En el momento en el que el bebé nace ya está preparado para comunicarse con el mundo que le rodea. Al principo lo hará mediante el llanto, la mirada y las sonrisas, pero poco a poco irá dando importantes pasos que le ayudarán a sentar las bases del lenguaje, y a comenzar a pronunciar sus primeras palabras.
Hemos hablado con Mar Becher, logopeda y psicóloga de la Clínica CRL, sobre los problemas que pueden darse durante el proceso de adquisición del lenguaje en la infancia. Según su experiencia, estas son las nueve señales que deberían ponernos en alerta.
1) Menos de diez palabras inteligibles antes de los dos años
A lo largo del primer año de vida suelen aparecer las primeras palabras con sentido e intencionadas. Son palabras cotidianas y sencillas compuestas por dos sílabas. Hacia los 18 meses, la mayoría de los niños han adquirido entre 50 y 100 palabras, hacia los 20 meses 200 palabras y hacia los 2 años entre 400 y 600 palabras.
Aunque cada niño lleva su propio ritmo a la hora de ir adquiriendo en lenguaje, la experta recomienda consultar con el pediatra si entre el primer año y medio de vida y los dos años, el niño dice menos de diez palabras inteligibles.
2) Menos de 50 palabras o ausencia de frases, antes de los tres años
Entre los dos y los tres años de vida, el niño ya tiene un vocabulario extenso compuesto por unas 1.500 palabras, y es capaz de utilizar frases de tres elementos con una estructura de nombre+verbo+nombre (por ejemplo, "nene come pan").
La logopeda recomienda que en si en este intervalo de edad, el niño utiliza menos de 50 palabras o hay ausencia de frases de al menos dos palabras, debemos consultar con el pediatra para una valoración.
3) No hay sonrisa social
Durante el primer mes, el bebé sonríe de forma espontánea e incluso puede hacerlo mientras duerme. Es un reflejo del recién nacido, también conocido como sonrisa angelical. Pero la primera sonrisa de verdad plena, es la sonrisa social.
Esta se produce como respuesta a un estímulo del padre o de la madre, y es considerada como la primera comunicación bidireccional entre ambos. Poco a poco, como respuesta de cortesía el bebé comenzará a sonreír a todo aquel que le dedique una sonrisa o unas palabras, pero a medida que crezca, sus sonrisas se irán volviendo más selectivas.
En resumen, la sonrisa es una de las primeras conductas sociales relacionadas con las emociones que aparecen en el bebé, por lo que la experta nos recomienda consultar con la pediatra si percibimos ausencia de esta.
4) Evita el contacto visual cuando habla
Establecer contacto visual cuando alimentamos a nuestro bebé o hablamos con él, es fundamental para su correcto desarrollo cerebral, además de sentar las bases de la comunicación entre ambos.
Y es que mirar a los ojos de la otra persona mientras hablas con ella es un aspecto fundamental de la comunicación no verbal, de ahí que Mar Becher nos recomiende consultar con el especialista si percibimos que nuestro hijo evita mirarnos cuando habla con nosotros.
5) No acepta el contacto físico
Las caricias, los masajes y los abrazos son una forma de manifestar el amor por nuestros hijos, pero además, la ciencia ha demostrado que tiene importantes beneficios para su desarrollo físico, cerebral y emocional, además de calmarles y ayudarles a relajarse.
Por lo general, los niños criandos en ambientes donde reciben cariño, respeto y contacto físico, aceptan las caricias y los abrazos de buen grado. Pero puede ocurrir que por timidez, independencia o como parte de una fase más en su desarrollo, pasen por épocas en las que eviten o rechacen el contacto físico.
Si esto ocurre, nunca debemos obligarle a abrazar o besar, y si su actitud nos preocupa, la experta recomienda consultar con el pediatra.
6) Muestra ciertas actitudes ante el juego
El juego es fundamental en la infancia, y necesario para su desarrollo físico, mental y emocional. El niño comienza a jugar prácticamente desde que nace, y según va creciendo, el juego irá evolucionando desde la etapa funcional, hasta el juego simbólico y posteriormente el de reglas.
Pero la manera en la que juega el niño desde que es bebé también puede darnos una pista a la hora de valorar ciertos problemas. De este modo, Mar nos aconseja consultar con el pediatra si percibimos las siguientes señales:
- Su juego es estereotipado y rutinario
- Utiliza siempre los mismos objetos o los usa de la misma manera
- Muestra una tendencia obsesiva por el orden
- Tiene obsesión por juguetes que emiten determinados sonidos o por ciertos juegos/juguetes con movimientos repetitivos (ruedas que se mueven, canicas que caen por un tobogán...)
7) No comprende el lenguaje gestual
Cuando hablamos, el lenguaje verbal va acompañado de lenguaje no verbal o gestos que dotan de mayor intensidad a las palabras. Mediante la observación, el niño va interiorizando ese lenguaje gestual y cuando comienza a tener necesidad por comunicarse pero aún no ha alcanzando la habilidad para producir palabras, se ayuda de los gestos para hacerse entender.
Por eso, como parte fundamental del proceso comunicativo, la experta aconseja consultar con el pediatra si creemos que nuestro hijo tiene dificultades para comprender el lenguaje gestual y, por tanto, para desarrollarlo mediante la imitación.
8) Muestra trastornos de articulación y retraso fonológico
Mar nos explica que debemos consultar con un especialista si a partir de los tres años percibimos que nuestro hijo tiene dificultades a la hora de articular palabras, así como un retraso fonológico:
"A partir de los tres años pueden persistir trastornos del lenguaje como la dislalia que es la dificultad para la correcta pronunciación de algunos fonemas que, por desarrollo evolutivo, ya deberían estar adquiridos y generalizados en el lenguaje espontáneo del niño (ej: la /k/, la /r/ simple)".
"Si esos problemas se mantienen, sería necesario consultar con un logopeda que determine si el problema puede ser evolutivo o se aparta de los parámetros normativos del desarrollo".
9) Muestra dificultad para construir frases complejas
En ocasiones, el retraso del lenguaje también puede producirse a nivel morfosintáctico, que hace referencia a la gramática o estructura de las diferentes partes del habla que se presentan en una oración. Cuando el niño es incapaz de construir frases coherentes (compuestas por sujeto, verbo y predicado) o la complejidad de las frases no aumenta a medida que el niño crece, es necesario consultar con un experto.
La detección temprana de cualquier problema relacionado con el desarrollo del lenguaje adecuadamente y el inicio precoz de un tratamiento rehabilitador es clave para evitar complicaciones posteriores. Pero además, los padres podemos estimular el lenguaje de nuestros hijos con sencillos ejercicios y juegos.
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Agradecimientos | Clínica de rehabilitación CRL