Cuando nacemos, si nos dejan sobre la piel de nuestra madre, la olemos y sentimos su calor por primera vez en un mundo nuevo y desconocido, nos tranquilizamos, nos guiamos hasta su pecho y tomamos nuestro primer alimento. Piel con piel, en pocos minutos la naturaleza nos tiene preparada una gran experiencia.
Pero, poco a poco, ese contacto íntimo se puede ir dejando atrás, y lo mismo sucede con papá, que antes los bañaba, los arrullaba, los masajeaba... Puede que nuestros niños ya no sean bebés, pero existen muchas maneras de lograr esas emociones positivas que generan la relajación el contacto físico con los hijos.
En nuestro mundo de adultos el contacto físico queda relegado a escasos momentos de intimidad y a unas pocas personas, pero ese distanciamiento, por suerte, puede no producirse con nuestros hijos. El contacto físico genera gran bienestar emocional, y podría decirse que, cuando nos acercamos corporalmente a nuestros hijos, también lo hacemos emocionalmente.
Y si para nosotros sentirnos cerca de los pequeños supone toda una descarga de emociones positivas, lo mismo les sucede a ellos. Está comprobado que los niños que crecen sin contacto físico son más inseguros y en los casos graves (niños que crecen en instituciones, sin figuras de apego...) se pueden llegar a observar retrasos evolutivos en las habilidades cognitivas y sociales.
Pero no hace falta irse tan lejos. Probablemente entre nuestros lectores haya quien creció en una familia poco dada al contacto físico, y creo que eso se nota a la hora de relacionarse con otras personas en la edad adulta. Pero, al margen de las consecuencias, que pueden ser leves y superarse fácilmente, seguro que lo que más se echa de menos (y tal vez menos se entienda desde nuestra nueva perspectiva como progenitores) es que nuestros padres no nos abrazaran o no nos besaran con frecuencia.
Hoy os hablamos de cinco formas de contacto físico y relajación que generan bienestar en nuestros hijos, cinco formas de acercarnos a nuestros bebés y niños para pasar un momento inolvidable, sintiéndonos, disfrutando el uno del otro. La relajación nos va a proporcionar bienestar y contribuye al descenso de la activación fisiológica, ideal para los estados de tensión, nervios o antes de irse a dormir. El contacto físico también motiva experiencias de bienestar y contribuye al buen desarrollo de las relaciones sociales.
Los abrazos a los niños
Después de abrazarnos con nuestros hijos nos sentimos mejor, por eso reivindicamos abrazos para todas las ocasiones. Un abrazo, un "achuchón", supone una fuente de seguridad y de cariño que viene bien en cualquier momento. Invita a cuidar de los demás y a sentirse cuidado, generando muchas emociones positivas, fortaleciendo la autoestima, reduciendo la ansiedad y liberando dopamina, responsable del buen humor y la motivación.
Respirar profundamente
Podemos invitar a nuestro hijo a que imagine que es un gran globo que se infla y se desinfla. Elevando los brazos sobre la cabeza mientras nos inflamos al máximo y los volvemos a poner junto al cuerpo mientras nos desinflamos, forzando la expulsión de todo el aire. También podemos practicar la respiración abdominal extendidos en el suelo colocando un objeto sobre la barriguita del niño para que intente hacerlo subir y descender con cada respiración.
Si le enseñamos a controlar la respiración y a practicar este ejercicio en los momentos de nervios, aprenderá a relajarse y a encontrar el bienestar. Además, este es un primer paso para acceder a técnicas más complejas, como algunas formas de relajación en casa de las que ya os hemos hablado. ¿Os animáis?
Masaje para el bebé o niño
No a todos los bebés les gusta, pero conforme crecen se van haciendo más amigos de los masajes. Los masajes tienen múltiples beneficios, ejercen un efecto relajante, se liberan tensiones... ¡y de vez en cuando ellos nos pueden hacer un masaje a nosotros! Una sesión de spa casera nunca viene mal...
Los masajes se pueden realizar también por parejas, el uno al otro, con las manos o con objetos como pelotas, recorriendo todo el cuerpo o solo una parte (cabeza, pies, manos...), imaginando que lo enjabonamos, o que amasamos pizza... cualquier manera de masajear les encantará.
Relajación y ejercicio: yoga para niños
El yoga para niños tiene muchos beneficios para el cuerpo y la mente y nos lleva a un estado de bienestar y relajación si lo practicamos con ellos. Empezando por las posturas básicas, podemos ir avanzando hacia prácticas más complejas. No hace falta ser un gran experto o acudir a clases, todas estas propuestas son sencillas de realizar en casa. En internet existen muchos vídeos que os pueden ayudar... ¡y pronto añadiréis vuestras propias posturas!
Escuchar música
Llegamos al momento musical del día. Aquel en el que se activa cuerpo y mente, gracias al que podemos jugar o relajarnos antes de dormir. Cada música tiene su momento, pero si lo que buscamos la relajación y el contacto físico... ¿qué tal un baile abrazados? ¿o un poco de música para calmarse? Aunque el tipo de música será muy diferente para cada niño... ¡hay que descubrir las distintas posibilidades!
En definitiva, pensemos en ese bienestar que nuestra naturaleza nos tiene preparado. Muchas emociones positivas se activan cuando nos acercamos a nuestros hijos, no dejemos pasar esa oportunidad de relajarnos, de sentirnos bien, de que se sientan mejor, de estar más cerca, de fortalecer nuestros vínculos. Que no pase el tiempo y de mayores echen de menos esos abrazos o piensen que podríamos haber sido más cariñosos con ellos, más cercanos.
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