Cuando tenía 4 años tuvieron que hacerme dos cirugías de urgencia que me dejaron sendas cicatrices en el abdomen. Una de las primeras cosas que pensé cuando me quedé embarazada fue en ellas: ¿qué pasaría con mi ya malograda barriga? ¿resistiría mi piel la tensión que supone llevar un bebé dentro? Spoiler: resistieron, pero me dieron muchos dolores de cabeza.
Cuidado previo de las cicatrices
Una de las cosas que deberíamos tener en cuenta antes de quedarnos embarazadas, es que en caso de tener cicatrices previas, es conveniente que un profesional especializado (generalmente un fisioterapeuta), las revise y compruebe que no hay adherencias, y en caso de que las haya, intentar despegarlas, al menos parcialmente.
Estas se asemejan a cintas de tejido que se forman de forma interna cuando una cicatriz no se ha tratado de forma correcta. Aunque es verdad pueden producirse en cualquier parte del cuerpo, usualmente se forman después de una cirugía abdominal.
Siempre que paséis por una cirugía, especialmente en esta zona del cuerpo, incluida una cesárea, prestadle toda la atención y los cuidados que necesita, porque a medio y largo plazo suelen acarrear problemas.
Las cicatrices abdominales durante el embarazo
Yo no traté mis cicatrices de forma previa (confieso que nunca les presté demasiada atención -hasta ese momento-), así que las molestias empezaron cuando la barriga empezó a crecer. Los picores característicos que se producen por el estiramiento de la piel empezaron justo alrededor de esas dos cicatrices, y a medida que engordaba, se hacían aún más molestas.
Teniendo en cuenta que en ese momento ya no podía hacer fisioterapia, mi única ayuda fueron litros de cremas antiestrías y aceite corporal. Lo aplicaba al menos tres veces al día y algunas veces reaplicaba solo en las cicatrices para calmar la zona.
Alrededor del sexto mes, las cicatrices tiraban bastante, especialmente al incorporarme, al toser fuerte o al girarme cuando estaba acostada. Darte la vuelta en la cama con una barriga de embarazada cuesta... con cicatrices que tiran cuesta aún más.
Las cicatrices durante el parto
Mi primer parto fue una cesárea de urgencia. Recuerdo que cuando la doctora vio mi abdomen, hizo un gesto similar a cuando ves un puzzle imposible: en un minuto hizo una revisión general de toda la barriga y decidió que lo mejor para mi era cortar exactamente sobre una de las cicatrices (que ya era bastante grande y que iba desde el ombligo hasta el pubis).
La recuperación de esa herida fue muy dolorosa, molesta y extremadamente lenta. Sin embargo una vez cicatrizada, su aspecto era prácticamente idéntico a como estaba antes, así que creo que cortar de nuevo en el mismo sitio fue un acierto.
En el segundo embarazo ya había tomado algunas sesiones de fisioterapia y además ya tenía la experiencia del primero, así que esta vez fue todo más llevadero. Lo mejor es que el parto fue natural y durante las contracciones no las noté (menos aún cuando me pusieron la epidural), así que en ese caso, las cicatrices previas no fueron un condicionante.
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