Cuando te quedas embarazada una de las cosas que más puede sorprender es que no todo es alegría e ilusión, también hay miedos. En el segundo embarazo presuponemos que, al estar preparadas ya que tenemos la experiencia del anterior, todo será más relajado en este sentido. Sin embargo hay determinados miedos y preocupaciones muy característicos de los segundos embarazos. Pero no te preocupes, que los podemos poner bajo control.
Es absolutamente normal tener miedos en el segundo embarazo. Es un mito (que nos han colado) eso de que con el primero una se prepara y “se vacuna” para los restos. De hecho, para muchas mujeres, muchísimas, el segundo embarazo está mucho más cargado de miedos que el primero.
¿Querré tanto a mi segundo hijo como al primero? ¿Estará bien mi bebé? ¿Irá bien el parto? Estas cuestiones, que son de lo más frecuentes, suelen provocar nerviosismo, ansiedad, tristeza y en ocasiones un profundo sentimiento de soledad. Y para más colmo, puede que incluso un poco de vergüenza, por esto que decía antes: se nos presupone preparadas, así que ¿cómo reconocer que tengo miedo?
Los miedos hay que afrontarlos, si no se hacen grandes
Una de las cosas que hacemos en consulta para trabajar los miedos es, precisamente, enfrentarnos a ellos, plantándoles cara y reestructurando nuestros pensamientos al respecto.
¿Cómo se hace esto? No es tan complicado, créeme. Se trata de “cazar” exactamente qué es lo que nos da miedo y pasarlo por el filtro de la realidad, con datos objetivos, de manera que los neutralicemos. Lo que tememos es siempre peor en nuestra mente que en la realidad, y no siempre se basa en datos reales... de ahí que reestructurar funcione.
Vamos con 5 de los miedos más habituales y cómo podemos verlos de otra manera. ¡Espero que te sea de ayuda!
¿Podré llegar a querer al segundo tanto como al primero?
Es tanto el amor que sentimos por nuestro hijo, es tan especial el vínculo que tenemos, que nos cuesta imaginar que podamos llegar a querer de la misma manera a otro peque. Y eso nos hace sentir mal, muy mal.
Realidad: La mayoría de los padres que tienen dos o más hijos siempre dicen lo mismo, “el amor por los hijos es lo único que al repartirse no se divide, sino que se multiplica”. Lo que no tiene sentido es que andemos comparando: “Es que con el primero estábamos tan ilusionados y con este es distinto...”. Sí, sí que será distinto, es lo lógico. Cada embarazo tiene sus cosas y por supuesto cada niño tendrá las suyas, sus características particulares, su personalidad y sus rasgos, y por eso les querrás, a los dos, cada uno a su manera, a cada uno por ser quien es.
¿Qué puedo hacer? Si esto te preocupa especialmente intenta fortalecer el vínculo con tu nuevo bebé ya desde el embarazo: dedica un ratito todos los días a no hacer nada más que tocarte la barriga y sentirle, háblale, prepara cositas para él/ella (que no sean heredadas del hermano mayor)… El día a día cuando ya tenemos un peque hace que el segundo embarazo vaya “más rápido”, que le prestemos menos atención, así que vamos a procurar “estar atentas”.
¿Le estaré fastidiando la vida a mi hijo mayor?
La idea de que la llegada de un bebé a casa pueda quebrantar la relación que tenemos con nuestro hijo mayor o que le lleve a sentirse desplazado es bastante dolorosa, ¿verdad?
Realidad: Evidentemente la situación en casa va a cambiar, para todos. Pero tener un hermano pequeño, convertirse en hermano mayor, no solo no tiene por qué ser negativo para nuestro hijo, ¿has pensado en las posibles ventajas? Ser “el mayor” le llevará a adoptar nuevos roles, adquirir nuevas responsabilidades, puede que le ayude a trabajar la tolerancia a la frustración, a compartir a ser más paciente… Además, tendrá un hermano/a con el que contar siempre (aunque es cierto que los lazos de sangre no son garantía de nada…).
¿Qué puedo hacer? Lo mejor es ir preparando la llegada del hermanito/a poco a poco, haciendo partícipe a nuestro hijo. Hablarle de qué sucederá cuando nazca, cómo serán las cosas, qué privilegios tendrá por ser el mayor, etc. Todo lo que sea eliminar ambigüedad hará que se sienta seguro y que forma parte de todo, no lo percibirá como “me quedo fuera”.
No podré prestarle la misma atención al segundo que la que le di al primero
Teniendo ya un hijo el tiempo se nos escapa. Si con el primero pasamos horas y horas jugando, estimulándole o simplemente mirándole sonreír, con el segundo la cosa se complica, y eso da un poco de pena.
- Realidad. Siendo realistas la verdad es que dispondrás de menos tiempo para atender a tu peque, pero hay algo con lo que quizá no has contado: tiene un hermano mayor que va a hablarle, a jugar con él, será su modelo a imitar, una figura que le enriquecerá seguro. Sí, tu dedicación estará repartida, pero va a contar con una fuente de estimulación impagable.
¿Y si el parto va mucho peor que el primero o es completamente diferente o… es igual de terrible?
Puede que tu primer parto fuera complicado y te horrorice pensar en pasar por ahí de nuevo. Puede que fuera regular, pero ya lo pasaste, ya está vivido. Lo nuevo, lo que no conocemos, da mucho más miedo, y más cuando de partos hablamos… porque seguro que a día de hoy sabes muchas más cosas, y conoces más historias (de terror, algunas) que las que sabías entonces, ¿verdad?
Realidad: La realidad objetiva, los datos que tenemos, es que no sabemos cómo va a ir el parto, de manera que todo lo que sea “proyectar” e imaginar, y más cuando lo que imaginamos es horror, solo sirve para hacernos sentir mal. No tienes una bola de cristal, así que mejor no jugar a adivinas, que no nos hace bien.
¿Qué puedo hacer? En esta vida no podemos controlarlo todo y efectivamente pueden pasar cosas… Aceptar esto es el primer paso. Para calmar el miedo piensa: ¿de verdad va a ser tan horrible como creo? ¿Tiene sentido tener miedo con tanta antelación, si además no tengo certeza de que vaya a suceder lo que temo? Toma las riendas de tu parto: infórmate de todo lo que necesites, pregunta, transmite tus dudas a tu especialista, prepara tu plan de parto… La actividad es mejor que el “runrún” en la cabeza.
¿Y si no puedo con los dos?
La idea de gestionar el día a día con un/a niño/a más un bebé puede que nos supere. ¿De verdad se puede (sin volverse loca)?
- Realidad: es evidente que fácil, así lo que se dice fácil, no va a ser. Precisamente si pensáramos en que va a ser pan comido lo tendríamos peor, porque sería una expectativa muy poco realista.
- ¿Qué puedo hacer? Va a ser complicado, pero probablemente tampoco sea tan imposible de manejar como imaginas. Insisto: los miedos son fuertes porque tendemos a ponernos en lo peor, en el peor escenario posible (el del caos). Pero la realidad ni tiene por qué ser así ni vamos a llegar a ella dando un salto, sino que iremos adaptándonos poco a poco. Tenemos que concedernos ese margen, darnos una oportunidad para ir haciéndonos a la nueva situación, sin presión, con calma, siendo flexibles.
Tener miedos, muchos o pocos, es absolutamente normal tanto en el primer embarazo como en el segundo. No debemos avergonzarnos de ello, faltaría más, pero sí tenemos que plantarles cara para que no nos afecten demasiado y podamos disfrutar de nuestro nuevo peque.
Fotos: Pixabay.com
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