En año de pandemia y tras suspender en marzo de 2020 el curso escolar presencial, se decidió regresar a las aulas en septiembre con medidas excepcionales para controlar los contagios por coronavirus.
Una de ellas fueron los grupos burbuja, que consisten en agrupar a los alumnos más pequeños en clases con ratios menores (entre 15-20) y sin contacto directo con los alumnos de otros grupos. Algunos psicólogos señalan que, aunque la medida parece estar funcionando en el control de los contagios, ha reducido la vida social de los niños, lo que está afectando especialmente a menores tímidos y con dificultades en habilidades sociales o emocionales”, sobre todo cuando han sido separados de sus amigos de referencia.
Más dificultades a partir de quinto de primaria
“Tendemos a formar etiquetas de aquello o aquellos que nos rodean. El niño que ya estaba es un niño con el que anteriormente un determinado grupo ha aprendido a no relacionarse. Y si a esto sumamos que ese niño no tiene estrategias necesarias para las relaciones sociales, aumenta el aislamiento”.
De esta forma explica la psicóloga Sonia Martínez, directora de la Escuela de desarrollo emocional y social Crece Bien, cómo están afectando los grupos burbuja a los "niños que ya tenían dificultades anteriormente para relacionarse, que contaban con escasos contactos y ahora, por las circunstancias, han sido separados de sus anteriores compañeros y forman parte de grupos burbuja distintos". Añade que "ya tenían sus grupos establecidos y es más difícil que se abran a un niño con el que no se relacionaban antes”.
La directora de los centros de educación Crece Bien, explica que afecta sobre todo a alumnos a partir de quinto de Primaria, “edades en las que los grupos ya están más establecidos y consolidados”, y en colegios en los que no se solían mezclar las clases. Añade que esta situación afecta a la salud de los niños:
“Estamos atendiendo a padres y madres preocupados porque sus hijos ya no quieren ir al colegio por encontrarse solos al haber sido separados de sus amigos.
Muchos de esos niños y niñas, incluso, comienzan a referir problemas de estómago o de sueño, que en muchas ocasiones no dejan de ser síntomas que esconden el miedo a quedarse solos y a sentirse poco apoyados”.
5 consejos para ayudarles desde casa
Para que este problema de integración en los nuevos grupos burbuja mejore en lo que queda de curso, Sonia Martínez nos ofrece una serie de consejos para ayudarles a encontrar su sitio en el nuevo contexto:
- Ver el cambio como una oportunidad. A estos niños y niñas les ayudaría mucho que sus padres les ayuden a ver el cambio como una oportunidad para conocer nuevos compañeros y descubrir a nuevas personas.
Para llegar ahí, los adultos deben escuchar a sus hijos, no minimizar sus preocupaciones y empujarles a que resuelvan ellos sus problemas.
- No pedir el cambio de clase. Centros Crece Bien recomiendan que los padres ayuden a los niños a buscar soluciones en lugar de pedir que les pongan con sus amigos del curso pasado.
“Tienen que apoyar a sus hijos para que puedan manejar sus emociones y para que practiquen formas de hacer nuevos amigos. Así les enseñarán a afrontar las dificultades, a adquirir estrategias y a ser más autónomos e independientes”.
- Reforzar los avances y marcar objetivos pequeños. Es positivo, según la psicóloga, marcar junto a nuestros hijos, pequeños objetivos diarios que les ayuden a ver que van resolviendo con éxito pequeñas situaciones ya que “así les estaremos haciendo ver que tienen un currículum de éxitos a sus espaldas”. Además,
“Los padres deben apoyar la idea de que su hijo es un valiente, de que está aprendiendo continuamente y de que cada día se sentirá mucho mejor.
También deben hablarles de lo importante que es la paciencia para consolidar esas nuevas amistades”.
Contarles anécdotas similares de su niñez. Puede ayudar, según Sonia Martínez, que los padres recuerden alguna situación en la que se sintieron de manera similar y que expliquen cómo la resolvieron.
Propiciar momentos de desconexión del problema. Muchos menores pueden entrar en un bucle y no pensar en nada más que en sus dificultades para relacionarse. Por eso, para la experta, es importante que padres procuren cambiar de tema. Concluye la experta:
“Es normal que la familia esté preocupada, pero si sólo le preguntan cada día por si ya ha hecho nuevos amigos, le pueden terminar trasladando una sensación de urgencia por resolverlo que a todas luces es innecesaria y contraproducente”.
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