se hizo famosa en el mundo entero por la ternura de su acto. Ahora ha vuelto suceder, en Argentina, y el gesto nos vuelve a parecer tan hermoso que hemos querido compartirlo, junto con la (extraña) historia que lo acompaña.
Sucedió en la comisaría de Tunuyán, Argentina, donde un hombre acudió con su bebé en brazos, desesperado porque no dejaba de llorar. Según leemos en Ideal, el hombre decidió entrar a la comisaría para pedir ayuda porque el bebé lloraba mucho y no sabía qué hacer para calmarle.
En ese momento entró en acción Silvina Rojas, la oficial de policía que fue madre de un niño hacía poco, y que decidió hacer lo mismo que hace en cuanto puede por su bebé: cogerlo, mecerlo y ofrecerle el pecho.
Y el bebé no dudó en mamar, como veis en la foto: "El bebé tenía hambre, así que había que alimentarlo. Después mis compañeros y yo le compramos pañales y unas ropitas”, dijo Silvina.
¿Y la mamá del bebé?
Buena pregunta. Al parecer, la madre, de 15 años de edad, discutió por algún tema relacionado con el bebé con el padre y el abuelo de la criatura, y a él no se le ocurrió nada mejor que coger al niño y llevárselo. Claro, cuando el bebé tuvo hambre se quejó, y allí fue cuando el padre optó por entrar en la comisaría.
Esperemos, sinceramente, que la discusión entre los padres se haya resuelto o que, en caso de no ser así, encuentren la manera de cuidar del bebé adecuadamente. Porque si cuando el niño llora porque tiene hambre la mejor idea que tiene el padre es ir a la policía, no sé si va a estar en las mejores manos.
El precioso acto de la agente de policía
En cualquier caso, una vez más, quiero destacar el bonito acto de la agente de policía. Como madre de otro bebé, hizo con ese bebé desconocido lo que sintió que debía hacer en ese momento, ofrecerle su pecho. En un mundo en el que muchas veces está mal visto que una mujer de el pecho en la calle a su propio bebé, imaginad lo que se puede llegar a pensar de una mujer que amamanta a un bebé que no solo no es suyo, sino que además es desconocido.
Yo, por lo menos yo, no pienso nada más que "bravo, porque aunque humanos, seguimos siendo mamíferos, y un bebé llorando de hambre merece ser atendido".
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