A pesar de haber entrado en el otoño hace casi un mes atrás, las altas temperaturas hicieron que hasta ahora no nos planteáramos hacer el cambio de armario, pero ahora sí podemos decir que el verano se ha marchado y nos toca afrontar esta tarea que suele ser tediosa.
Para que nos resulte más liviana, la gurú del orden Marie Kondo nos da algunos trucos clave que podemos poner en práctica a la hora de ordenar nuestra ropa y la del resto de la familia cuando cambiamos de estación.
Sacar la ropa de temporada
Lo primero que tenemos que hacer es sacar de los armarios toda la ropa de temporada (en este caso, la de verano), incluidos accesorios, complementos y calzado.
El método de Kondo se basa en ordenar por categorías y no por ubicación, por lo que si lo tienes en diferentes armarios, hay que sacarlo todo y tenerlo a la vista para poder organizar mejor.
Clasificarla en tres bolsas
El sistema de las tres bolsas ideado por la organizadora japonesa consiste en hacer tres montones con la ropa, clasificándola según el uso que vayamos a darle. Esta es la parte más complicada, pero una vez que lo hayamos hecho nos liberará espacio en el armario y nos simplificará la vida de ahora en adelante.
En una bolsa, o en un montón, colocaremos la ropa que está desgastada o defectuosa y que vamos a desechar. En otra, la ropa que ya no nos ponemos pero está en buen estado, y podemos donar, regalar o vender. En una tercera bolsa, o montón, dejaremos la ropa que decidimos quedarnos.
La ropa que decidas quedarte, es momento de lavarla y guardarla en una bolsa hasta la próxima temporada. Son ideales para esto las bolsas con cierre al vacío de diferentes tamaños, que ocupan menos espacio y podemos guardar en cajas grandes debajo de la cama.
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Repetirlo con las prendas de la nueva temporada
Si no lo has hecho la temporada anterior, te tocará ahora hacer trabajo doble, pero ya lo tendrás hecho para el próximo cambio de armario.
Toca hacer lo mismo antes de guardar: clasificar en tres montones todas las prendas y complementos, y conservar únicamente aquello que realmente utilizas y te hace feliz.
Cuando hay niños en casa, que crecen tan rápido, puede ser más complicado, pero con más razón el cambio de armario es el momento perfecto para separar lo que ya le queda pequeño y donarlo o desecharlo, y quedarnos sola con la ropa que todavía puede servirle la próxima temporada o heredará un hermano.