Cada día, publicamos una de las Historias de Madres que nos enviáis a nuestro correo electrónico. A través de ellas y de las preciosas experiencias que cuentan queremos homenajear a las mamás en este mes de mayo en el que se celebra el Día de la Madre en la mayoría de los países del mundo.
El relato de hoy es una dura pero emocionante experiencia con final feliz que han vivido Clara y su pequeño Rafa con la lactancia materna.
Rafa nació antes de tiempo, cinco semanas no es mucho, pero sus pulmones no estaban preparados para respirar. Lo ingresaron en neonatos. A los dos días ingresó en la UCI de prematuros. Muchas palabras nuevas, no entendía, me daba miedo preguntar porque no entendía las respuestas. Los médicos lo hacían todo, yo no podía ni tenerle en mis brazos, solo acariciarle a través de una ventanita. Aprendimos a comprender a los médicos, interpretábamos cada palabra, cada gesto, cada mirada. Yo solo podía hacer una cosa por Rafa: mantener la leche para cuando le quitaran los tubos. Me dedicaba día y noche a sacarme leche. Cada dos horas, cada tres, cada media. - A demanda- decía yo. - A demanda ¿de quién?- decían otros. - De mí. De la urgencia y la necesidad que tengo de hacerlo para cuando se ponga bueno. - Tú lo que tienes que hacer es descansar. - (Y vosotros lo que tenéis que hacer es dejarme en paz)- debía haber respondido ésto, pero no lo hacía. Llegó el día en que Rafa salió del hospital y a mí no me quedaba demasiada leche, conseguimos que se enganchara tras tres semanas de intentarlo. De ahí a la lactancia sin complementos recorrimos casi dos meses de lágrimas y risas. Las lágrimas de querer tomar teta y no saber, las risas de conseguirlo, lágrimas de nuevo porque se olvidaba y había que volver a empezar, y de nuevo risas y sueños tranquilos cuando mamaba. A los dos meses y medio Rafa pasó sus primeras 24 horas sin suplementos, sin biberones de leche de fórmula, sin lágrimas, sin sacaleches. Desde ese día digo “Sólo teta" a quien me quiera escuchar (y a quien no quiera también). Ahora Rafa tiene diez meses, es un niño sano y feliz. Ha sido un camino duro en su inicio, pero lleno de felicidad, satisfacciones y buenos momentos.
Esperamos que la experiencia de Clara y Rafa con la lactancia sirva para otras madres que decidan amamantar y puedan verse en situaciones similares. El sendero puede estar lleno de baches pero cuando hay ganas y constancia al final del camino espera una recompensa.
Recordamos a todas las madres que quieran compartir sus experiencias que podéis enviar vuestra historia de entre 5 y 8 párrafos junto con una o dos fotos (mín. 500 px de ancho) en la que salgáis junto a vuestro hijo o hijos a historiasdepadres@bebesymas.com .
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