Decálogo básico para dar un masaje al bebé (y no morir en el intento)

Nos dicen y nos repiten que los masajes son ideales para los bebés, que estimulan sus sentidos y refuerzan los vínculos con mamá o papá, aparte de otros muchos beneficios. Pero no sabemos cómo hacerlos ni por dónde empezar, o pensamos que será demasiado complicado… Aquí os presento un decálogo básico para dar un masaje al bebé.

O para ser más concretos, dar un masaje al bebé y no morir en el intento, porque depende de cómo nos acerquemos a esta maravillosa práctica nos puede salir el tiro por la culata y hacer que el momento del masaje sea de todo menos relajado.

Vamos a ver cómo tenemos que ambientar, cuál es el mejor momento, cómo hay que colocar al bebé, cómo se masajea… pero sin fórmulas mágicas, solo consejos para facilitar la práctica del masaje infantil, que no a todos les funcionará.

  • Así que el primer consejo y el que nunca deberíamos olvidar es que tengamos paciencia y que no desistamos a la primera, porque podemos estar perdiéndonos algo mágico; pero que si el masaje no sale bien y sigue sin salir bien por más que lo intentéis, será porque el bebé no le gusta y ninguno lo vais a disfrutar, por lo que es más recomendable dedicarse a otras actividades que realmente os gusten.
  • Es imposible generalizar respecto a la cuestión de cuál es el mejor momento para el masaje. Para unos niños será antes de dormir, para otros después, por la mañana, tarde o noche… y están aquellos bebés a los que no parece importarles cuándo. Depende de las rutinas de cada familia, después del baño suele ser un buen momento, eso si al bebé le ha gustado el baño (y no tiene sueño, o hambre…). Lo importante es ir probando distintos momentos para conocer cuándo disfruta más el bebé del masaje. Pero siempre intentándolo cuando a nosotros también nos apetezca, pues lo más probable es que si estamos cansados o de mal humor lo transmitamos al bebé.
  • Hablando de tranquilidad, llegamos al tercer consejo: los ruidos o un ambiente frío pueden agitar al bebé, hay que procurar un entorno cálido en el que el bebé no tenga frío (no tampoco calor), un entorno silencioso o con música ambiental relajada, tararearle una canción, hablarle con susurros…
  • El bebé tiene que estar cómodo, mejor sobre una superficie lisa, firme pero no dura, y si tenemos la temperatura adecuada puede estar desnudo o con pañal para evitar los típicos “escapes” de cuando están tan a gustito.

  • Las caricias o “cosquillitas” son un buen modo de empezar un masaje, con las manos bien limpias y secas. Un suave masaje para empezar, después de frotarnos las manos si están frías (no es nada agradable que de momento te masajeen con las manos heladas) y aunque para que sea propiamente un “masaje” hemos de intensificar la presión de las caricias.
  • Echar una loción corporal en las manos (aceite, crema) para el masaje es opcional, puede que no queramos que la piel del bebé esté tan hidratada, o que tenga la piel delicada y reaccione… En cualquier caso si elegimos un aceite ha de ser especial para pieles sensibles, para bebés.
  • Respecto a los tipos de masajes, podemos probar varias combinaciones. Hay un masaje sencillo, ideal para principiantes, basado en tres movimientos: rotar las articulaciones, hacerlas vibrar, apretar y soltar. Con la fuerza adecuada, suavemente, podemos comenzar con rotaciones suaves (siguiendo la misma dirección, la de las manecillas del reloj por ejemplo) en los tobillos e ir pasando a las rodillas, los brazos y las muñecas. También podemos agitar suavemente las articulaciones después de cada ciclo rotatorio y por último apretar con suavidad las articulaciones. De este modo se favorece la circulación y oxigenación del cuerpo.
  • También se puede hacer un masaje empezando por la cabeza y la cara del bebé, acariciándolo, e ir descendiendo por los hombros y brazos con mayor intensidad, pasar al pecho y abdomen y finalizar bajando por las piernas hasta los pies.
  • Cuando hemos hecho alguno de estos recorridos (o ambos) por la parte delantera, intentamos centrarnos en la espalda del bebé, poniéndolo boca abajo. Los movimientos deben ser igualmente suaves y lentos, con las yemas de los dedos podemos masajear la espalda en movimientos circulares, y el sentido ha de ser de dentro hacia los costados y de arriba a abajo. Tras haber masajeado con los dedos podemos subir un poco la intensidad y la superficie masajeada con la palma de las manos, con firmeza y suavidad al mismo tiempo.
  • Hemos estado mencionando en todo momento “con firmeza”, “suavemente”… ¿Dónde está ese límite entre lo que es fuerte en exceso y lo que es firme pero suave? En una escala, hacia abajo en intensidad no será perjudicial nunca (aunque no le transmitamos todos los beneficios del masaje al bebé), pero hacia arriba podemos hacerle daño, por lo que hay que ir con cuidado. Si el bebé se queja es que probablemente nos estemos excediendo en la intensidad del masaje, y hemos de reducir la presión.

Ojalá este decálogo de consejos para dar un masaje al bebé os sirva para disfrutarlo realmente y que descubráis ese mundo mágico de estimulación y contacto. Y si no, al menos lo habréis intentado, lo que está claro es que existen muchas otras formas de pasar buenos ratos con el bebé y hacer que este se sienta bien y relajado.

Fotos | Flickr – valentinapowers, miss pupick
En Bebés y más | Al bebé no le gustan los masajes, Vídeo: los beneficios de los masajes, Aprender a tocar al bebé, los masajes infantiles

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