La búsqueda del embarazo, algo que a priori todos imaginamos como una etapa “hermosa, emocionante y tierna” puede ser una verdadera fuente de estrés y ansiedad cuando, pasado un tiempo, ese embarazo no llega. Los problemas de fertilidad afectan, y mucho, a la vida de las personas. Te contamos cómo mostrar tu apoyo a una pareja con problemas de fertilidad y qué no debemos decirles.
Se estima que en España alrededor del 17% de las parejas tienen problemas de fertilidad, es decir, que o bien tienen dificultades para concebir o para que el embarazo llegue a término. Estamos hablando de unas 800.000 parejas, que no es poco. Dadas estas cifras no es infrecuente que nos encontremos con que en nuestro entorno alguien está teniendo estas dificultades.
Lo que tendemos a decir...
Cuando apreciamos a alguien y este alguien nos cuenta un problema, de manera instintiva tendemos a “dar consejos”, a decirle qué hacer o a intentar animarle con una perspectiva positiva sobre su situación. Es lo más habitual, y obviamente nace de la preocupación y el cariño.
Sin embargo no siempre estos “ánimos” son la mejor opción, y en muchas ocasiones nuestra buena voluntad puede hacer sentir mal a la persona que tenemos en frente.
Las dificultades en fertilidad afectan tanto a nivel individual como de pareja: autoestima, definición de uno mismo como adulto, dinámica de pareja, economía, proyectos vitales, planes a corto y medio plazo… No es fácil. Por eso conviene ser especialmente cuidadosos con cómo mostramos nuestro apoyo.
¿Qué no debemos decirle a alguien que está teniendo problemas de fertilidad?
“En cuanto os relajéis llegará” Esta es una de esas cosas que tenemos aceptadísimas socialmente, pero que dejan KO a quien la recibe.
En primer lugar, decir esto no es nada útil porque cuando hablamos de problemas de fertilidad estamos en terreno puramente biológico, no psicológico.
Por otra parte esta afirmación coloca como responsables de la situación a los miembros de la pareja (“no ha habido embarazo porque estáis tensos”) especialmente a la mujer, lo que añade una presión absolutamente innecesaria.
“Mi prima/hermana/amiga se acaba de quedar, no te preocupes que te llegará”. Hablarles sobre otros embarazos recientes lejos de proporcionar alivio, esperando o alegría lo que pueden llevar es a sentirse aún más triste y desconsolado.
Pensamientos del tipo “Todo el mundo lo logra menos nosotros”, “Tengo un problema, estoy rota/o” o “¿Por qué nos ha tocado a nosotros?”, son muy habituales cuando se reciben estas noticias, y pueden generar bastante malestar emocional, por muy buena que fuera nuestra intención al contárselo.
Con esto no estoy diciendo que estas personas no se alegren ante la noticia de un embarazo de alguien cercano, o que deseen que nadie más lo logre, para nada. Pero sí que les genera malestar emocional, como decía, y les remueve. Lo que a nosotros nos puede parecer “una historia que anima” a ellos les puede hacer daño.
“Eso es que no era el momento/Cuando sea el momento, llegará"
Cuando uno decide tener hijos no se plantea de entrada que vayan a surgir dificultades graves. Damos por sentado que en un tiempo prudencial llegará el embarazo. Cuando esto no sucede la sensación de no control es tremenda, de manera que comentarios como este, que además pueden llegar en un momento en el que la pareja ya ha intentado varias soluciones sin éxito, es demoledor.
Ellos, como casi todos, esperaban que llegara cuando se pusieron manos a la obra, así que “el momento” en principio era ése. El “ya llegará” genera ambigüedad, cae sobre una cama de experiencias negativas, así que a pesar de ser un buen deseo mejor abstenerse de decirlo.
“Y si no podéis, ¿vais a adoptar?”
Plantearles la adopción, la ovodonación u otras alternativas puede ponerles en una situación realmente incómoda. ¿Y si ni siquiera se lo han planteado ellos? ¿Y si es un punto que no han abordado porque no se sienten capaces? ¿Y si hay desacuerdo entre ambos y es un tema muy peliagudo? Cuidado con esto.
Cuando la pareja ya tiene un hijo
Es muy habitual que cuando una pareja busca su segundo hijo y éste no llega escuchemos cosas como “Bueno, pero por lo menos ya tienes a tu hijo, que no es como si no tuvieras ninguno”.
La experiencia de querer volver a ser madre o padre y que no se produzca es dolorosa tengamos o no tengamos ya otro hijo. Con comentarios como este lo que le estamos diciendo es que deberían conformarse o que su hijo ha de ser suficiente para colmarles en caso de no poder tener otro.
Además, esto puede redundar en un mayor sentimiento de culpa (ya presente a menudo en estos casos): “No debería sentirme tan mal porque ya tengo a mi hijo”, “¿Acaso es que mi hijo no es suficiente para mí? ¿Cómo es eso posible?”.
¿Qué podemos decirles entonces?
Preguntarles cómo se sienten o cómo están en ese momento: esto hace que sientan que pueden hablar y que estamos dispuestos a escuchar. El periplo de los problemas de fertilidad en muchas ocasiones genera en las personas la sensación de que su vida gira en torno al tema, y es frecuente que no saquen el tema con amigos o familiares por temor a ser monotemáticos, a ser juzgados, a que le demos nuestra opinión (como he contado antes), etc.
Al preguntar de manera abierta pero no inquisitiva le proporcionamos la oportunidad de expresar, compartir y exteriorizar sus sentimientos, algo muy saludable, pero tampoco estamos siendo tan directos como para que no puedan esquivar el tema si es que no quieren hablar de ello. La pregunta hace que sientan apoyo pero sin presión.
Ofrecer abiertamente nuestro apoyo: “¿En qué podemos ayudaros?” o “Cuando necesitéis algo, salir a despejaros, un rato de charla, lo que sea, aquí estamos” son fórmulas infalibles de mostrar que estamos ahí para ayudarles en lo que ellos estimen conveniente.
De esta manera no estamos siendo invasivos, pero sí mostramos nuestra preocupación y apoyo de manera evidente, y eso puede ser muy reconfortante.
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