Ya estamos de lleno enfrascados en la rutina. Atrás quedó el verano, el tiempo relajado y los planes en familia, y de nuevo toca lidiar con las prisas y la vorágine del día a día. Pero mucho cuidado, porque la cotidianidad y la monotonía podrían acabar afectando a las relaciones con nuestros hijos, provocando un distanciamiento que nos haga perder esa conexión de la que tanto hablamos.
Es por ello, que se hace imprescindible encontrar momentos que nos ayuden a tomar oxígeno, a relajarnos y a re-conectar con quienes más queremos; algo que no siempre es fácil de llevar a cabo, pues se requiere de constancia e implicación, ¡pero el esfuerzo bien merece la pena!
Desayunar con calma
No hay mejor forma de comenzar el día que disfrutar con calma de un desayuno junto a tus hijos. Pero para que las prisas de la mañana no os atrapen, es importante no apurar la hora de despertarse y, en la medida que se pueda, dejar todo organizado la noche anterior.
Vivir este primer momento del día sin estrés no solo os ayudará a afrontar la jornada de manera relajada y feliz, sino que es una excelente forma de conectar con tus hijos y poner en común lo que os depara el día.
Disfrutar del paseo al cole
El trayecto hacia el colegio no tiene por qué ser un momento aburrido ni monótono, sino todo lo contrario. Aprovecha este ratito para conectar con tus hijos y sus necesidades; hablad de la jornada que tenéis por delante, de los planes que haréis juntos a la salida del colegio, o simplemente disfrutad cantando o contando chistes.
Tanto si vais caminando como si os desplazáis en coche, no dejéis pasar la oportunidad de convertir este paseo en un divertido recuerdo, que os arranque la sonrisa cuando penséis en ello.
Cread un lenguaje secreto
¿Qué os parece la idea de inventar un lenguaje secreto que solo tus hijos y tú entendáis? Ya sea a través de un guiño, el tarareo de una canción especial o el dibujo de un emoticono que para vosotros signifique algo importante, los mensajes cifrados son una divertida forma de decirle a tu hijo que "estás" con él y conectas con sus emociones.
Puedes dibujarle un corazón en la mano antes de dejarle en el cole, colocar una pegatina en su almuerzo con vuestro mensaje secreto o cantar juntos esa canción que tanto os gusta por lo que a ambos os transmite. ¡Echad a volar vuestra imaginación e inventad vuestro propio lenguaje!
Merendar juntos al aire libre
¡El otoño es una estación fabulosa para disfrutar de un picnic al aire libre! Prepara una merienda rica y variada, guarda en el bolso una toalla grande y sorprende a tus hijos a la salida del colegio. Podéis concluir vuestra merienda recogiendo hojas secas, frutos, piedrecitas o cualquier otro elemento de la naturaleza que os permita hacer en casa una manualidad.
Jugar con tus hijos
Por desgracia, algo tan sencillo y básico como jugar con nuestros hijos no siempre se nos ocurre. Y es que a menudo andamos enfrascados en nuestros pensamientos, rutinas o preocupaciones y acabamos olvidando algo esencial. Que padres e hijos jueguen juntos tiene múltiples beneficios, además de ser una excelente forma de crear recuerdos juntos.
Integrarle en las tareas domésticas
Las horas del día dan para lo que dan, y entre nuestra jornada laboral y los quehaceres domésticos puede ser difícil sacar tiempo en exclusiva para dedicárselo a los niños. Pero, ¿y si les integramos en las tareas del hogar y disfrutamos junto a ellos de ese momento?
Ya sea haciendo la compra en el supermercado, implicándoles a la hora de preparar la cena o pidiéndoles ayuda para realizar cualquier otra actividad, no solo estaremos fomentando su autonomía, sino que podremos compartir un rato juntos, conectar y aprovechar el momento para conversar.
Practicar alguna actividad juntos
Asistir a clase de baile juntos, aprender a tocar un instrumento, salir a montar en bici, practicar deporte en familia... ¡Son innumerables las opciones que existen para pasar un rato divertido y diferente junto a nuestros hijos!
Seguro que ambos esperaréis ansiosos este momento del día, que por otro lado, os ayudará a fortalecer vuestro vínculo y conectar de una manera muy especial.
Reír a carcajadas
La risa no solo nos proporciona alegría y bienestar, sino que tiene importantes implicaciones en el óptimo desarrollo emocional de las personas, especialmente de los niños. Es por ello, que encontrar un ratito al día para reír a carcajadas nos hará sentirnos fenomenal, además de ser una excelente manera de conectar con nuestros hijos.
Hacer una guerra de cosquillas, una sesión de chistes, una lucha de almohadas, una carrera a la pata coja... ¡encontrar el momento que más risas os provoca y no lo dejéis pasar!
Disfrutar del baño
Cuando nuestros hijos son bebés, el momento del baño cobra especial importancia y cuidamos hasta el último detalle para que todo sea perfecto. Pero a medida que van creciendo vamos descuidando este ratito, a pesar de que puede convertirse en el mejor momento del día para todos.
Tanto si optáis por bañaros juntos como si no, aprovechad para pasar un buen rato: jugar con la espuma, recrear una batalla naval o simplemente relajarse al contacto con el agua. ¡Seguro que no encontráis mejor forma de acabar el día!
Un masaje para dos
El masaje es una excelente manera de conectar con nuestros hijos a través de las caricias. No hay límite de edad para disfrutar de este momento y dejarnos llevar por el contacto piel con piel y las buenas sensaciones que nos transmite.
Podemos dar un masaje a nuestros hijos después del baño o antes de irse a la cama, y ¿por qué no?, pedirles que nos lo den también a nosotros. Poned música relajante de fondo y utilizad un aceite suave con un olor irresistible: ¿quién necesita un spa pudiendo disfrutar en casa de estos momentos?
Bailar y desinhibirse
Bailar tiene múltiples beneficios para la salud de todos, ya que ayuda a mitigar el estrés, quemar el exceso de grasa corporal y mantener en forma nuestro esqueleto, músculos y corazón.
¡No hay excusa!: elegid vuestra canción canción favorita, despeja los muebles de la habitación y marcaros un baile improvisado. ¡Un momento genial para liberar oxitocina y conectar con nuestros hijos de una manera especialmente divertida!
Hablar de vuestro día
Con las conversaciones con nuestros hijos ocurre lo mismo que con el juego: es algo tan básico que muchas veces lo descuidamos, no poniendo atención en la manera de formular nuestras preguntas ni en el tipo de comunicación que realmente tenemos con ellos.
Pero no es tan difícil sacar un hueco para hablar de manera consciente de nuestro día a día, nuestras inquietudes o lo mejor de nuestra jornada. Eso sí, es importante hablar desde un estado absoluto de conexión, mirando a los ojos de nuestros hijos e interesándonos realmente por lo que nos cuentan.
Cenar en familia
Hay muchos hogares en los cuales la hora de cena es el único momento del día en el que padres e hijos comparten la mesa y ratito de conversación. Es un hábito que no debemos perder, que nos conecta como familia y favorece la comunicación positiva.
Si vuestra jornada laboral o vuestros horarios os impiden realizar muchas de las ideas que os hemos propuesto, no perdáis la oportunidad de conectar con vuestros hijos durante la cena. Pero recordad que para ello es importante dejar los móviles a un lado, apagar la televisión y prestar atención a lo realmente importante.
Leer un cuento antes de dormir
Leer a nuestros hijos un cuento antes de dormir es algo que no deberíamos perder con la edad, pues tiene grandes beneficios para todos, además de aportarnos un relajado momento de conexión antes de irnos a la cama.
Con el tiempo, los cuentos y fábulas pueden ir dando paso a fragmentos de literatura clásica, libros de aventuras, novelas adolescentes o simplemente a un rato de lectura en común.
Abrazos y besos
Y otra de las cosas que jamás deberíamos perder con nuestros hijos son los momentos de conexión a través de los besos y los abrazos. Cuando son pequeños, estas situaciones surgen de manera espontánea, e incluso podemos apoyarnos en el porteo para favorecer esa unión.
Pero aunque ya no podamos llevar en brazos a nuestros hijos cuando son mayores, siguen necesitando de nuestro besos y nuestro contacto físico, pues pocas cosas hay más reconfortantes en la vida que las muestras de cariño de un ser querido.
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