Mi hijo come con ansiedad y parece que nunca está saciado: el por qué y cómo evitarlo

El tema de la comida es abordado con frecuencia en las consultas de pediatría. tanto por exceso como por defecto, los padres acuden a menudo preocupados por la alimentación de sus hijos. Con cierta frecuencia comentan los padres que sus hijos comen con ansiedad, muy deprisa o mucha cantidad. ¿A qué se debe? ¿Cómo lo evitamos? ¿De qué manera podemos favorecer una alimentación saludable?

¿Por qué comen los niños con ansiedad?

Las razones por las que un niño puede comer con ansiedad, “devorar” o parecer que nunca está saciado pueden ser variadas.

Cuando nacen, los bebés ya tienen reguladas las sensaciones de hambre y saciedad: comen si tienen hambre y rechazan el alimento cuando están saciados. Así, la primera razón por la que un niño puede comer con ansiedad es que tenga mucho hambre: si hace pocas comidas al día o pasan muchas horas entre ellas puede llegar a la comida demasiado hambriento y comer con ansia.

Puede encontrarse también en un periodo donde el crecimiento es mayor: las llamadas crisis de crecimiento durante la lactancia o la adolescencia, por ejemplo, en la que el crecimiento es muy rápido.

Pero la relación con la comida va más allá de la nutrición y puede establecerse un vínculo emocional. Así, un niño puede comer compulsivamente por estrés, ira o incluso aburrimiento.

Cambios en la rutina, problemas en el colegio o en la familia pueden desencadenar esta ansiedad por comer, que muchas veces se centra en alimentos en concreto. En estos casos, el niño siente la urgencia de comer (como hemos dicho, muchas veces es un alimento en concreto) y/o come cantidades mayores de lo habitual. Muchas veces sienten vergüenza por ello y tratan de ocultarlo.

¿Cómo podemos calmar esa ansiedad por la comida?

Si nos parece que nuestro hijo come con ansia, lo primero que debemos analizar son las causas.

  • Llega con mucha hambre a la comida. En este caso debemos revisar los horarios y las cantidades de comida, es posible que deba comer algo entre horas. Muchos niños necesitan comer 4-5 veces al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena (otros no necesitan comer tantas veces y tampoco debe suponer un problema). Es conveniente que las comidas contengan un poco de cada grupo de alimentos: proteínas, hidratos de carbono (cereal) y fruta y verdura, y lo ideal es que lo hagan siguiendo las proporciones del Plato de Harvard.

  • Su voracidad frente a la comida está relacionada con las emociones. Debemos ver si hay una situación estresante, si se encuentra triste o preocupado, frustrado por algo, si tiene problemas en el colegio, se siente solo o si ha ocurrido algún cambio importante. Una vez encontrado el problema, debemos trabajar sobre él. Además, podemos proporcionarle otras maneras de liberar ese estrés, por ejemplo el deporte y/o maneras de relajación adecuadas a su edad (mindfulness, yoga…). Muchas veces estos niños que comen con ansiedad, mucha cantidad y/o muy deprisa, aumentan de peso. Debemos evitar comentarios al respecto, centrarnos en el problema de origen y, como hemos dicho previamente, buscar otras vías de escape (relajación, deporte….). Siempre que sea posible es recomendable que comamos en familia y hagamos de ese momento un rato agradable, de distensión, de hablar entre nosotros.

Pautas para lograr una alimentación sana y evitar problemas con la comida

1) La comida no es premio ni castigo

La comida es nutrición: debemos comer para estar sanos, para poder hacer la actividad de nuestro día a día, para crecer. ¿Cuántas veces hemos escuchado (incluso dicho) eso de “Si te acabas el pescado te doy un trozo de chocolate” o, “Si no te comes toda la verdura no hay postre”? ¿A cuántos niños no han sido castigados por no comerse toda la comida, o no han comido lo mismo en la comida, la cena, el desayuno… por no acabárselo? No, la comida no debe ser un premio ni un castigo.

2) Nunca obligar al niño a comer

Ya lo hemos dicho: ellos son capaces de regular su hambre y saciedad. Si no quieren más no debemos obligar a comer. También tienen sus gustos, y a veces necesitan probar un determinado alimento hasta 15 veces antes de que les guste. Los adultos decidimos cuándo y qué comen, ellos deciden qué cantidad.

Obligar a los niños a comer no sólo no fomenta hábitos más saludables (si obligamos a comer fruta y verdura, por ejemplo, no garantizamos que en el futuro la coman) sino que puede dar lugar a trastornos de la alimentación. Las principales asociaciones científicas pediátricas recomiendan encarecidamente no obligar a los niños a comer; según dice la Asociación Americana de Pediatría: “se acabó el club del plato limpio”.

3) Comer en familia y predicar con el ejemplo

Nuestros hijos se fijan muchísimo en nosotros. Para bien o para mal, somos su espejo, su ejemplo. Por ello, para crear hábitos saludables lo ideal es que comamos en familia (siempre que sea posible).

Por un lado, imitarán nuestra actitud ante la comida: si comemos tranquilos y relajados, masticando despacio, descansando entre plato y plato. Por otro, podemos hacer de la comida un momento de encuentro y reunión en familia.

4) Tener rutinas más o menos rígidas de comidas

En general, a los niños les vienen bien las rutinas. Les ayuda a anticiparse, les gusta saber qué viene después. También en el ámbito de la comida es conveniente que tengamos marcados unos horarios de comidas y los respetemos en la medida de lo posible.

Eso dará seguridad a nuestros hijos y evitará tensiones. También debemos evitar que las comidas sean demasiado breves (o demasiado largas). No hay una duración establecida pero en torno a 30-40 minutos para una comida de dos platos y postre puede ser un tiempo razonable.

5) Ofrecer alimentos saludables

Los niños deciden la cantidad, nosotros decidimos la calidad. Es nuestra responsabilidad ofrecerles alimentos saludables y debemos limitar los alimentos "insanos"; si no los tenemos en casa, no habrá tentación.

Sin embargo, prohibir en exceso tampoco es sano; muchas veces al prohibir, aumentamos el deseo. Así que podemos acordar momentos concretos, esporádicos, en los que consumir alimentos menos saludables en pequeñas cantidades.

6) Evitar pantallas u otras distracciones mientras comemos

La comida debe de ser un momento tranquilo. No debemos poner al niño frente a la televisión para que "esté entretenido" mientras coma ni debemos usar otras maneras de distracción para conseguir que se acabe la comida.

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