Entre las características que con mayor frecuencia se asocian a los niños con altas capacidades destaca un elevado grado de empatía. Los niños con esta condición tienen una mayor sensibilidad para ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones, algo que muchas veces les provoca inquietud y sufrimiento.
Hoy queremos profundizar en el exceso de empatía en las altas capacidades, por qué se produce y qué podemos hacer los padres para ayudar a nuestros hijos.
Empatía y altas capacidades: estrecha relación
A menudo se considera a los niños con altas capacidades seres solitarios, independientes e incluso insensibles hacia los sentimientos de los demás. Pero estos prejuicios nada tienen que ver con la realidad, y si bien puede haber niños con altas capacidades que presenten un carácter introvertido o mayores dificultades para encajar con sus compañeros, en ningún caso significa que carezcan de empatía.
No obstante, es importante señalar que cada niño es único, y si bien suelen apreciarse una serie de rasgos o características comunes en los niños con altas capacidades, no existe un único perfil.
La empatía es una habilidad social y emocional que se desarrolla a lo largo del tiempo y está influenciada por diversos factores, como la educación, las experiencias personales y las relaciones sociales. Cada niño tiene su propia personalidad, historia de vida y estilo de interacción, y todo ello afectará la forma en que expresan y experimentan la empatía.
En el caso de los niños con altas capacidades, este mayor grado de empatía y comprensión hacia los demás puede deberse a varios factores:
Mayor sensibilidad. Los niños con altas capacidades suelen tener una mayor sensibilidad emocional e intelectual. Esto les permite captar detalles y matices en las emociones de los demás que para otros pasan desapercibidos, lo que facilita su capacidad de empatizar.
Mayor conciencia. Su capacidad para procesar la información a un nivel más profundo les permite entender mejor las emociones y necesidades de los demás, así como ponerse en el lugar del otro.
Experiencias personales. Desgraciadamente, algunos niños con altas capacidades viven situaciones de discriminación o incomprensión por parte de otros compañeros, y esta experiencia puede hacer que comprendan mejor a otras personas cuando son tratadas de una manera diferente.
Educación y crianza. Al igual que sucede con la educación de cualquier otro niño, cuando un niño con altas capacidades crece en un ambiente en el prima la compasión, las relaciones positivas y la preocupación hacia los demás, es más probable que desarrolle una mayor empatía.
Si tu hijo tiene un alto grado de empatía, es muy probable que sienta las injusticias y el dolor ajeno como algo propio, llegando a sufrir realmente por ello. Y es que aunque la empatía es una cualidad muy valiosa, cuando existe una mayor sensibilidad puede afectar profundamente.
Es por eso, que muchos niños con altas capacidades son especialmente vulnerables a las noticias que suceden en el mundo, así como a las emociones de sus allegados y las preocupaciones de su entorno.
Recordemos, además, que debido al desarrollo asíncrono que muchas veces se presenta en estos niños entre el área cognitiva y el área emocional, el acceso a ciertas informaciones que su inmadurez emocional no sabe asimilar puede generar un gran desasosiego.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo en estos casos?
Si crees que tu hijo con altas capacidades tiene un alto grado de empatía y en ocasiones sufre por ello, te compartimos algunos consejos que podrían ayudarte:
Escucha a tu hijo cuando quiera hablar sobre sus sentimientos y preocupaciones. Valida sus emociones y hazle saber que es normal sentirse afectado por el sufrimiento de los demás.
Ayúdale a entender por qué siente como lo hace. En ocasiones, los niños con altas capacidades pueden sentirse abrumados, no tanto por su forma de sentir sino por no entender por qué los demás no sienten como ellos. Tómate tu tiempo en explicarle a tu hijo qué son las altas capacidades y sus implicaciones.
Enseña técnicas de autorregulación emocional, como técnicas de relajación, respiración profunda o meditación para que aprenda a calmarse cuando se sienta abrumado.
Proporciona un ambiente de apoyo. Asegúrate de que tu hogar sea un lugar donde tu hijo se sienta seguro y comprendido. Esto le permitirá expresar sus emociones sin temor a ser juzgado.
Establece límites adecuados. Aunque es importante alentar la empatía, también es fundamental establecer límites saludables para proteger la salud emocional de tu hijo. Esto puede incluir limitar la exposición a situaciones traumáticas o noticias perturbadoras que puedan afectarle profundamente.
Fomenta actividades positivas. Anima a tu hijo a participar en actividades que le apasionen y que le ayuden a canalizar su empatía de manera constructiva. Por ejemplo, podría involucrarse en proyectos de voluntariado o acciones solidarias.
Busca apoyo profesional. Si observas que la empatía de tu hijo está afectando seriamente su bienestar emocional o interfiere con su vida diaria, no dudes en buscar el apoyo de un psicólogo especializado en niños con altas capacidades.
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