Niño de seis a ocho años: todo sobre el desarrollo físico y cognitivo en esta etapa de la infancia

Nuestro hijo ya ha cumplido seis años, una edad que implica un cambio importante a nivel físico, emocional e intelectual. Desde los seis hasta los ocho años, los niños crecerán en autonomía, responsabilidades, independencia y aprendizaje, y empezarán a adquirir ciertos hábitos que les acompañarán el resto de la vida.

Para que el niño tenga un desarrollo positivo y crezca con confianza y buena autoestima, es fundamental la labor de los padres y educadores, que en todo momento deberán acompañarle, guiarle y educarle desde el respeto, el amor y la empatía.

En nuestro calendario sobre el desarrollo del bebé y niño, hoy repasamos las principales características de los niños entre seis y ocho años y cómo se desarrollan en esta etapa de la vida.

Desarrollo físico del niño de seis a ocho años

Crecimiento

A partir de los cuatro años el niño entra en una etapa de crecimiento lento, en donde su peso y talla irá aumentando de manera más estable. La disminución progresiva del ritmo de crecimiento se mantiene de forma lenta pero continua, que va a durar hasta el comienzo de la pubertad.

Entre los seis y ocho años, el niño crecerá una media de cuatro centímetros anuales, y su peso aumentará entre dos y tres kilos al año. Sin embargo, debemos tener en cuenta la existencia de factores determinantes que pueden influir en el crecimiento , como la genética, la alimentación, el sistema endocrino, ciertas enfermedades y la práctica de ejercicio físico.

Motricidad gruesa

Los niños de esta edad gozan de una gran vitalidad, y disfrutan con actividades que requieren de movimiento, coordinación, equilibrio y destreza.

En general, la mayoría domina bastante bien sus habilidades físicas, y les gusta ponerse a prueba con nuevos retos que van imaginando, tanto en casa como en la calle y el parque. También suele ser habitual identificar las preferencias del niño hacia determinadas actividades como el baile, las acrobacias, los juegos de balón o los deportes que impliquen velocidad.

La práctica de ejercicio en esta etapa es fundamental, no solo por los beneficios que aporta a la salud y al desarrollo del niño, sino porque comenzar a hacer deporte de manera regular a edades tempranas favorecerá la adquisición de este saludable hábito durante toda la vida.

Motricidad fina

En cuanto a la motricidad fina y la coordinación el niño comienza a mejorar notablemente, de manera que es fácil apreciar un importante cambio en el desarrollo de actividades que requieren de una mayor precisión, como el manejo de ordenadores y móviles, la realización de ciertas manualidades y la escritura.

Otras particularidades

Aunque este dato puede variar de un niño a otro, lo habitual es que a los seis años la mayoría de los niños ya hayan comenzado con la caída de los dientes de leche. Por ello, y aunque las primeras revisiones con el odontopediatra se hayan llevado a cabo antes de edad edad, cuando el niño comienza con la dentición definitiva es fundamental que sea revisado también por un ortodoncista, de cara a detectar de forma precoz posibles problemas relacionados con el crecimiento de los huesos maxilares o mandibulares.

Alimentación y sueño del niño de seis a ocho años

Las necesidades energéticas en esta franja de edad variarán entre las 1.800 Kcl/día a la edad de seis años, hasta las 2.400 Kcl/día a los ocho años. Tanto ahora como en otras etapas de la vida, es fundamental seguir cuidando la alimentación de nuestros hijos para que esta sea lo más variada y equilibrada posible.

En lo que respecta al sueño, según las últimas recomendaciones de los expertos los niños en esta franja de edad deberían dormir una media de entre nueve y 11 horas diarias, para asegurar su correcto descanso y rendimiento escolar.

Desarrollo cognitivo del niño de seis a ocho años

A la edad de seis años los niños comienzan la Educación Primaria o enseñanza obligatoria. Este importante paso va ligado al gran desarrollo intelectual que experimentan en esta nueva etapa de la vida. Y es que a partir de esta edad, el cerebro del niño ya está preparado para adquirir nuevas destrezas relacionadas con la lectoescritura, así como para entender conceptos matemáticos cada vez más complejos.

Otra característica típica del desarrollo en esta etapa es la comprensión de la relación causa-efecto. Esto hace que el pensamiento mágico típico de la edad preescolar vaya desapareciendo y asimilen temas más complejos y abstractos.

Así mismo, su curiosidad innata por conocer detalles del mundo que les rodea se hace cada vez más notable, por lo que es frecuente que en esta etapa los niños manifiesten dudas a sus padres sobre temas que nunca antes se habían planteado, como la muerte, el origen de la existencia del hombre o el sexo.

Desarrollo emocional del niño

A partir de los seis años el niño comienza a dar una especial importancia a lo que su entorno piense de él (padres, profesores, amigos, familiares...), pudiendo afectar seriamente a su estima los comentarios negativos, comparaciones o etiquetas impuestas. Por eso es tan importante criar con amor y respeto, reforzando las conductas positivas del niño, elogiando sus aciertos y ayudándolo a aprender de sus errores desde la serenidad y la empatía.

Además, si existiera algún problema de aprendizaje o del desarrollo del lenguaje, los expertos aconsejan ponerse cuanto antes en manos de los profesionales, pues aparte de los beneficios que conlleva un tratamiento precoz, a esta edad el niño ya tiene plena conciencia de sus limitaciones y dificultades, y esto podría influirle en su desarrollo emocional.

Autonomía del niño de seis a ocho años

La madurez cerebral que adquiere el niño en esta etapa hace que padres y profesores tiendan a exigirle más, tanto a nivel académico (mayor atención sostenida en clase, más capacidad de memorización, más responsabilidad a la hora de hacer sus tareas escolares...) como en su día a día.

Y es que en esta etapa el niño experimenta una importante evolución en el desarrollo de su autonomía, dejando atrás al niño preescolar que necesitaba la ayuda del adulto para realizar muchas de las tareas. Ahora, es capaz de hacer casi cualquier cosa que se proponga, pues tiene ideas propias y una mayor destreza física.

Es fundamental que los padres continuemos fomentando esa autonomía y le hagamos partícipe de la toma de algunas de las decisiones familiares, pues esto le ayudará a adquirir nuevas destrezas fundamentales para la vida.

Entre los seis y los ocho años el niño ya debería ser completamente autónomo en su aseo diario (ducha, cepillado de dientes, elegir su propia ropa y vestirse...) y participar de manera activa en las tareas del hogar. Además, ya está capacitado para hacerse cargo del cuidado de otro ser vivo, y comienza a entender el valor del dinero y la importancia de saber gestionarlo correctamente.

Sociabilidad del niño de seis a ocho años

El juego continua siendo una parte esencial para el desarrollo en esta etapa de la vida, pues no solo les ayudará a seguir aprendiendo, sino a relacionarse con sus iguales y a interiorizar valores importantes como el respeto, la tolerancia y la empatía.

El concepto de "mejor amigo" tiende a aparecer en torno a los seis o siete años, cuando el niño ya ha alcanzado un grado de madurez suficiente. Este "mejor amigo" se convierte en pieza clave en su vida, y con él aprenderá cosas maravillosas como la importancia de la protección mutua, el apoyo incondicional e incluso a guardar secretos y a confiar.

Pero con estas relaciones de amistad tan intensas llegan también las primeras decepciones, cuando el niño siente que el otro le ha fallado, el dolor ante una pelea o la profunda tristeza si la amistad se acaba debido a circunstancias externas, como una separación.

Otras características del juego en esta franja de edad:

  • A los seis años el niño comienza a prestar sus juguetes por iniciativa propia, y a buscar a otros para compartir tiempo de juego (incluidos papá y mamá, con quienes continua disfrutando especialmente).

  • Aunque a muchos les cueste aceptar la derrota, el niño empieza a entender que a veces se gana y otras se pierde, aceptando las normas y reglamentos del juego.

  • El niño disfruta especialmente jugando por equipos, por lo que los juegos de mesa, ciertos juegos tradicionales y la mayoría de los deportes suelen encontrarse entre sus preferencias.

  • Es importante tener en cuenta que cada niño evoluciona a un ritmo diferente y muestras unos gustos particulares, por lo que a la hora de regalar un juguete a un niño en esta franja de edad es recomendable optar por aquellos juegos acordes a sus intereses y destrezas, que fomenten su desarrollo y aprendizaje.

Otras etapas en el desarrollo del bebé y niño

Foto | iStock

Vía | En Familia - AEP

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