Hay niños que son realmente “puntillosos" para comer, y esto suele ser una preocupación entre los padres a quienes se les escucha decir constantemente que el niño “no me come". Es un desafío diario hacer que el niño pruebe nuevos alimentos.
Harriet Worobey, especialista en nutrición infantil afirma que el rechazo del niño a probar nuevos alimentos es una característica normal del desarrollo infantil y muchos padres abandonan el intento de hacer que su hijo pruebe nuevos alimentos.
Una serie de estrategias pueden ayudar a los niños “mal comedores" a comenzar a consumir una dieta más variada. Worobey, señala los errores más comunes que se cometen en la alimentación de estos niños: Muchos padres no quieren a los niños dentro de la cocina mientras se prepara la cena. Sin embargo, los estudios sugieren que la participación de los niños en la preparación de la comida es el primer paso para que prueben nuevos alimentos. Investigadores de la Universidad de Columbia encontraron que los niños que preparaban sus propios alimentos tenían más probabilidades de probar nuevos sabores. Animarlos a ayudar en la cocina, presentándoles una variedad de alimentos sanos para prepararlos es una buena idea para que se atrevan a comer aquello que han preparado.
Presionar al niño a dar un bocado, parece razonable, pero es probable que sea contraproducente. Los estudios demuestran que los niños reaccionan negativamente cuando los padres les presionan para comer, incluso aún cuando ofrecen recompensas. Expertos de la Universidad de Pennsylvania ofrecieron en un estudio pegatinas y horas de televisión si los niños comían verduras y leche, más adelante estos expresaron aversión por los alimentos por los cuales habían sido recompensados.
Otro error que se comete está relacionado con la restricción de alimentos. Los padres ponen fuera de la vista o en una estantería alta, aquellos alimentos que les restringen a los hijos. Los especialistas afirman que si se restringe un alimento, el niño querrá más.
La lección es no llevar a casa este tipo de alimentos, comprar bocadillos saludables y dar a los niños acceso a las estanterías es mucho mejor que prohibir.
Un fallo común en la alimentación se presenta en los parientes que están tratando de perder peso. Los papás sometidos a una dieta deben ser conscientes de cómo esto puede influir en las percepciones acerca de los alimentos y comer sano por parte de los hijos.
Un informe de 2005 en la revista Psicología de la Salud encontró que las madres que estaban preocupadas con su peso restringían más los alimentos para sus hijos y los alentaban a perder peso. La exposición de niños pequeños a la irregularidad de los hábitos de dieta es un alto riesgo para el desarrollo de trastornos de alimentación o una vida de dieta crónica.
Los niños suelen rechazar las verduras, en parte porque muy a menudo se sirven al vapor y no es de extrañar que se muestren reacios a comerlas. Los nutricionistas dicen que se deben “vestir" las verduras. Añadir un poco de mantequilla, queso, nata o azúcar moreno a un plato de verduras puede mejorar la apreciación de ellas por parte del pequeño. Las pocas calorías que se le añaden de esta manera, valen la pena frente a la desventaja nutricional de no comerlas, además da la oportunidad de introducir al niño a los sabores vegetales.
Renunciar demasiado pronto es también un error. Si bien puede rechazar un alimento hoy, mañana puede comerlo. Las preferencias cambian a menudo. Por lo tanto, los padres deben mantener la preparación de alimentos variados y saludables y ponerlos en la mesa a pesar de que los hijos se nieguen a probarlos. En niños pequeños se necesitan 10 o más intentos durante varios meses para introducir nuevos sabores.
Susan B. Roberts, un nutricionista de Tufts University, sugiere una "regla de 15"; poner una comida en la mesa por lo menos 15 veces para ver si el niño la acepta. Una vez que un alimento es aceptado, los padres deben utilizar "puentes de alimentos", es decir, buscar colores o sabores parecidos para ampliar la variedad de los alimentos que un niño va a comer. Si un niño le gusta el puré de calabaza, por ejemplo, intentar puré de batatas y, a continuación, puré de zanahorias. Si a un niño le gusta el maíz, intentar mezclar con guisantes o zanahorias.
Vía | The New York Times En bebés y más | Un estudio confirma que los hábitos familiares en la niñez producen trastornos alimentarios más adelante | Errores más frecuentes en la alimentación infantil