Su nombre es Mark Zuckerberg, es el creador de Facebook y, si todo va bien, él y su pareja, Priscilla Chan, serán padres por primera vez próximamente, por fin.
Por fin, porque ayer compartió un estado en su cuenta de Facebook en que explicó que están esperando una niña y sorprendió a muchos revelando un secreto que no tenía por qué hacer público, pero que quiso compartir para dar visibilidad, para que no sea un tema tabú, o que haya que esconder, y para que las mujeres y hombres que lo sufren hablen de ello abiertamente sin tener que sufrirlo en silencio: antes de este embarazo, Priscilla sufrió tres abortos involuntarios.
Un nuevo capítulo en sus vidas
Según explicó, Cilla, como la llama, que es médico y educadora, y él como creador de la comunidad más grande en internet y autodenominado filántropo, han decidido que van a tratar de hacer un mundo mejor para su hija y para la próxima generación.
Una manera de hacerlo es explicando que llevaban tratando de ser padres ya dos años y que, por el camino, han sufrido tres abortos involuntarios, y los sentimientos que rodean esos sucesos:
Te sientes muy esperanzado cuando te enteras de que vas a tener un hijo. Empiezas a imaginar como serán y a soñar con esperanza en el futuro. Empiezas a hacer planes y entonces se van. Es una experiencia solitaria.
Y entonces explicó que la gente no suele hablar de ello, no suele explicarlo, porque no quieres exponer tus problemas a otras personas, no quieres que hablen de ello, o de ti, como si tuvieras algún defecto o como si fueras culpable de algo. Y así, mucha gente sufre en silencio esas pérdidas.
En el mundo abierto y conectado de hoy, hablar de estos temas no nos distancia; más bien nos une. Son temas que provocan comprensión y tolerancia, y esto nos da esperanza.
Añadió lo mucho que se sorprendieron cuando empezaron a comentar estos temas con sus amigos y vieron que a muchos les había pasado algo parecido y que casi todos tenían niños sanos después de todo.
Esperamos que compartir nuestra experiencia dé a más gente la misma esperanza que nosotros sentimos y ayude a que más personas se sientan cómodas compartiendo sus historias también.
Y finalmente explicó que este último embarazo está lo suficientemente avanzado como para considerar que el riesgo de aborto es ya muy bajo. Cilla y la bebé están sanas y él está muy emocionado ante la expectativa de conocer por fin a su hija.
Según comenta, bromeando, parece que saldrá a él, porque en la última ecografía levantó un dedo de la mano haciendo un "Me gusta".
Deseando darle la bienvenida, añade que volverán a hablar de ella cuando esté lista para nacer y conocer a todo el mundo.
Hablar de los abortos involuntarios sí, cuando estéis preparados
Comenta Zuckerberg que es un tema que se suele llevar en soledad porque no quieres exponer tu vida, no quieres sentirte juzgado y no quieres que te hagan sentir culpable. Mi pareja y yo no hemos sufrido ningún aborto, pero sí he podido darme cuenta, con el paso de los años, que hay otros factores por los que la gente no quiere hablar de ello: duele mucho, es una pérdida, y no todo el mundo lo considera como tal.
No sé cómo se tratará el tema en EE.UU., quizás la gente tiene más consideración con estos temas, pero en España hay reacciones que dejan mucho que desear. Son involuntarias, ojo. Nadie tiene intención de hacer daño, sino de ayudar, pero el efecto que logran es precisamente el contrario. Por eso entiendo que haya gente que no quiera hablar de ello y por eso entiendo que, quien habla de ello, es porque está preparado para la que le va a caer encima.
Explicar que has sufrido un aborto espontáneo es muy doloroso, porque estás contando que, de golpe, sin quererlo, has perdido a tu bebé, no solo el que se estaba gestando y aún no habías ni siquiera visto, sino al que formaba parte ya de tu vida presente y futura. En tu mente ya le habías visto nacer, ya érais uno más, ya ocupaba un espacio en tu hogar, ya veías su habitación, las cosas que ibais a hacer, la ropa que le ibas a poner, los zapatitos que iba a llevar, las tardes en el parque, su piel rechonchita y suave pidiendo un abrazo calentito después del baño, el acercarte a su cabeza y olerla un poquito antes de soltarle un besito. ¿Que me estoy pasando? ¿Que estoy dando detalles demasiado cercanos y dolorosos? No... eso es lo que pasa en la cabeza de una mujer y de un hombre cuando sabe que va a ser padre porque yo lo he vivido. Yo he pensado en todo eso antes de ser padre, cuando esperaba a mis hijos, así que si yo lo he pensado, seguro que la mayoría lo ha hecho también.
Y vale la pena poner nombre a todo ello, verbalizarlo, porque cuando ya has construido ese castillo en el aire, cuando ya te ves como padre y como madre, cuando das por hecho que tu vida será esa, el revés que te llevas al saber que tu hijo no nacerá es tremendo. Tremendo y doloroso, como si te arrancaran una parte de tu vida, de tu cuerpo, como si perdieras a tu ser más querido, como si nada ya tuviera sentido... y duele mucho explicarlo porque mucha gente no lo entiende así.
En vez de silencio, en vez de un abrazo, en vez de decirte "cuanto lo siento, aquí me tienes para lo que haga falta", te dicen que "eres joven, que puedes tener más", que "tranquilos, esto le pasa a mucha gente", que "no os preocupéis, que enseguida podréis intentar tener otro", que "más vale ahora, que no más tarde" o que "eso es que estaba mal y no tenía que nacer".
Y te permiten unos días, quizás unas semanas de duelo, pero no más. Tienes que volver a ser la misma porque la vida sigue, cuanto antes. Pero no, no volverás a ser la misma, no volveréis a ser los mismos, porque se ha ido una parte de vuestras vidas que ya no volverá. El siguiente bebé será quizás el primero, pero en realidad no, porque antes venía ese pequeñín que no lo logró.
Y si ven que pasa el tiempo y sigues pensando en ello, corres el riesgo de quedarte sola, porque te ven sufrir y la gente no soporta ver el sufrimiento de los demás. Nos han enseñado a disimular, a sonreír cuando tu vida se está desmoronando y a decir "tranquila, estoy bien" cuando en realidad estás a punto de explotar. "Estoy bien", y minutos después, en un rincón, lloras hasta que no quedan lágrimas. Y no solo eso, te ven sufrir, pero no hablan de ello, no te dicen nada, porque siguen todos pensando que "el tiempo lo cura todo", que "ya se le pasará" y que "mejor no le saquéis el tema, que se pone peor". Cuando precisamente, lo que más necesitas, es que alguien saque el jodido tema y te permitan hablar, llorar, gritar al mundo que es injusto, que todo es una mierda y que no te lo mereces. Y necesitas hacerlo un día, y al otro también, y los que hagan falta, recibiendo los abrazos y la compañía de los que más quieres, y no sus frases hechas absurdas cargadas de incomprensión.
Que sí, que Facebook está muy bien para contarlo y ojalá sirva para muchas personas hacer lo que Zuckerberg ha hecho, hablarlo, explicarlo y recibir los "Me gusta" y los mensajes de apoyo de conocidos y desconocidos, pero en el mundo real es donde están los abrazos y donde están las miradas y el cobijo, esa amiga que te dice "traigo helado para las dos, dos cucharas grandes y una caja de pañuelos" y tu pareja, que te quiere como el primer día y tiene claro que no es culpa tuya, ni culpa suya, y que juntos recordaréis siempre a vuestro hijo que no llegó, cuando ya le esperábais.
Así hasta el día en que decidáis seguir adelante, pero sin olvidar. Buscar otro bebé, recordando el amor que sentíais ya por el primero. Porque aunque todo el mundo quiere que olvidéis, el peor error es pretenderlo y darles la razón: "no, me niego a olvidar, porque iba a ser mi bebé, y merece que le recuerde siempre".
Hay tanto en lo que tenemos que avanzar en esto de las emociones...
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