Los patrones de sueño que presenta un bebé no son iguales a los del adulto, pues mientras nosotros pasamos por cinco fases del sueño, los bebés solo pasan por dos, lo que hace que su sueño sea más ligero y tengan múltiples despertares.
Hoy te explicamos cómo transcurre el sueño del bebé en sus primeros meses, y qué podemos hacer para facilitar su relajación y ayudarle a dormir por las noches.
Entendiendo el sueño del bebé
Durante los primeros meses de vida, el bebé no distingue el día de la noche. Duerme y se despierta cada pocas horas, siguiendo un ritmo de vigilia-sueño llamado ultradiano, en donde se alternan dos fases de sueño: el sueño profundo y la fase REM (menos profunda).
Mientras que el bebé duerme una media de 16 horas distribuidas a lo largo del día, los adultos concentramos las horas de sueño durante la noche, siguiendo un ritmo de vigilia-sueño circadiano, que se repite aproximadamente cada 24 horas.
Esta diferencia en los patrones del sueño entre adultos y bebés, puede hacer que los primeros meses los padres nos sintamos agotados ante sus múltiples despertares nocturnos. Pero a medida que el bebé vaya creciendo, su patrón de sueño se irá modificando para asemejarse cada vez más al nuestro.
¿Cuándo dormirá toda la noche?
Cada niño es único y tiene unas necesidades diferentes, por lo que resulta complicado saber cuándo dormirá toda la noche del tirón.
Por lo general, a partir de los seis meses muchos bebés comienzan a concentrar más horas de sueño durante la noche, asemejándose cada vez más al ritmo de los adultos. Sin embargo, esto no es una regla exacta, y casi un 40 por ciento de los bebés a esa edad continua con varios despertares nocturnos, y en ocasiones incluso pueden durar hasta los tres o cuatro años.
¿Cómo podemos ayudarle a dormir?
Comprender las necesidades del bebé durante sus primeros meses de vida resulta clave para atenderle adecuadamente, respetando su patrón natural de sueño.
Pero mientras el bebé va adaptándose de forma natural y progresiva a los ciclos de luz y oscuridad, podemos ayudarle a relajarse y a calmarse, contribuyendo de este modo a un mejor descanso.
Coloca su cuna cerca de tu cama
Tanto la Asociación Española de Pediatría como la Academia Americana de Pediatría recomiendan que el bebé duerma en su propia cuna colocada en la habitación de sus padres durante el primer año de vida, con el fin de evitar el riesgo de muerte súbita.
Pero además, esta práctica favorece el descanso del bebé (y por tanto, de los padres) ya que puede ser atendido de manera inmediata si se despierta, además de contribuir al mantenimiento de la lactancia materna.
La importancia de las tomas nocturnas
La lactancia materna debe ser a demanda, y por supuesto también durante la noche. Además, algunos estudios han confirmado que la leche materna presenta variaciones en la concentración de ciertos nutrientes como el triptófano, un aminoácido esencial y necesario para que el cerebro segregue la serotonina, un neurotransmisor cerebral que favorece el sueño.
Es por ello que la lactancia materna durante la noche, además de nutrir a nuestro bebé, favorece su descanso, pues la succión del pecho le relaja y le aporta el triptófano necesario para ayudarle a conseguir el ritmo circadiano.
En el caso de que el bebé se alimente con biberón, dáselo también a demanda y déjalos preparados por la noche antes de acostarte.
Crea rutinas de sueño
Para contribuir a un mejor descanso de nuestro bebé también es recomendable que todos los días repitamos las mismas rutinas de sueño, para crear un hábito que hará que asocie ese proceso con la hora de dormir:
Intenta acostarle siempre a la misma hora.
A la mayoría de los bebés les relaja un baño nocturno y un suave masaje después. Prueba si tu bebé también lo acepta de buen grado, y si después se queda más tranquilo.
Reduce el ritmo de actividades previas a la hora de dormir, para evitar que el bebé se sobreestimule y le cueste más trabajo relajarse.
Crea un entorno acogedor y tranquilo: luz tenue, música relajante, cuento, nanas... Estos consejos podemos mantenerlos también a medida que vayan creciendo, evitando además el uso de pantallas antes de ir a la cama.
Hay bebés que necesitan tener a sus padres cerca antes de irse a dormir. Necesitan que les acaricien, les den la mano, les balanceen en su cuna o simplemente se calman sintiendo cerca su olor y su respiración. Otros bebés solo consiguen dormirse en brazos.
En definitiva, el sueño del bebé es un proceso evolutivo y cada niño seguirá sus propios ritmos. Pero los padres podemos favorecer su descanso, y por tanto su correcto desarrollo, con estos sencillos consejos.