Hacer la compra, organizar las comidas, encargarse de la ropa de los niños, poner la lavadora, limpiar los baños y la cocina… Qué fácil era la vida cuando tus padres se encargaban de todo, ¿verdad? Porque, reconozcámoslo, tener que hacer todas estas tareas, que consumen tanto tiempo y esfuerzo, es lo menos apetecible que hay después de haber estado trabajando todo el día. La opción es dedicar el fin de semana para hacerlo, pero, ¿no se había inventado para descansar?
No es importante destacar cuál es la labor de cada persona en casa o cuál es la edad recomendada para que nuestros hijos aprendan a responsabilizarse de las tareas del hogar, pero ¿es posible que todos los miembros de la familia se encarguen por igual de los quehaceres familiares?
Madre no hay más que una y por ello hay que cuidarla
Tampoco vamos a hablar aquí sobre el papel de las madres y cómo ha ido cambiando este rol con el paso del tiempo (se puede leer más sobre ello en Malas Madres) ni vamos a polemizar sobre los estereotipos que se perpetúan incluso en las canciones de moda (“No voy a hacerte la comida todos los días; no soy tu madre. No voy a limpiarte la ropa; no soy tu madre” como canta Jennifer Lopez en su último hit).
Pero sí, es cierto, que las estadísticas dicen que la inmensa mayoría de las mujeres (91,9%) emplea parte de su tiempo al cuidado del hogar y la familia (con una media de 4,29 horas de dedicación diarias). Pero 3 de cada 4 hombres (74,7 %) también se dedican al hogar (2 horas y 32 minutos todos los días), según datos del Boletín Estadístico del Instituto de la Mujer del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales de España, basándose en las Encuestas de Empleo del Tiempo del Instituto Nacional de Estadística.
Pero las estadísticas son eso, estadísticas. Datos que reflejan en mayor o menor medida la realidad, así pues y sin ánimo de convertir esto en una regla que hay que seguir a rajatabla, ni un mantra que debe imperar en todos los hogares, vamos a exponer algunos escenarios para ver si, entre todos, podemos hacer que mayores y pequeños se repartan, de manera equitativa, las tareas del hogar.
Además os dejamos una recomendación para conseguir un reparto más equitativo de las tareas del hogar, ayudándote de una tabla de reparto con la que ir poco a poco asignando a tus hijos (en función de su edad y madurez) las diferentes responsabilidades que conlleva la organización de la casa, para que puedan acostumbrarse a ayudar a los adultos en sus labores.
Tú llevas a los niños, yo limpio la vajilla
Seguramente tú también te has dado cuenta de que ya es más común ver a padres en las consultas de los pediatras o llevando a los niños al colegio. Es imprescindible que ambos, como adultos, sepan compaginar el tiempo de ocio, trabajo y obligaciones para poder complementarse cuando uno tenga que ir a la oficina, aprovechar el tiempo con amigos, recoger la casa o, simplemente, descansar.
Puede que a priori no suene muy apetecible tener que recoger y limpiar la suciedad que generamos, pero seamos positivos: cualquiera que se haya tenido que enfrentar a la tarea de despertar, dar de desayunar y hacer que los niños se aseen y cambien de ropa para salir a tiempo de casa y no llegar tarde al colegio sabe lo estresante que pueden llegar a ser las mañanas. En cualquier caso, siempre nos quedará la satisfacción de haber cumplido con los horarios a tiempo y de ver relucir nuestra vivienda.
Puede que antes no fuese así, pero el padre de hoy cambia pañales
Dicen que los hijos son una bendición y que, aunque vienen con un pan debajo del brazo, no traen libro de instrucciones. Más allá del instinto maternal y de que tradicionalmente las mujeres suelen pasar más semanas con el bebé que los hombres durante sus primeros meses de vida, los hombres están igual de capacitados que las madres para cambiar pañales, preparar biberones o levantarse por las noches cuando los niños llaman.
De hecho, es probable que tus padres (y no digamos ya tus abuelos) no te hayan cambiado nunca el pañal, pero poco a poco estamos logrando la equidad en este aspecto: 4 de cada 10 hombres se dedica al cuidado de los hijos y eso es algo que valorar. Tanto, que incluso es cada vez más frecuente que en los baños públicos haya cambiadores en los aseos masculinos.
El menú es cosa mía, tú compra los ingredientes
A lo mejor en tu casa tienes que limpiar la cocina, pero tienes un Ferrán Adriá en potencia que se dedica a la noble tarea de preparar menú diario de comida y cena rica, variada, sana, saludable, que cumpla con los más estrictos requisitos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que, además, os guste a todos en casa.
Sí es así, qué menos que poner a disposición de tu pareja todos aquellos ingredientes y condimentos que como chef necesita para preparar el menú semanal. Además, todos los expertos reconocen que la cocina es el espacio ideal no solo para entablar conversaciones familiares, sino para ir introduciendo poco a poco a los hijos en las nobles tareas de ayudar en el hogar (y, de paso, lograr que vayan siendo cada vez más independientes).
Así pues, matarás varios pájaros de un tiro si vas educando poco a poco a tus vástagos en la cocina. Aprovecha para inculcarles la necesidad de tener siempre un espacio de trabajo limpio y ordenado para poder serlo, de igual manera, con sus deberes y tareas.
Tenemos que hablar: hay que limpiar
Hablando de limpieza. Algunos estudios sugieren que los hombres son más descuidados que las mujeres en ese sentido. Aunque habría que ver muy bien en qué se basa ese estudio, lo cierto es que si realmente aprovechamos los 123 minutos (¡más de dos horas!) que cada día dedican hombres y mujeres a las tareas de limpieza del hogar, seguramente podremos presumir de una casa de anuncio.
La clave, una vez más, para lograr un equilibrio a la hora de responsabilizarse de las tareas, puede ser el diálogo y la empatía. Si a tu pareja, por ejemplo, le pone de los nervios tener que limpiar los cristales, espejos y ventanas, puedes encargarte tú de esas tareas y que la otra parte se encargue de limpiar el polvo y pasar la aspiradora. Quizá no es una cuestión tanto del tiempo o esfuerzo que cada acción requiere, sino de las ganas con las que las afrontemos y la vara con la que debamos medir el reparto de las obligaciones.
Como ya hemos dicho antes, en cuestiones de organización y limpieza lo mejor es ser complementarios para poder encargarnos cada uno de las labores que menos nos cuestan y que podemos realizar con más ánimo, fortaleciendo así los lazos que nos unen y disfrutar así de nuestro hogar con los nuestros.
No es ayuda, es responsabilidad
Tal y como explica la Fundación Mujeres, no se trata de que la pareja se ayude la una a la otra, sino que las tareas domésticas son responsabilidad de los dos. “Responsabilizarse de una tarea significa tener la obligación última de su realización (...). Ayudar supone estar libre de esa responsabilidad final (...)". Aunque tradicionalmente ha sido diferente, hoy en día cada vez más parejas comparten responsabilidades de igual manera en el espacio doméstico y el futuro pinta una buena tendencia en ese sentido.
La sociedad avanza en este sentido. De hecho, las desigualdades en el reparto de tareas son más evidentes cuantos más años tienen los miembros de la pareja, en cuyo caso es principalmente la mujer la que se ocupa de la mayoría de tareas. Así lo pone de manifiesto un informe realizado por empresas de servicio técnico.
Si tu rango de edad está comprendido entre los 31 y 45 años, puedes sentirte afortunada, ya que, según este mismo informe, es el tramo de edad en el que las mujeres hacen las tareas domésticas en menor medida.
En definitiva, cuidar de nuestra casa es responsabilidad de todos y, aunque en la actualidad podemos presumir de mayor igualdad en el reparto de tareas, aún hay mucho camino que recorrer para poder disfrutar de la vida en pareja y de un hogar confortable. Además, descubrirle a nuestros hijos el sentido de la organización y el orden es indispensable para generar una nueva conciencia a las generaciones venideras, algo que no tiene por qué ser una lata ya que, como hemos explicado, podemos realizarlo de una manera fácil y divertida para todos.
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