Una de las mejores señales que nos puede mostrar si nuestro bebé se está desarrollando correctamente, es su nivel de autonomía, y a edades tempranas, esto se demuestra a través de la curiosidad que siente por explorar. Precisamente estimular aún más ese deseo (que en ellos es innato), y hacer que supla su necesidad de hacerlo, es fundamental hacerle sentir seguro en el entorno que le rodea.
Sin embargo, y a pesar de los juguetes y muebles, los ejercicios que podamos hacer y el sinfín de recomendaciones que recibamos sobre como estimular la confianza del bebé, para ellos solo hay una cosa que es realmente importante: nosotros, los padres.
Sus padres: el soporte más importante de un bebé
El punto de partida para establecer unas bases sólidas en las que el bebé se pueda apoyar y se lance a explorar el mundo, es saber que sus padres estarán ahí cuando les necesita. Esa relación de confianza se construye desde que está en nuestro viente y le hablamos (ya que es capaz de reconocer nuestra voz), cuando hacemos piel con piel, colechamos, damos lactancia o biberón a demanda, y en general, estamos atentos a sus necesidades.
Tengamos en cuenta que todas las experiencias tempranas tras el nacimiento del niño influyen en su futura capacidad de aprendizaje y su bienestar mental.
Nunca hay "exceso" de brazos
Ese vínculo al que nos referimos se suele llamar "apego seguro", y se refiere a un estilo de crianza basada en el respeto al bebé, a sus tiempos y a sus necesidades. Los lazos que creamos cuando se sabe querido y cuidado, fortalecen su confianza y les ayudan a ser más receptivos con la idea de explorar su entorno.
Ese es uno de los motivos por los cuales se defiende la crianza en brazos: no hay un sito que brinde mayor calma y seguridad que los brazos de mamá o de papá. El olor, el contacto, el amor... es la forma mejor de transmitirle al bebé que estamos con él. Sentir este contacto a menudo también es una necesidad básica del bebé, como comer o dormir.
Un entorno seguro es un espacio perfecto para estimular la curiosidad
Otra cuestión fundamental para promover esa necesidad de explorar, es facilitarle un entorno seguro. No es bueno (ni para ellos ni para nosotros), que el bebé empiece a mostrar interés por reptar y coger cosas, si se encuentra en un sitio que nos obliga a gritarle un "no" cada cinco minutos. Debemos ser conscientes de que ellos no saben qué hace daño y qué no, así que es fundamental adecuar la casa para que ellos puedan gozar de libertad de movimiento.
Por último, es importante tener en cuenta que aunque los bebés sienten una necesidad innata por explorar, su desarrollo no es lineal: puede que sea un niño confiado (por ejemplo, que acepte estar en brazos de otra persona distinta a sus padres), pero que de repente pueda mostrar algún "retroceso", por ejemplo, querer estar solo en brazos de sus padres, o llorar cuando les pierde de vista, aunque sea porque están en distinta habitación.
Esto es completamente normal. Los bebés experimentan cambios en sus percepciones y por eso, en épocas puntuales pueden parecer un poco más nerviosos o requieren más atención de sus padres o de su cuidador. Lo más importante es estar. Un bebé no puede (ni quiere) manipularnos: solo quiere comprobar que no está solo y que no nos hemos olvidado de él.
Ahora que somos mayores sabemos que lograr en nuestros hijos ese sentimiento de seguridad y autoconfianza es un regalo para toda la vida, así que, no olvidemos que más que cualquier otra cosa en el mundo, lo que más necesita un bebé para lograrlo, es sentir la protección de sus padres.