Nutrición durante el embarazo: la importancia de un suplemento de ácido fólico

El folato y el ácido fólico (también llamado ácido pteroilmonoglutámico, vitamina B9 o folacina) son una forma diferente de la vitamina del complejo B, fundamental para la prevención de los defectos de nacimiento en el cerebro y la médula espinal.

El folato se presenta naturalmente en los alimentos, mientras que el ácido fólico es su forma sintética, fabricada en un laboratorio.

Éstos benefician a todas las personas, hombres y mujeres de cualquier edad, pero especialmente a las mujeres embarazadas. ¿Por qué es tan importante para la futura mamá ingerir una cantidad adecuada de esta vitamina? Las razones son múltiples, y redundan tanto en la salud del bebé como de la madre.

Como hemos visto en diversas ocasiones, el ácido fólico es vital durante el desarrollo del bebé en el útero, ya que participa en la síntesis del ADN, la proteína que compone los cromosomas y que recoge el código genético que gobierna el metabolismo de las células, y juega un papel fundamental en el proceso de la multiplicación celular.

Los estudios demuestran que gracias a la ingesta de ácido fólico antes de la concepción y durante el embarazo, el número de bebés nacidos con defectos del tubo neural disminuye alrededor de un 50%. Los defectos más comunes son la anencefalia (un serio subdesarollo del cráneo y del cerebro en el recién nacido, que se forman de modo incompleto), la espina bífida (formación incompleta de las vértebras o medula espinal), y la hidrocefalia (exceso de líquido en el cerebro).

Además, esta vitamina previene el labio leporino del bebé y hay estudios que apuntan que el ácido fólico permite evitar abortos espontáneos en las primeras semanas de gestación.

En la madre, una ingesta adecuada de esta sustancia previene el riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y algunos tipos de cáncer.

Una carencia de esta vitamina podría provocar la debilidad y el cansancio, junto a un grado mayor de insomnio, síntomas que de por sí ya se agudizan frecuentemente durante el embarazo. Además, también pueden aparecer alteraciones de carácter digestivo, irratibilidad y aparición prematura de canas. La anemia también puede ser un signo de su déficit.

Aunque muchos alimentos contienen folato, como veremos, especialmente los vegetales, no es suficiente para obtener la cantidad necesaria. Además, mucho del folato se puede destruir al almacenar o cocinar los alimentos. Con la alimentación de una mujer, no se llega a los 0,2 miligramos, por eso necesitamos un complejo vitamínico con ácido fólico para llegar a la cantidad recomendada (aproximadamente 1 mg.) una vez se está embarazada.

Estudios recientes han demostrado que una de cada 7 personas puede padecer una mutación genética que provoca una insuficiencia de ácido fólico y dificulta la absorción del mismo en su forma natural.

Por tanto, en cualquier caso, es importante tomar un suplemento que contenga esta vitamina desde algunos meses antes del embarazo, para prepararnos, durante el mismo y tras el parto, durante la lactancia.

Los suplementos de ácido fólico suelen presentarse como complementos alimenticios, en comprimidos o cápsulas, junto a otros suplementos vitamínicos y de minerales también beneficiosos para el embarazo, como hierro, yodo, calcio... Nuestro ginecólogo es el especialista indicado para recetarnos la dosis que nos conviene, y el complemento concreto de entre los múltiples que hay en el mercado.

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