Lo ideal en este tipo de casos es que los disfraces puedan ser utilizados más de una vez porque a nadie le hace gracia gastarse un dinero en un traje que usarán solamente unas pocas horas.
Éstos tienen esa ventaja pues tanto la calabaza como la capa, las tarántulas o el sombrero son totalmente adaptables según el niño va creciendo.
Sin duda, el que más me ha gustado tanto por precio como por su originalidad es el disfraz de Brugilda, un vestido verde de bruja con tres orificios y un aro inferior que le da vuelo propio.
El año pasado aconsejamos revisar los etiquetados de los disfraces de Halloween pues algunos pueden contener materiales peligrosos para los niños. Los de Imaginarium son una tranquilidad pues cuentan con la aprobación del certificado europeo.
Además de los disfraces la línea está compuesta por varios productos que puedes encontrar en la web de la juguetería.
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