¿Es posible 'entrenar' a un bebé de 8 semanas para que duerma del tirón?
Esta semana leía un artículo en el New York Times sobre la teoría de un famoso pediatra de Nueva York, dueño de una de las clínicas para niños más caras del país, en la que proponía a sus pacientes un 'entrenamiento' del sueño cuando estos llegaban agotados a su consulta preguntando por algún método para ayudarles a sus hijos (y de paso a ellos mismos), a dormir mejor. No difiere mucho de ya conocidísimos postulados como el Estivill, aunque este parece ser incluso un poco más duro de lo que pensaba.
Su famosa técnica consiste en llevar al bebé hambriento a su cuna a las 7:00 pm, cerrar la puerta y volver a las 7:00 am, nada más y nada menos... sin excepciones, sin consuelo y definitivamente sin comida. El dice que el bebé llorará durante horas, pero en unas tres noches ya tendría claro de que nadie iría a su rescate y comenzaría a dormir toda la noche.
Sospecho que la gran mayoría de vosotros tendrá justo la misma expresión que tuve yo: sin palabras. No entiendo cómo este tipo de 'consejos' pueden tener éxito con la gente y pueden si quiera pensar en dejar a su bebé de apenas 2 meses durante 12 horas sin comer y sin estar pendientes de ellos.
Lo más alucinante de todo es que el artículo recoge experiencias de padres que lo han llevado a cabo con mucho éxito; se leen frases como "es asombroso" o "funciona a las mil maravillas", aunque cueste un poco creerlo.
Este 'método de entrenamiento' no ha variado en su propuesta desde que fue inventado, aunque cuando el pediatra en cuestión comenzó a proponérselo a los padres de sus pequeños pacientes, lo recomendaba para bebes de 4 meses. Sin embargo al ver que el modelo funcionaba empezó a recortar tiempo hasta llegar a los 2 meses. Según él al mes podría hacerse, pero que a esa corta edad ni los padres ni el bebé están preparados para 'desprenderse'.
Claro, el médico reconoce que este instrumento de tortura (disculpadme, pero no encuentro otra manera mejor para describirlo), no está hecho para todos los padres: los casos de fracaso se presentan cuando los padres no han tenido las suficientes "agallas" para soportar el llanto del bebé y acuden corriendo a la segunda noche para consolar al niño (reconozco que yo estaría dentro de esas estadísticas porque no aguantaría ni una hora).
Sinceramente, cuando leo sobre estos temas creo que los médicos que proponen todas esta teorías no se ponen en la piel de los niños: ¿acaso no se estresarían si necesitasen algo que dependiese de otra persona y esta no les prestase atención (incluso siendo adultos)?. Un bebé de pocos meses no tiene porqué entender que hay unas normas y que hay que ser estrictas con ellas: él solo obedece a su instinto y a sus necesidades.
¿Es posible ayudarles a dormir mejor?
Por supuesto que sí: un bebé se acostumbra rápidamente a las rutinas y en pocos días puede identificar las señales que le indican que es hora de ir a dormir. Está claro que cuando es recién nacido él solito marca propios sus tiempos, pero poco a poco se va familiarizando con el concepto día y noche y por supuesto con la hora de ir a dormir.
Lo más importante es que el niño llegue a la hora del sueño en un estado relajado y tranquilo porque así le costará menos. Si le bañamos antes de dormir, poco a poco identificará que ese es el paso previo a irse a la cuna, aunque como lo explicamos hace poco, es importante no caer en extremos e involucrarse demasiado en un proceso que debe terminar siendo natural.
¿Qué hacer si el bebé duerme mal?
Lo primero es intentar identificar qué le pasa: puede ser que se ha quedado con hambre, o que tiene cólicos, que tiene frío, calor o que siemplemente necesita la atención de sus padres... no olvidemos que el mundo de un bebé a esa edad somos nosotros y nos necesita. Recuerdo el artículo que publicó nuestro compañero Armando hace poco titulado '¿Crees que se queda con hambre o que duerme fatal? Quizás solo necesita brazos' y creo que es una de las cosas más acertadas que he leído sobre el tema.
Establecer una rutina es una de las mejores cosas que podemos hacer por ellos, aunque es importante tener en cuenta que esta debería hacerse de una manera tranquila y relajada: los bebés perciben el estado de ánimo de sus padres, y si estos llegan a toda prisa del trabajo a bañarle, a darle de comer y de inmediato a la cuna, puede que el niño sienta y reproduzca su nivel de ansiedad.
Pasar por la época de transición del despertar cada dos horas (o a veces menos), puede ser dura y agotadora para los padres, pero es necesario entender y aceptar que cada bebé tiene su propio ritmo y que ellos también quieren y necesitan descansar. Por eso brindarle las condiciones óptimas para hacerlo y darle cariño y seguridad debería ser siempre la premisa básica de cualquier 'entrenamiento para el sueño'.
¿Qué opináis de la teoría de este pediatra?. ¿Tenéis algún 'truco' que os haya funcionado a la hora de ayudarle a dormir a vuestros hijos?
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