Cuando un niño se separa de su mejor amigo


Los niños pequeños se adaptan muy fácilmente a las nuevas situaciones. Son muy flexibles, es cierto, pero eso no impide que se sientan sensiblemente afectados cuando un niño se separa de su mejor amigo.

Los niños tienen mucha facilidad para hacer amigos. Al compartir juegos, se estrechan las relaciones entre ellos, y muchas veces las amistades de la infancia quedan grabadas a fuego. Pero, ¿qué sucede cuando ese amiguito con el que jugaba a diario en el parque, en la guardería o su vecino, al que tanto adoraba, se va?

Por circunstancias de la vida, los padres tomamos decisiones que también afectan a nuestros hijos como es el cambio de escuela o de domicilio, provocando que pierdan amigos que pueden haber significado mucho para ellos.

De un día para otro, los amigos se alejan y dejan de verse. Esa pérdida, desde luego, tiene un impacto en la vida de los dos niños.

Cuando mi hija mayor tenía cinco años, hace dos, se separó de su mejor amigo. Se conocían desde que nacieron, vivían cerca el uno del otro, se veían con fecuencia y fueron grandes compañeros de juegos durante los primeros años de su vida.

Había complicidad, empatía, lealtad y un montón de experiencias compartidas. Un buen día, por circunstancias personales, sus padres decidieron irse a vivir a otro país. Lógicamente, el niño se fue con su familia y los pequeños dejaron de verse.

Mi hija sufrió muchísimo. Dicen que cuando un niño pequeño pierde a un amigo, sufre esta pérdida como un adulto que padece la muerte de un amigo cercano. Intentamos ayudarla a sobrellevar su dolor acompañándola y preparándola para su partida, y prometiéndole mantener el contacto con el niño después de que se marchara.

Pero aún así, aunque a veces lo quisiéramos, no podemos evitarles el dolor, y para mi hija fue la primera gran pérdida de su vida. Su primer revés.

Reacciones del niño que pierde a su mejor amigo

El niño siente una gran tristeza ante la pérdida de su mejor amigo. Es uno de los mayores desapegos emocionales que puede vivir un niño, después del destete y de la separación de la madre.

Su amigo ya no está cuando va al cole, ni está en el parque como todas las tardes para jugar con él, ni está allí para compartir horas de juegos y risas. Es normal que el niño se sienta triste, desanimado, confundido, irritable. Incluso a veces puede volverse agresivo, rebelde, perder el apetito o tener alteraciones en el sueño.

Cuando son un poco mayores, es normal que piense que nunca volverán a encontrar a un nuevo amigo ni volverán a pasárselo tan bien con alguien.

Otra reacción posible y habitual es el enojo. Se siente enojado por algo que no ha podido controlar. Por decisión de otros, en este caso sus padres, el niño se ha tenido que marchar a otra ciudad o a otro país.

El enfado es un sentimiento que acompaña habitualmente a la tristeza. Se siente impotente ante la pérdida de una persona que significó mucho para él y con quien ha tenido un vínculo cercano durante algún tiempo de su vida.

Cómo ayudar al niño a superar la pérdida de un amigo cercano

Días antes de que el niño se marche, es importante preparar al otro niño para su partida. Por más que pensemos que es mejor que no sufra la despedida, peor será que un día se levante y su amigo ya no esté.

Anunciárselo con anticipación les dará tiempo a hacerse a la idea y a despedirse como más les apetezca. Tal vez una salida especial o una fiesta de despedida sea una buena idea.

Es, además, una excelente oportunidad para hablar con el niño sobre el valor de la amistad y aprovechar la separación para rescatar una enseñanza positiva: la importancia de conservar las amistades.

Siempre que sea posible intentar mantener el contacto con el niño que se ha marchado y su familia es fundamental para que la “pérdida” se relativice. Aunque ya no esté presente, se puede tener una relación fluída a través de cartas, mails, teléfono o vídeoconferencia (para estos casos funciona muy bien). Incluso se pueden hacer planes de visitas o viajes en conjunto en el futuro.

De todos modos, tampoco es sano que el niño quede “enganchado” al amigo que se ha ido. A la vez que se mantiene el contacto con el anterior, es positivo animarle a hacer nuevas amistades.

Cuando un niño se separa de su mejor amigo es un trago amargo, pero en estos casos el apoyo y la comprensión de los padres es fundamental para que sea capaz de superarlo.

Fotos | shawnzrossi y Joyseph
En Bebés y más | Factores de protección frente a la depresión infantil

También te puede gustar

Portada de Bebés y más

Ver todos los comentarios en https://www.bebesymas.com

VER 3 Comentarios