Resulta bastante llamativo que muchas mujeres no prestemos atención a nuestra zona pélvica hasta que nos quedamos embarazadas (o aún peor, hasta que no damos a luz), más aún teniendo en cuenta la importancia que tiene para nosotras esa zona por todas las funciones fisiológicas que cumple. Por eso para muchas el suelo péĺvico es una asignatura pendiente con la que debemos ponernos al día una vez hemos llegado a una edad adulta, estamos pensando en tener un bebé, o ya viene en camino.
Hoy hablamos con Ana Victoria Heit, fisioterapeuta especializada en pelviperinología de WOmum sobre este tema y resolvemos las dudas más frecuentes sobre los cuidados que debemos tener antes y durante el embarazo.
¿Qué es el suelo pélvico y por qué es tan importante cuidarlo?
Se llama suelo pélvico al conjunto de músculos y ligamentos que cierran la cavidad abdominal en su parte inferior, y sostienen a los órganos pélvicos (vejiga, útero, vagina y recto) de manera correcta para su buen funcionamiento.
Un suelo pélvico fuerte y tonificado ayudará a controlar correctamente el esfínter urinario y anal, además de ejercer un papel fundamental durante el embarazo, ayudando a soportar el peso extra del bebé, y empujándolo a través de la vagina en el momento del parto.
¿Cuándo deberíamos empezar a cuidar nuestro suelo pélvico?
En general, deberíamos empezar a cuidar nuestro suelo pélvico desde pequeños, y muy especialmente cuando practicamos deportes de impacto, de hecho en los entrenamientos debería tenerse en cuenta la hora de estirar y compensar todo aquellos ejercicios que hayan podido generar presión en esta zona.
Según Ana Victoria, cuando somos adultos, hay varios momentos clave en los que deberíamos prestarle más atención: "si tenemos incontinencia urinaria, si después de haber tenido relaciones sexuales se nota cierta molestia, dolor o incomodidad (porque no es normal), después del embarazo y durante la premenopausia, por los efectos que tiene en la zona la disminución del colágeno que producimos". En esos casos es recomendable acudir a un profesional.
Hay un punto que no solemos tener en cuenta y es que aún sin haber sido madres podemos tener algún problema en el suelo pélvico. Es una consecuencia común en deportistas (hombres o mujeres) y en las personas que pasan muchas horas sentadas, ya que es una postura que genera hipertonías y disfunciones de distintos tipos en la zona. De hecho también podemos desarrollar vaginismos por traumas emocionales.
¿Deberíamos visitar al fisioterapeuta del suelo pélvico antes de quedarnos embarazadas?
Hay dos momentos en los que la experta recomienda acudir a un fisioterapeuta experto en suelo pélvico:
1. Cuando no nos quedamos embarazadas, ya que el útero y la fascia pueden estar un poco rígidos. En estos casos se pueden realizar tratamientos como la radiofrecuencia porque mejoran la vascularización del suelo pélvico, el tono de la musculatura y la calidad del tejido, lo que en algunos casos puede facilitar la concepción.
2. Si estamos embarazadas porque cada cuerpo es un mundo y no todas podemos (ni debemos) practicar los mismos ejercicios. "Antes de recomendar cualquier tipo de rutina es muy importante valorar el estado abdominopélvico de la paciente porque algunos (como los de Kegel), pueden ser buenos para tratar ciertas patologías, pero pueden ser contraproducentes para otras." afirma la fisioterapeuta.
¿Por qué es tan importante hacer un seguimiento del suelo pélvico durante el embarazo?
Lo recomendable es hacerlo después del primer trimestre, y aún mejor sobre la semana 30 a 32, porque es un momento en donde se presenta más distensión abdominal por el peso del bebé. También es necesario fortalecer toda la cincha abdominal para evitar pubalgias, y especialmente a quienes han tenido una fecundación in vitro porque es un procedimiento que también influye en el estado de los tejidos de la zona pélvica.
Posteriormente es necesario empezar a trabajar de cara al parto para fortalecer la musculatura del suelo, e intentar aumentar su elasticidad a través de los masajes perineales para que dilate de la mejor forma posible. De esta forma intentamos evitar una episiotomía o un desgarro durante el expulsivo y de paso facilitamos una rápida recuperación postparto.
En Bebés y Más | Cuida tu suelo pélvico: cómo combatir los cinco trastornos más frecuentes en el postparto