La mayoría de los niños cuando empiezan a hablar, entre los dos y los cinco años, suelen mostrar cierta falta de fluidez al pronunciar las palabras. Esto es normal y es lo que se conoce como tartamudez evolutiva.
Si bien estas alteraciones son frecuentes en la infancia y al comienzo del lenguaje, también existen otro tipo de problemas asociados a la fluidez del habla que no son tan normales y que pueden ser una señal de alarma.
Entonces, ¿cuándo hablamos de tartamudez en niños? ¿Cómo sabemos si su forma de hablar es normal y propio del desarrollo del lenguaje o hay algún problema?
Cómo saber si tu hijo tartamudea
Como decimos, la mayoría de los niños repiten sílabas o palabras, vacilan al comenzar una frase y vuelven a comenzar sin que haya ningún tipo de trastorno. Son episodios puntuales que surgen durante un tiempo corto de tiempo (por ejemplo, una semana) que luego desaparecen.
Por ejemplo, un niño de 3 años puede decir "pa-pa-pa-papá ven mira; el, el, el gatito come" si está nervioso. Igualmente, este niño puede hablar sin ningún tipo de alteración si está tranquilo.
¿Qué es normal?
Las disfluencias (faltas de fluidez) son todas aquellas repeticiones de palabras (mamá, mamá, juega conmigo), vacilaciones o dudas al hablar (pues...pues está lloviendo mucho), interjección (Ummm, ummm, yo... quiero una hamburguesa), muletilla (bueno, es un perro... bueno, un animal...) o reformulación de algo que se dice (¿puedo comprar...? esto... quiero una chuche) y que se dan sin tensión o esfuerzo por parte del pequeño.
Desaparecen tan rápido como aparecen, es decir, al cabo de varios días o semanas, y este tipo de problemas ocurren en situaciones en las que el niño se encuentra más excitado, cansado, enfadado o ante palabras que le resultan largas, difíciles o nuevas.
Aquí podemos hablar entonces de disfluencias normales, ya que están asociadas al desarrollo del lenguaje y a la elaboración del discurso que con la tartamudez propiamente dicha.
¿Qué no es normal?
A parte de los problemas de fluidez del habla del niño, es importante comprobar si se producen o no otro tipo de manifestaciones que van junto a la expresión del pequeño. Por ejemplo, se puede comprobar si al pequeño parece afectarle sus dificultades para hablar con fluidez, llegando incluso a evitar hablar en determinadas ocasiones, o si sus padres se muestran preocupados por la forma de hablar o si existe algún tipo de ansiedad.
Algunos ejemplos de disfluencias anormales en el habla del niño son:
- Repeticiones de sonidos o sílabas(¿p...p...p...p... puedo ver la tele?, ju...ju...ju...juguete)
- Más de dos repeticiones en palabras cortas (pero... pero... pero... pero cógelo)
- Alargamiento de un sonido con una duración de varios segundos (qqqqqqqqqqqqqqqqquiero esa pelota)
- Silencio tensos entre las palabras (¿por qué...........................los pájaros vuelan?)
- Partir palabras (¿jue...gas conmigo?)
- Tensión mientras se habla o algún tipo de esfuerzo por hacer salir las palabras
- Movimientos asociados al habla en la cara o el cuerpo, de esfuerzo y tensión (por ejemplo: cerrar los ojos, hacer muecas, mover el cuello...)
- Habla muy rápida
¿Tartamudea mi hijo?
Generalmente, el tartamudeo suele aparecer en las primeras palabras de las frases y también en algunos sonidos determinados, siendo más difícil en determinadas situaciones, como responder a preguntas directas (por ejemplo, ¿qué has hecho hoy en el colegio?). No obstante, los problemas de fluidez pueden desaparecer cuando el pequeño canta, habla despacio o susurra.
La tartamudez suele iniciarse entre los dos y los cinco años, generalmente cuando se ha iniciado el lenguaje y éste es fluido. En los primeros años preescolares el problema tiende a desaparecer de forma espontánea, volviendo a producirse a lo largo del año.
El riesgo de estancamiento de la tartamudez aumenta de los 14 a los 18 meses desde que se inicia, aunque se desconocen las causas por las que desaparece el trastorno de forma espontánea y por las que se mantiene. No obstante, pueden deberse al conjunto de varios factores relacionados con el proceso de aprendizaje del lenguaje y del habla.
Si vemos alguna de estas alteraciones en el habla de nuestro hijo, es recomendable consultar a un especialista con el fin de evaluarlas y saber si nuestro hijo tartamudea antes de precipitarnos en nuestras conclusiones.