Una de las cosas positivas que tienen las redes sociales, es que las buenas noticias, los momentos memorables y los mensajes emotivos vuelan. Si nos fijamos un poco, podemos encontrar que están llenas de textos con historias de amistad y amor. Un ejemplo de esto son las anécdotas o historias en las que un detalle o un gesto de un niño pequeño nos toca el corazón.
La historia que hoy les comparto, es una muy emotiva, en la que una niña nos recuerda que algo tan simple como un saludo en la distancia puede alegrar el día a personas que incluso no conocemos.
Briana Hefley es madre de una pequeñita de nombre Rio. Recientemente compartió una historia muy tierna, acerca de una acción que comenzó su hija y pronto se volvió una tradición: saludar a los trener que pasaban. Su familia tiene un negocio y hace aproximadamente tres años se mudaron a sus nuevas instalaciones, que están localizadas junto a unas vías del tren.
En una publicación en su facebook personal, Briana cuenta cómo de ese sencillo saludo, surgió algo grande y emotivo que le tocó el corazón. Su historia fue publicada posteriormente en la página de Love What Matters, donde se llenó de comentarios y reacciones positivas.
"La cosa más impresionante y conmovedora sucedió esta mañana. Esto podría ser un poco largo", comienza a relatar Briana.
Ella procede a explicar que desde el cambio de oficinas, su hija Rio se emocionaba mucho al ver los trenes pasar y siempre los saludaba. Lo conductores no tardaron mucho en notar a la pequeña que les saludaba desde un gran ventanal y comenzaron a devolverle el saludo.
Con el paso del tiempo, se convirtió en una especie de ritual entre ellos. Al pasar por ese lugar, los conductores hacían sonar el silbato del tren, la niña corría a la ventana, ellos abrían la ventana del tren y ambos se saludaban mutuamente con una gran sonrisa. Briana afirma que casi lloraba de la emoción cada vez que eso sucedía.
Este año, Rio entró a clases, por lo que al igual que miles de madres, Briana tuvo dificultad con el inicio de esta nueva etapa en la vida de su hija. Pero el momento en el que verdaderamente sintió que este cambio estaba siendo difícil, fue el primer día cuando pasó el tren y su hija no estaba.
"Sonaron sus silbatos, abrieron sus ventanas, pero era yo la única que estaba de pie ahí, simplemente llorando y saludando débilmente", comenta Briana. Al día siguiente, ella escribió en un cartel "Ella comenzó a ir a la escuela" y al escuchar los silbatos, corrió a la ventana y sostuvo el cartel para que lo leyeran.
Tres semanas después, recién iba llegando a las oficinas, cuando alguien tocó a la puerta: un hombre con una camisa amarilla y tapones para oído colgando de sus hombros. Como su negocio era una constructora, ella supuso que era un trabajador que venía a ver algo relacionado con el negocio. Pero se llevó una gran sorpresa.
Él estaba ahí para preguntar sobre la pequeña niña de cabello rubio que saludaba a los trenes. Era uno de los conductores y resultó que todos se preguntaban qué había pasado con la niña. Ese día decidieron detenerse y acercarse a preguntar por ella.
"Oh, que si lloré. Ellos habían visto mi cartel, pero no lograron entender qué era lo que decía. Ellos asumieron que había comenzado a ir a la escuela, pero debían asegurarse. Él dijo que sus saludos le hacían el día a todos. Por tres años habían compartido esos momentos", escribe Briana. Pero eso no fue todo lo que él le dijo.
Los conductores querían hacer algo para ella porque le extrañaban, así que le preguntaron si podían enviarle algo, a lo que la madre dijo que sí. Así que quedaron en enviarle en las próximas semanas un regalo de cumpleaños.
"Ser testigo de su amistad poco convencional durante los últimos años ha sido mágico. El saber que les ha impactado a ellos tanto como a nosotros, me llena de amor y esperanza. Su visita este día y su amabilidad hacia Rio ha reafirmado mi esperanza en la bondad y la humanidad. Estos son los momentos que siempre recordaremos", concluye la madre.
El poderoso efecto de un saludo
Esta dulce y tierna historia nos recuerda que algo tan sencillo como un saludo o un gesto amable, puede tener un gran efecto. Alguien podría estar teniendo un mal día o quizás no haberse levantado de buen humor, y algo simple como una sonrisa, podría cambiar por completo su estado de ánimo.
Muchas veces damos por sentado las cosas o vamos por la vida de prisa, sin siquiera ver a la cara a las personas con las que cruzamos camino. Rio no, Rio quiso saludar a los trenes, a pesar de no saber si la verían o si le devolverían el saludo. Y sin pensarlo ni esperarlo, cambió la rutina y alegró los días de los conductores de los trenes que pasaban.
De este hermoso relato me quedo con dos cosas. La primera, seamos amables y regalemos un saludo o sonrisa al otro sin esperar nada a cambio, nunca sabemos quién podría necesitarla y lo mucho que podría mejorar su día. Lo segundo, seamos más como los niños y valoremos esos pequeños gestos, regresemos ese saludo o esa sonrisa, también podríamos iluminar el día de quien nos la ofrece.
Vía | PopSugar Moms
En Bebés y más | Cinco cosas que debemos aprender de los niños