¿Por qué es mejor estar acompañada durante el parto?‏

¿Por qué es mejor estar acompañada durante el parto?‏
7 comentarios

Seguimos analizando la guía de práctica clínica sobre la atención al parto normal tratando el tema del acompañamiento de la mujer durante el parto. Hoy en día es bastante frecuente que se permita la presencia de algún familiar escogido por la partera, pero hace un tiempo esto era impensable (aún en algunos hospitales hay bastantes restricciones) y por ello fue preciso valorar la evidencia al respecto.

Parece bastante penoso (hablando mal y pronto) que tengan que hacerse estudios acerca de un tema que cae por su propio peso (ante una situación estresante una persona estará mejor cuando tenga a alguien de confianza a su lado ofreciéndole soporte), pero así ha tenido que ser y, por suerte, esta guía recoge este tema para recomendar que las mujeres estén acompañadas durante el parto por la persona que hayan elegido.

En algunos países, la persona que atiende y acompaña a la mujer es una matrona, que no se separa de ella hasta que da a luz, en lo que se conoce como cuidado una a una.

Este modelo de atención tiene muy buenos resultados, ya que se ha evidenciado que las mujeres tienen así mayor probabilidad de parto vaginal espontáneo, menos probabilidades de utilizar anestesia epidural, de tener un parto vaginal instrumental o cesárea y un mayor nivel de satisfacción con la experiencia vivida.

En nuestro país debe acompañar la familia

Pero nuestro país no funciona de ese modo, básicamente, porque no hay suficiente personal para proporcionar dichos cuidados. Es por esta razón que, a falta de una matrona, se recomienda que acompañe el parto un familiar de la elección de la partera, que suele ser el padre, pero que no tiene por qué ser él.

Muchos protocolos hospitalarios ya cuentan con este servicio de acompañamiento, aunque sigue sucediendo que en intervenciones como tactos vaginales, colocación de vías parenterales o administración de anestesia epidural el familiar o amigo que acompaña sea “invitado” a esperar fuera. No hay razón real para hacer que el acompañante salga, sobretodo si tenemos en cuenta que hay hospitales que permiten a los padres estar presentes en el quirófano si a la mujer se le va a practicar una cesárea.

Por qué no tiene por qué ser el padre

He dicho en un párrafo anterior que el acompañante no tiene por qué ser el padre, más que nada, por el bien de alguna madre.
Sé que a un padre puede no sentarle demasiado bien que su mujer le diga “cariño, prefiero que venga mi madre” o “mi amiga Lucía”, sin embargo lo entiendo porque hay hombres (y mujeres también, claro, pero aquí no afecta) que, por su manera de ser, pueden llegar a poner demasiado nerviosas a la mujer, provocando, precisamente, aquello que se quiere evitar.

En casos así vale más poner las cartas sobre la mesa, hablar con cariño, pero con franqueza: “cariño, me pones tan nerviosa que creo que contigo no voy a ser capaz de parir” y buscar la mejor situación para que el parto transcurra en un ambiente tranquilo y calmado y puedan evidenciarse los beneficios de dar a luz acompañada de una persona de confianza que apoye en todo momento a la embarazada.

Más información | El parto es nuestro
Foto | Ken Wilcox en Flickr
En Bebés y más | ¿Quién querrías que te acompañara en el parto?, Publicada la nueva guía de práctica clínica sobre la atención al parto normal, Alivio del dolor con técnicas no farmacológicas (apoyo continuo)

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Comentarios cerrados
    • No estoy muy de acuerdo. Creo que los padres tienen que estar ahí ya desde el embarazo, acompañando a las madres a las clases de preparación, porque sino luego les pides responsabilidades y te miran como diciendo: "Pero si tú solita te arreglas muy bien. ¿Para qué me quieres?".

      Mi marido se marea con la sangre, con la sola mención de la sangre. Días antes del parto le pregunté si quería estar presente, y le dije que no se preocupara, que si creía que no iba a ser capaz, se lo pediría a mi madre o hermana. El me dijo que claro, que me miraría a mi y si se sentía mal, simplemente se apartaría. Le dije que vale, pero que allí estaban para atenderme a mi y al bebé, no a un mareado. Que lo tuviera en cuenta.

      Cuando llegó el momento, se portó como un héroe. Fue mi héroe y el de nuestro hijo. Yo lo miraba y él me decía que lo hacía muy bien, así que me daba mucha tranquilidad. Si no hubiera estado él me habría puesto muy nerviosa.

      Las madres no podemos elegir si estamos presentes en el parto o no. ¿Por qué los padres pueden? Necesitamos que los padres se impliquen tanto como nosotras.

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    • Avatar de ainara27 Respondiendo a ainara27

      No te quito razón... supongo que habrá padres a los que estar presentes les ayude y evidentemente creo que deben formar parte del proceso.

      Sin embargo, algunos (muy, muy pocos), tienen un carácter o un modo de actuar que hace que algunas madres estén más pendientes de ellos que de ellas mismas.

      A mí me encantó estar con mi mujer en el parto y probablemente me molestaría que me pidiera no estar si hubiera un siguiente, pero si me lo dijera y me argumentara que estando conmigo no desconecta y que cree que lo hará mejor sin mí, respetaré su petición.

    • Avatar de ainara27 Respondiendo a ainara27

      Mi hermana mayor en su primer parto pidió a su marido, a gritos, que se fuera. Dice que le molestaba hasta que la tocaran. Fue un parto muy duro, muy largo y doloroso. En el segundo parto, corto y precioso, él estuvo allí cogiéndola de la mano. Yo hubiera dado todo porque mi pareja estuviera conmigo, pero como fue una cesárea pues nasty.

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    • Avatar de ciberia Respondiendo a ciberia

      Yo en el primero nada de nada, cesárea. En el segundo sí estuve, pero un día, hablando con Miriam, me dijo que quizás

    • En mi parto estuvo mi pareja pero ciertamente yo me concentré en el trabajo de parto mucho más con la matrona: hablaba con ella todo el tiempo. Eso sí, si no hubiera estado mi pareja lo hubiera pasado muy mal porque su sóla presencia me daba mucha confianza, aunque estuviera en un segundo plano. Cuando necesitaba abanico... ahí estaba él, cuando necesitaba ir a la ducha... ahí estaba él, cuando necesitaba ánimos... ahí estaba él...

    • Mi marido fue un gran apoyo en mi parto, él me guiaba con las respiraciones porque yo con el dolor me perdía y gracias a eso lo llevé muchísimo mejor, además de que, por supuesto, estaba pendiente de mi por si necesitaba cualquier cosa, agua, mimos,...

    • ¡Qué suerte tuve en mis partos! De verdad, es que parece que lo tuve todo: hospital pequeñito, ningún parto más, ningún niño nacido los días anteriores, es decir, la matrona conmigo todo el rato. Y encima me tocó la misma en los dos partos, la segunda vez era como estar con una vieja amiga. Mi marido conmigo en todo momento, sin excepción, e incluso me ofrecieron que entrase mi madre si quería, sólo que como vive lejos llegó cuando ya había terminado. Para mí mi marido fue un apoyo enorme, y eso que no estaba seguro de querer asistir (es enfermero y tenía muy mal recuerdo de los partos que había visto en las prácticas, tenía miedo de no estar a la altura...). Me dio ánimos, me echó piropos (¡seguro que estaba guapa y todo, pobrecillo mío!), me dio conversación a ratos... hasta nos reíamos a carcajadas en algunos momentos!! Aún me acuerdo en el primer parto, cuando vio que salía el niño (4.300 Kg de niño), que me dijo "bueno, pero si no te quejaste nada, con lo grande que es... ¡no te preocupes, que el próximo lo tengo yo!" Os podéis imaginar la matrona llorando de risa, todo el personal a carcajadas... que el crío no debía saber si llorar o reirse, en aquel jaleo!

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