Llevar a los niños al zoo, ¿es educativo para ellos?

Despertar en nuestros hijos el amor por la naturaleza es una responsabilidad que tenemos como padres y no siempre sabemos o podemos estar a la altura.

Que ellos sean los principales interesados en cuidar y proteger el medio ambiente es una necesidad de cara a su propio futuro y todo el empeño que pongamos en ello estará bien empleado.

Libros, películas, excursiones y ¿visitas a los zoológicos? Llevar a los niños al zoo ¿es educativo para ellos? ¿Vosotros qué pensáis?

Es evidente que los zoológicos actuales no son las “casas de fieras” de hace algunas décadas donde las jaulas se sucedían una detrás de otra y los animales mal vivían en unas condiciones penosas y tremendamente complicadas pero aún así, los sentimientos al visitar los zoológicos son a veces muy contradictorios.

Hay zoológicos y zoológicos

Sí, eso es innegable. Algunos de los zoológicos de nuestras ciudades se han quedado simplemente obsoletos, muchos de ellos necesitan de una inversión económica que parece que nunca llega para adecuarlos a las necesidades de los animales pero también hay otras formas de acercar a los animales a los visitantes de estas instalaciones y sobre todo a los niños que acuden a las mismas.

Hay entornos amables como el del Parque de Cabárceno en Cantabria que hay que recorrer en vehículo para poder ver en semi-libertad a los elefantes africanos y después en otro hábitat completamente distinto a los osos pardos, por ejemplo.

Hay parques que desarrollan entornos en los que no se ven (o casi no se ven) ni las rejas, ni las jaulas, ni las mamparas como ocurre en los Bioparc de Fuengirola o Valencia, donde los animales se puede sentir a los animales más cerca de lo que realmente están.

La sensación en estos centro para los niños es de una especie de inmersión, somos nosotros los que los vamos a ver “a su casa” y les supone menos impacto que otros zoos más convencionales y que poco a poco se han quedado quizás algo limitados en el espacio que dedican a cada ejemplar que allí vive.

El trabajo que no se ve

También es cierto y es de justicia señalarlo y hacer que nuestros hijos lo sepan, que la labor de los zoológicos no es sólo la de exponer a los animales, hay una labor conservacionista que muchas veces se nos escapa, de hecho hay especies que gracias a este trabajo ya sólo podemos ver en cautividad, o lo que es lo mismo en las instalaciones de algún zoológico en alguna ciudad del mundo.

Por poner sólo un ejemplo, el Zoo Aquarium de Madrid participa activamente en el programa de conservación ex situ del oso panda gigante, una especie clasificada en grave peligro de extinción de la que se calcula que no llegan a 2000 los ejemplares que viven en libertad y en estos días ha conseguido fertilizar a una de las hembras que vive en sus instalaciones, algo que es vital para la supervivencia de esta especie.

Especies que desaparecen

Es duro pero es una realidad, hay cada vez más especies animales que deben su supervivencia como tales al trabajo que se hace desde distintos zoos.

Especies a las que el ser humano las está llevando a la desaparición como el Addax del desierto a la que acosa hasta el sector turístico, el Okapi que ya se creía desaparecido en 2006, el “unicornio asiático” como se conoce al Saola, uno de los animales con más riesgo de desaparecer, el Gorila de Montaña que sobrevive a la caza furtiva gracias a que los guardabosques arriesgan sus vidas para protegerlos, el Tigre de Siberia del que se estima que quedan unos 400 individuos, el Leopardo del Amur del que apenas hay 50 ejemplares en estado salvaje y unos 200 en cautividad, la Vaquita Marina que es uno de los cetáceos más pequeños del mundo y sólo quedan 97 ejemplares estando en estado inminente de desaparición por culpa del ser humano, el Canguro de Manto Dorado también en peligro crítico de desaparición, el Sunda Pagolin único mamífero con escamas en la piel o el Aye Aye del que se estima que hay sólo 2.500 ejemplares vivos en el mundo.

Es muy complicado no sentir una profunda tristeza cuando miramos a los ojos de algunos de los animales que viven en la cautividad de los zoológicos de cualquier país, pero también es bien cierto que para muchos de nuestros hijos es una forma de conocer la naturaleza, de sacarla de los libros de texto y de las películas de dibujos, de amarla incluso y sobre todo y lo más importante, de defenderla desde que son niños y durante toda su vida.

Fotos | iStockphoto | Zoo Aquarium Madrid
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