Os hemos hablado del acido fólico y del yodo en el embarazo y hoy es es turno de otro elemento importante en la dieta de la mujer embarazada. ¿Por qué es importante el calcio en el embarazo?
Es primordial, durante la gestación, aumentar los niveles de las vitaminas y minerales que intervienen en el desarrollo del bebé y entre ellos está el calcio, un pilar indispensable para un embarazo y un bebé saludables.
Como señala la Organización Mundial de la Salud, la suplementación con calcio reduce el riesgo de hipertensión y preeclampsia durante el embarazo. Pero ojo, porque como el calcio inhibe la absorción de hierro, la suplementación con calcio no debe administrarse junto con la dosis diaria recomendada de hierro y ácido fólico durante el día.
Según la "Guía para la prevención de defectos congénitos", la reducción en el riesgo de hipertensión y preeclampsia durante la gestación es mayor en mujeres con alto riesgo de hipertensión y en aquellas con una ingesta inicial de calcio baja. También en mujeres con alto riesgo de hipertensión disminuyen los partos prematuros. Además, se observan menos recién nacidos con peso al nacer.
Pero hay más razones para tomar el calcio necesario. Seguro que habéis oído eso de "un diente por cada embarazo" y aunque no sea una sentencia cierta, algo hay de realidad. El feto necesita calcio para tener huesos y dientes fuertes, ya que aumenta su densidad ósea, así como para un corazón, sistemas de coagulación y músculos sanos.
Si el feto no recibe calcio suficiente, lo "coge" de las reservas de la madre. Y este mineral es una parte esencial de los huesos y los dientes también para ella.
Recomendaciones de calcio en el embarazo
La ingesta diaria recomendada de calcio durante el embarazo varía mucho según el documento que consultemos. Según la OMS es de 1200 mg/día, según la Guía para la prevención de defectos congénitos de 1300 mg/día, y otras recomendaciones reducen la cantidad a 900 miligramos.
Lo que está claro es que hay que aumentar el nivel de calcio en esta etapa, con lo que podría ser suficiente aumentar la dieta diaria con el equivalente a dos vasos de leche, o un vaso y dos yogures (aproximadamente) durante los nueve meses de gestación.
Además, específicamente en embarazadas en las que se estima una baja ingesta de calcio (sobre todo con baja ingesta de lácteos) previa o durante la gestación y en las que tienen alto riesgo de hipertensión y de preeclampsia, se recomienda la suplementación hasta alcanzar los requerimientos propuestos.
Pero en general, bastará con incluir el calcio en nuestra dieta habitual. ¿En qué alimentos encontramos calcio? La leche y los productos lácteos constituyen las principales fuentes de calcio, aunque existen otros alimentos con un excelente aporte de este mineral que resultan muy efectivos para obtener las dosis diarias recomendadas.
Si no tomamos suficientes lácteos, hemos de saber que la concentración de calcio en el repollo, el brócoli, la soja y las acelgas es muy elevada. También frutos secos como las avellanas, almendras, nueces y cacahuetes contienen gran cantidad de calcio. Otros vegetales son los higos secos, las judías, los garbanzos, los rábanos y el tofu.
Las sardinas enlatadas (con sus espinas), las anchoas, el salmón con sus huesos bien cocinado o de lata, los boquerones pequeños que se comen con la espina... también contienen calcio.
En definitiva, el mantenimiento de una adecuada nutrición se convierte en un factor clave para el bienestar materno-fetal y el calcio está incluido entre los minerales necesarios para lograr la salud en el embarazo.
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