"El yoga es una gran preparación para el parto". Entrevista a Mari Cruz Isasi, profesora de yoga y meditación

Desde hace unos meses estamos esforzándonos para ofrecer a nuestros lectores entrevistas con expertos que tienen mucho que enseñarnos sobre la crianza, la educación, la mejor manera de nacer o, en este caso, algunas prácticas que pueden ofrecer grandes beneficios para las mamás embarazadas y para los niños. En esta ocasión publicamos una entrevista a Mari Cruz Isasi, profesora de yoga y meditación, una madre con gran experiencia en clases para embarazadas y niños.

Mari Cruz Isasi es profesora de yoga y meditación y ha trabajado extensamente con mujeres embarazadas, madres en el postparto, niños y familias, siendo además autora de varios libros de meditación. Nuestros lectores la conocerán pues hemos citado su blog Macedonia de Fruta Dulce y Meditar para Ser en varias ocasiones.

¿Que beneficios tiene el yoga para las embarazadas?

Además de que puede conseguir que baje su nivel de estrés, quien lo padezca, que desgraciadamente es la mayoría, te hace ser más consciente de tu cuerpo y confiar en él. Esto te ayuda a sentirte responsable de tu parto.

El yoga es una gran preparación al parto, el sentir al niño, aprender a respirar, pero sobre todo es la conciencia de una misma y del propio cuerpo, aunque quizá lo más hermoso es que te puede ayudar a conectar con tu hijo y a sentirlo completamente.

¿Se puede practicar a lo largo de todo el embarazo?

Muchos libros recomiendan practicarlo a partir del tercer mes, pero supongo que es paracuidarse las espaldas.

Si la madre siente que quiere hacer yoga lo puede hacer durante todo el embarazo, con suavidad, siempre escuchando su cuerpo, sin forzar ninguna posición, escuchando también a su bebe y disfrutando mucho de cada asana.

¿Que beneficios tiene para las madres recién paridas?

Dejando claro que yo no recomiendo que las madres dejen a sus hijos para ir a hacer yoga ni tan siquiera una hora, si lo practican al lado de sus bebés puede ser muy bello. Tumbados a su lado.

Los beneficios físicos no son los que más quiero destacar. Yo me llevé a mi hija a clase desde la primera semana de vida, a veces sólo la cogía en brazos o le daba teta , pero no importaba porque la energía de la clase la utilizábamos igual .

Si encuentras un profesor que hace que veas que en tu casa sólo no es igual, has encontrado al profesor que buscabas, si encuentras una maestra o maestro ya ni te cuento. Meditar con tu hijo a tu lado es precioso.

Yo tuve la suerte de hacerlo guiada por una gran maestra, la mía y fue una verdadera maravilla. Yo sé que con su presencia y vibración me ayudó a conectar con mi corazón, entonces yo no sabía. Y se que tanto mi hija con días y meses, como mi hijo con 7 años pudieron experimentar estados de conciencia superiores.
¿Cuando comenzaste a hacer yoga y meditación y porqué?

Hace más de diez años me inicié en la práctica. Estaba pasando una etapa de crisis en mi vida y el yoga llegó a mi.

¿Tuvo algo que ver tu maternidad con esto?

Bien puedo decir que mi hija llegó al mundo porque a través de la práctica del yoga y la meditación me di cuenta de que quería ser madre de nuevo.

Ser consciente de mi misma me ayudó también a reconciliarme conmigo misma y con actitudes y errores que había cometido con mi primer hijo.

¿Te han ayudado estas prácticas en tu maternidad?

Gracias al yoga me di cuenta que la que estaba haciendo las cosas mal con mi hijo era yo.

El niño era muy muy inquieto, constantemente estaba llamando la atención mía y de otras personas. No era un niño feliz y tenía mucha necesidad de ser querido y aceptado por la gente. Para lograrlo hacía lo que fuera para llamar su atención y solo conseguía rechazo. No tenía autoestima.

Yo me considero responsable de esto. Hice una crianza absolutamente antinatural y desapegada, la que, desgraciadamente, hace mucha gente por considerarlo normal.

Tuve experiencias muy hermosas, de claridad mental, en las meditaciones, y decidí cambiar la manera de criarlo y educarlo. Busqué la solución no en mi hijo, pues confiaba en que el estaba bien. Decidí sacarlo de la escuela y educarlo en casa y eso me llevó a conocer a muchas familias que crían de manera mucho más apegada y respetuosa.

Mi nueva maternidad me ayudó también, pues el instinto maternal tan intenso hacia mi segunda hija, que nació tras un embarazo muy consciente y en un parto natural en casa y con la que sentí un vínculo fortísimo, hizo que el instinto adormecido hacia mi primer hijo renaciera. Todo fluyó de otra manera.

Nos queda seguir entrevistando a Mari Cruz Isasi, profesora de yoga y meditación, profundizando en la siguiente parte en lo que puede ofrecer a nuestros niños el hacer estas prácticas, pues el control del estrés, la autoestima y la sensación de bienestar físico que se relacionana con ellas también pueden estar a su alcance.

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