No importa el tipo de animal que seas, el cambio empieza por ti.
Disney nos tenía acostumbrados a historias que atrapaban a los niños, pero ahora también los papás disfrutamos con ellas. La última creación de la factoría, que no nos ha defraudado, es 'Zootrópolis' ('Zootopia', Byron Howard, 2016). Una película con moraleja, donde uno puede llegar a conseguir lo que se proponga y donde los buenos y los malos pueden estar en cualquier parte.
Los temas se actualizan y lo primero que sorprende de esta película es que los animales protagonistas son antropomórficos: caminan, van vestidos (al menos los que no son nudistas), hablan, viven en ciudades, trabajan y usan las nuevas tecnologías como los humanos... También, como en nuestro mundo, hay estereotipos, abusones y corruptos. Pero resulta que muchas veces no todo es como parece.
Zootrópolis contiene muchas lecciones valiosas para los niños, que intentaré desgranaros a continuación, de modo que aviso de que habrá algunos 'spoilers', aunque intento no desvelar muchos datos. Me encantó que no cayera en la presentación de personajes maniqueos, lo cual suele hacer en los últimos tiempos y que nos ofrece unas historias mucho más creíbles, incluso cuando estén protagonizadas por animales.
La mayor parte de la película se desarrolla en la moderna metrópoli mamífera de Zootrópolis, una ciudad única, compuesta de barrios con diferentes hábitats donde los animales de cada entorno conviven en armonía (hasta que surgen los problemas), habiendo dejado atrás el instinto depredador estos animales.
Conseguir lo que te propones no siempre es fácil
Todo se nos explica al principio de la película con un recurso clásico: en la obra de teatro del colegio, de la mano de la protagonista, la simpática conejita Judy Hopps, vemos cómo es el mundo en el que estaremos inmersos. Se trata de un mundo animal evolucionado en el que los depredadores ya no depredan a esos otros animales que habían sido inferiores, las presas. Sin embargo, siguen siendo inferiores en algunos aspectos. Por ejemplo, ¿podría una conejita ser policía?
Todo su entorno le dice que no, el abusón del pueblo se burla de ella y le hace daño, porque el cuerpo de policía en Zootrópolis está compuesto de robustos animales depredadores, grandes y fuertes (casi todos, véase el encargado de recepción en comisaría). Entonces, ¿un animal como un conejo podría llegar a ser policía?
La conejita Judy Hopps crece, se prepara con esfuerzo (con mucho esfuerzo y superando todo tipo de dificultades) y lo consigue. Lo consigue por esfuerzo, sí, pero también por dar visibilidad a "la diversidad", como afirman os dirigentes de la ciudad, sobre los que siempre cae cierta sospecha...
Pero Judy no lo va a tener fácil: se ha de alejar de su familia y aunque al principio todo es optimismo e ilusión por descubrir un nuevo mundo en la gran ciudad, sueños por cumplir, pronto se da de bruces con una realidad más difícil, en la que ha de vivir sola y enfrentarse a un mundo desconocido.
Tampoco lo va a tener fácil con sus compañeros. Otra lección de vida. Cuando eres diferente, te pueden poner la zancadilla para que no avances, para hacerte la vida complicada, para ningunearte. Incluso, los que parecen que quieren ayudarte tan solo están interesados y hay alguna intención oculta. ¿Qué hacer frente a esto? Seguir trabajando, esforzándose (entristecerse a ratos también) y encontrar un amigo que te ayude.
Malos hay en todas partes
El abusón que te hizo daño de pequeña era un zorro, y resulta que en la ciudad encuentras un zorro que parece buenísimo, y después resulta que es el malo, pero enseguida se ve que para nada es malo sino que cumple un "papel" y acabará siendo el mejor ayudante y amigo de la conejita. Es Nick Wilde, el coprotagonista,un zorro parlanchín, estafador... y buena "persona".
Por otro lado, para ese antiguo abusón del pueblo también pasa el tiempo y Judy ve con sorpresa que se convierte en una buena persona (o al menos una persona "normal", con su trabajo, que incluso hace negocios con sus padres, la familia conejo) que le pide disculpas a Judy por su pasado, que al fin y al cabo no era sino una muestra de su inseguridad.
También, en el cuerpo de policía y entre los que dirigen la ciudad, las apariencias engañan. Los grandes depredadores malhumorados pueden tener buen corazón. Y los corderos a veces bajo su aspecto inofensivo esconden un verdadero lobo. Una pequeña presa puede ser un peligroso mafioso (aunque con buen corazón cuando se trata de ser padre).
¿No es esto la vida real? ¿No hay que desconfiar de las apariencias y no regirse por estereotipos? Vamos, que ni los malos son tan malos ni los buenos lo son siempre tanto como parece... ¡así que cuidado con "las mosquitos muertas"!
No todos se llevan bien
No hay que buscar el mejor amigo en cualquier persona, no todos los animales tienen por qué llevarse bien, aunque esas amistades, esas conexiones, no siempre están donde pensábamos. Clasificar a los animales en depredadores y presas puede llevar a engaño y frente a las apariencias de armonía se esconden intenciones ocultas, intereses propios, codicia, envidias y otros sentimientos que no hay que obviar.
Lo mejor es conocer a la persona en sí para poder formarte una opinión fundamentada, pero no partir de las etiquetas engañosas. Y si resulta que, aun siendo de tu misma "especie", consideras que no es buena persona, déjala pasar. Si, siendo tan diferentes, te aporta algo y te demuestra su aprecio y su amistad, ¿qué más da que sea diferente?
No puedo acabar sin señalar que la explosión visual y maestría técnica de los dibujos animados en la gran pantalla del mundo de Zootrópolis nos ha cautivado, así como la cercanía de sus personajes, con ese uso de la tecnologías que nosotros y nuestros niños ven tan real, con los personajes haciéndose selfies, jugando a videojuegos...
En fin, Zootrópolis es una película con muchas lecciones importantes para los niños y divertida para toda la familia. Ya nos contaréis si habéis tenido la oportunidad de verla, qué os pareció y qué les pareció a vuestros niños. Mis hijas acabaron encantadas, además de por los alicientes comentados, ¡porque hasta sale Shakira!
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