Todos sabemos que una mujer embarazada no es una mujer enferma. Sin embargo, por el mero hecho de estar embarazada, el riesgo de sufrir complicaciones por determinadas enfermedades es superior. Una de estas enfermedades es la gripe, que ha llegado ya a nuestra población y, por este motivo, vamos a hablar hoy de la gripe en el embarazo.
La gripe es una enfermedad que molesta bastante durante unos días, pero que luego se va sin dejar más rastro. El problema es que no afecta del mismo modo a toda la población, porque si eres un niño pequeñito, una persona mayor o una mujer embarazada el riesgo de que la cosa se complique es mayor.
Posibles complicaciones de una gripe en el embarazo
El mayor riesgo para una mujer embarazada sucede en el segundo y tercer trimestre, que es cuando más se dan las temidas complicaciones de la gripe. Poniéndolo en números, el riesgo de que una mujer embarazada con gripe deba acudir al hospital por una complicación es ocho veces mayor que el de una mujer no embarazada. Si la mujer, además, padece otras enfermedades como asma, obesidad o diabetes el riesgo es aún mayor.
Las complicaciones más habituales son bronquitis, neumonía y otras enfermedades pulmonares. En lo que al bebé respecta, si la madre se contagia de la gripe durante el embarazo podría nacer prematuro o con bajo peso. De ahí que sea importante prevenir la gripe.
Síntomas de la gripe en el embarazo
Los síntomas que puede padecer una mujer embarazada si contrae la gripe son los mismos que los del resto de personas adultas:
- Tos
- Aumento de la mucosidad (Rinorrea)
- Fiebre de 37,5ºC o más
- Dolor de garganta
- Pérdida de apetito
- Otros síntomas: dolor de espalda, de cabeza, fatiga, vómitos y diarrea.
Cómo prevenir la gripe en el embarazo
Además de las medidas lógicas, las que incluyen no acercarse a personas resfriadas o con gripe, lavarse las manos frecuentemente y permanecer en lugares bien aireados y lejos de las aglomeraciones, la prevención pasa por vacunarse del virus de la gripe.
La vacuna de la gripe no suele tener efectos secundarios más allá de los típicos de cualquier vacuna (fiebre, náuseas, vómitos, dolores musculares,...) y ayuda a evitar que una mujer contraiga la enfermedad. En caso de contagio, pues ninguna vacuna es efectiva al 100%, disminuye el riesgo de complicaciones por la enfermedad.
Además, la vacuna sirve también al bebé, porque le protege desde que nace hasta el sexto mes de vida. Como los recién nacidos, como hemos comentado, forman parte del grupo de población con más riesgo de complicaciones, es un dato a tener en cuenta a la hora de tomar la decisión de vacunarse.
Medicamentos para la gripe en el embarazo
Si finalmente sucede que una mujer se contagia de la gripe estando embarazada debe saber que el único tratamiento que se le puede administrar es un antiviral, siendo el más recomendado el oseltamivir, más conocido como Tamiflu (nombre que seguro que os sonará de la época de la gripe A).
Ahora bien, su administración debe ser indicada por un médico, por lo que en caso de presentar síntomas de gripe lo ideal es consultar en un centro sanitario. Esto es aún más recomendable en caso de que la mujer note dificultad para respirar o sensación de que puede coger menos aire del habitual, pues pueden ser síntomas de que la gripe se está complicando con alguna patología más grave.
Otros medicamentos como los típicos para tratar los síntomas de la gripe y el resfriado (no curan, sólo tratan los síntomas para que la enfermedad sea menos molesta) pueden no ser seguros, porque contienen varios fármacos. Algunos de los componentes pueden ser seguros pero otros quizás no, y por eso no se puede decir que ninguno sea completamente fiable. En general es mejor evitarlos, sobretodo en los primeros 3-4 meses del embarazo.
Así, el único medicamento que podría utilizarse con relativa seguridad es el paracetamol, útil para controlar la fiebre y para paliar un poco los diversos dolores que la gripe y la fiebre pueden ocasionar. Digo relativa seguridad porque su consumo durante el embarazo se ha asociado con problemas respiratorios en la infancia, así que de nuevo, para conocer los riesgos antes de tomar nada, es recomendable consultar con el médico para que indique lo más adecuado e inocuo según la gravedad del cuadro.
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