"No quiero irme a la cama porque mientras duermo siguen pasando cosas que yo me estoy perdiendo", me dijo una vez mi hijo con cuatro años. Tener la sensación de que dormir es una pérdida de tiempo suele ser habitual en niños con altas capacidades, aunque evidentemente no sucede en todos los casos.
Sin embargo, muchos padres de niños con altas capacidades manifiestan que sus hijos presentan unas características distintas en materia de sueño en comparación con otros niños. ¿Qué relación existe entre los patrones de sueño y las altas capacidades intelectuales? ¿Cómo propiciar el correcto descanso de estos niños?
Características del sueño en los niños con altas capacidades
No hay dos niños iguales, y aunque cuando hablamos de altas capacidades tendemos a enumerar una serie de características propias a esta condición, debemos comenzar recalcando que cada niño con altas capacidades es único, al igual que lo son sus patrones de sueño.
No obstante, es común observar ciertas características ligadas al sueño de los niños con altas capacidades:
Les cuesta conciliar el sueño o no quieren irse a la cama. Los niños con altas capacidades tienen una mente activa y curiosa que está siempre trabajando, pensando y reflexionando. Esta constante actividad mental puede afectar a la hora de conciliar el sueño, pues para ellos es más difícil "desconectar" y relajarse.
Mayor necesidad de estimulación intelectual. Los niños con altas capacidades son curiosos y muestran una constante sed de conocimiento. Por eso, en muchas ocasiones perciben el sueño como una 'pérdida de tiempo'. También es posible que si a lo largo del día no se han sentido debidamente estimulados o desafiados, necesiten estimulación intelectual al llegar la noche. De ahí que en muchas ocasiones elijan el momento de ir a la cama para preguntar sus dudas y saciar su curiosidad, para desesperación de los padres.
Sensibilidad emocional. Un amplio porcentaje de niños con altas capacidades presentan sensibilidad emocional, lo que puede afectar su sueño. Estos niños suelen ser más propensos a experimentar emociones intensas o preocupaciones que les impidan conciliar el sueño.
Por ejemplo, muchos padres afirman que antes de dormir, sus hijos comienzan a plantearles dudas vitales o trascendentales que les preocupan y necesitan abordar en ese momento. Otras veces sus preocupaciones son más cotidianas (por ejemplo, una pelea con un amigo) y aunque a ojos del adulto pudieran incluso parecer banales, para el niño está suponiendo un coctel emocional que necesita gestionar.
Miedos y pesadillas. Por la noche también es frecuente que se acrecienten los miedos, fobias y preocupaciones, pero en el caso de los niños con altas capacidades, esos miedos suelen ir más allá de los típicos en la infancia y preocuparse de una forma muy intensa por cuestiones reales o existenciales. Estos miedos o preocupaciones podrían impedirles conciliar el sueño o despertarles.
Sobreexcitabilidad. Algunos niños con altas capacidades pueden tener dificultad para controlar la euforia o las emociones ante situaciones que se salen de lo cotidiano, y necesitar más tiempo para relajarse antes de conciliar el sueño.
Cómo favorecer el sueño de los niños con altas capacidades
Es fundamental que los niños descansen adecuadamente y duerman el número de horas que les corresponda por edad. Por eso, si tu hijo con altas capacidades tiene dificultades para conciliar el sueño o el momento de ir a la cama es uno de los más complicados del día, te compartimos algunos consejos que podrían ayudarte:
Empatiza con tu hijo. Una vez que entendemos por qué a los niños con altas capacidades les cuesta más trabajo conciliar el sueño, es más fácil empatizar con ellos y prestarles la debida atención emocional llegado el momento. No pierdas la paciencia y acompaña a tu hijo de forma positiva y respetuosa en la transición al sueño.
Proporciona estímulos adecuados durante el día. Asegúrate de que tu hijo tenga oportunidades adecuadas de aprendizaje y estimulación intelectual durante el día para satisfacer sus necesidades. Esto puede ayudar a reducir la actividad mental excesiva antes de acostarse.
Explícale la necesidad vital de dormir. Como hemos comentado, muchos niños con altas capacidades consideran que dormir es una pérdida de tiempo, y en este sentido, a veces los adultos cometemos el error de obligarles a irse a la cama sin mayor explicación. Habla con tu hijo y explícale por qué su cerebro tiene más dificultad para relajarse, pero también cuéntale por qué dormir bien es tan importante para su salud física y mental, y cómo el correcto descanso va a ayudarle a que pueda seguir aprendiendo.
Una idea que también puede funcionar es involucrar al niño en su proceso de sueño, preguntándole qué le ayudaría a relajarse para poder dormir.
Establece rutinas consistentes. Establecer una rutina de sueño regular y consistente suele ser de gran ayuda. Un rato antes de ir a la cama se recomienda incluir actividades relajantes y calmantes que ayuden a los niños a ir reduciendo paulatinamente su nivel de actividad física y mental.
Fomenta la relajación y la calma con actividades que faciliten la transición al sueño. La meditación es muy recomendable en estos casos, así como la respiración profunda o ejercicios de yoga. También es importante que controlemos nuestro volumen de voz a la hora de hablar con nuestro hijo (le hablaremos cada vez más bajito) y la intensidad de las luces.
Crear un entorno propicio para el sueño. Asegúrate de que la habitación del niño sea cómoda, tranquila y oscura durante la noche. Es muy importante también evitar la exposición a pantallas antes de acostarse, pues la luz azul emitida por los dispositivos electrónicos afecta al sueño.
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