A estas alturas muchos estaréis buscando destino de vacaciones y otros tantos lo habréis encontrado ya. Entre unos y otros seguro que más de uno busca un destino donde desconectar, donde descansar de verdad, donde se respire tranquilidad y relax.
Es una necesidad para muchos es cierto y hay quien sólo encuentra todo esto en un entorno sin niños, sí, así como suena. Cada vez son más los destinos y los establecimientos que se plantean cubrir esa necesidad.
No se admiten niños ¿exclusión o libertad de elección?
Es una realidad que el sector del turismo sin niños se está extendiendo y según los expertos en este negocio, se irá especializando cada vez más. Algunos profesionales lo justifican por la época de crisis económica que estamos viviendo, que lleva a la especialización de muchos negocios y se abren nuevos nichos de mercado, como el sector de las parejas, de los grupos de adultos, el turismo gay o la especialización en turismo de tercera edad.
Clientes que buscan calidad en el servicio, buena gastronomía y sobre todo y fundamentalmente tranquilidad y desconexión de todo y de todos, en ocasiones hasta de sus propios hijos o incluso nietos.
Al super lujo le repelen los niños
La mayoría suelen ser establecimientos de cuatro o cinco estrellas que ofrecen todo tipo de actividades acuáticas, spa, zonas de relax y cada noche una fiesta distinta pero sólo y exclusivamente para adultos. Tienen mucho éxito los cursos de coctelería, las catas y las reuniones de tuppersex, actividades como aerobic en la piscina, buceo en el mar o carreras de cangrejos por la arena de la playa pero obviamente siempre y todas pensadas para un público adulto.
Establecimientos del Caribe más lujosos, destinos como St.Marteen, Barbados o Antigua, dejan claro cuál es su límite de edad en lo que al derecho de admisión se refiere: niños no permitidos.
En España de momento parece que los técnicos han constatado que estos establecimientos no son bien vistos por la mayoría de la población porque sienten en la prohibición a los menores, un rechazo tanto a los niños como a las familias.
Sin embargo, desde la perspectiva de las empresas hosteleras no deja de ser un producto más a ofertar, obviamente distinto al tradicional turismo familiar porque está enfocado a otro tipo de público. El perfil del cliente que se aloja en estos establecimientos hosteleros es alemán entre 40 y 55 años a quien le gusta participar en las actividades grupales y que busca calidad y tranquilidad fundamentalmente.
Además, los responsables de este tipo de establecimientos sí han podido constatar que el público en ellos está más dispuesto a hacer gastos extra y obviamente, el negocio es el negocio.
La explicación por parte de los establecimientos, va más hacia la elección del cliente y no tanto por el rechazo de parte de los establecimientos hosteleros, de hecho sus estadísticas señalan que gran parte de los clientes de estos destinos son parejas con hijos o abuelos que no buscan tanto el turismo de masas como la diferenciación de la oferta, que hacen una escapada en general de todo, incluidos hijos o nietos también. Un merecido descanso.
Ni en tren ni en avión
No se trata sólo de destinos, también hay servicios como los que ofertan algunas aerolíneas internacionales en los que no se permite que los niños formen parte del pasaje.
Las aerolíneas asiáticas han sido las pioneras en este sentido. Han vetado la presencia de bebés en primera clase, han limitado los asientos en los que pueden viajar menores de 12 años, en definitiva, han sido las primeras en apuntarse a esta nueva tendencia de “niños no”.
En nuestro país hace meses que RENFE sacó la oferta en sus trenes AVE de Madrid-Sevilla del "vagón silencioso" en el que entre otras cosas, no está permitido que viajen menores de 14 años, ni solos ni acompañados.
Tampoco se puede hablar por teléfono móvil, ni se venden algunas tarifas para viajar en grupo o acompañado de mascotas. Sólo se emiten los mensajes de megafonía imprescindibles para el viajero y no cuentan ni con bar móvil ni con restauración en la plaza. Desde la compañía señalan que los “vagones silenciosos” son una nueva forma de viajar cada vez más demandada por los viajeros y de ahí que RENFE se haya planteado este servicio.
¿Y los derechos de los niños?
La postura de ONGs u organismos que trabajan con niños es bien distinta a la expuesta por hosteleros y empresarios.
Por ejemplo, desde UNICEF hablan de los derechos de los niños y que hechos constatables como el envejecimiento de la población, nos llevan a olvidarlos cada vez más. Si los derechos de los niños chocan con los deseos de los adultos, vemos que estos segundos prevalecen sobre los primeros, se reduce el valor social de la infancia a los ojos de la población adulta que no deja de envejecer en cifras globales.
Desde el Comité de los Derechos del Niño de la ONU dejan claro que no se puede prohibir la entrada a un menor si no es por su propio bien, de hacerlo se estaría en contra de la Constitución Española, de la Constitución Europea y de la Declaración de los Derechos del Niño.
El derecho del establecimiento de no admisión se extiende hasta donde empieza a pisar otros derechos y más en estos casos que se plantea como una exclusión directa.
Para algunos juristas, esta exclusión no deja de ser una discriminación por edad, una falta de respeto a los niños, una muestra del predominio que le damos como sociedad al individualismo por encima de la colectividad.
¿Cuál puede ser la razón?
Según los expertos quizás la forma de educar o maleducar en algunos casos a los niños ofrece suficientes argumentos como para justificar la existencia de este tipo de oferta que cubre a un tipo de demanda.
Algunos padres piensan que poner límites en el comportamiento de sus hijos no lleva a ningún sitio pero pedagogos y educadores señalan todo lo contrario, dentro de una lógica los límites son imprescindibles, entre otras cosas para facilitar la convivencia entre niños y adultos.
La responsabilidad según señalan los propios establecimientos, tiene que recaer también en alguna medida en las familias que quizás no siempre se plantean su destino vacacional pensando en dónde van a estar más cómodos los niños y eso ha podido degenerar en malas experiencias para todos.
Vía | usatoday.com | huffingtonpost.es | lavanguardia.com | 20minutos.es
Fotos | iStockphoto
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