El ladrillo de Lego, que revolucionó la forma de jugar, cumple 60 años (y deseamos que cumpla muchos más)

Pocos juguetes han sido capaces de perdurar durante décadas con el éxito que lo han hecho los bloques de construcción de Lego. El icónico ladrillo cumple nada menos que 60 años desde que el danés Ole Kirk Kristiansen lo patentara el 28 de enero de 1958.

Nosotros hemos jugado, al igual que lo hacen nuestros hijos hoy en día con el mismo interés. Los ladrillos de Lego revolucionaron la forma de jugar y, pese al auge de los juegos electrónicos, es un juguete que no pierde vigencia y sobrevive a las nuevas tecnologías. Algo que los padres agradecemos puesto que los juegos de contrucción son de lo más beneficiosos para los niños: fomentan la creatividad, favorecen la concentración y les ayudan a desarrollar las capacidades de razonamiento espacial y resolución de problemas. Por todo eso, deseamos que Lego cumpla muchos años y que el día de mañana nuestros nietos sigan jugando con ellos.

No sólo sirven para construir

Como comentábamos, es uno de los juegos más interesantes para los niños, que les permite hacer realidad todo aquello que ellos imaginen: casas, edificios, puentes, torres, coches, cohetes... Pero tienen también otros útiles usos que seguramente su fundador no hubiese imaginado, como por ejemplo ser usados para explicar conceptos matemáticos a los niños o para crear una prótesis de brazo y poder coger objetos.

Los ladrillos plásticos no solo sirve para "jugar a construir", sino también se utilizan para decorar y crear objetos de uso cotidiano como paredes, mesas, estanterías, etc. Hasta camas o islas de cocina de lo más coloridas han sido creadas en base al apilamiento de millones de piezas.

Breve historia de Lego

En 1932, Ole Kirk Christiansen inició el negocio con su hijo Godfrey en una pequeña carpintería en la ciudad de Billund, Dinamarca, donde fabricaban juguetes de madera.

Después del fallecimiento de su esposa, con quien tuvo cuatro hijos, y superar una bancarrota y un incendio, adquirieron una máquina moldeadora de plástico y fabricaron durante un tiempo varios juguetes en ambos materiales.

En 1949 comenzaron a fabricar unos pequeños bloques de plástico de cuatro y ocho pernos con los que se podían construir múltiples diseños. Estos primeros bloques fueron lanzados al mercado bajo el nombre de “Ladrillos de enlace automático”.

Los primeros ladrillos fueron fabricados en cinco colores (blanco, rojo, amarillo, azul y verde), pero no tenían un nivel de agarre adecuado y no eran muy versátiles. Así que los perfeccionaron para mejorar su habilidad para ligarse unos con otros y fue así cuando en enero de 1958 nació el diseño que conocemos en la actualidad (cuyo diseño podéis ver abajo en el dibujo de la patente). Se trataba de un ladrillo con tres tubos en el interior que tenían una unión perfecta de tres puntos.

El característico logo rojo blanco con detalles en negro y amarillo no siempre fue como lo conocemos. Su evolución a lo largo de los años es fascinante y nos cuenta mucho sobre su historia. En 1946 se le añadió la palabra "Klodser", que significa bloques en danés, y en 1953, el nombre cambió a Lego Mursten, palabra danesa que significa ladrillo. Luego pasó a llamarse Lego System y posteriormente quedó solo en el actual Lego.

¿Por qué se llaman Lego?

Son mundialmente conocidos como los bricks, los ladrillos o los bloques de Lego, e incluso es de esos objetos que ya tienen entidad propia llamándolos "los Lego", a secas.

¿Pero de dónde viene su nombre? Su significado nos hace quererlos aún más, pues está formado por las dos primeras letras de las palabras danesas "Leg Godt" que significan "juega bien". Además, en latín Lego significa “unir” o "poner junto", cosa que no sabía en su momento Christiansen, pero que sin duda encaja a la perfección con la idea del juguete.

Una marca que ha hecho historia

Lego ha sabido adaptarse a los tiempos y a los intereses de los niños, conquistando a varias generaciones con el pasar de los años.

Desde los más pequeños, que pueden comenzar a construir sus primeros diseños a partir de los 18 meses, hasta los más mayores, los niños quedan atrapados por el universo Lego. Incluso muchos adultos y coleccionistas, a pesar de que dejaron de ser niños hace unos cuantos años, siguen fascinados con los bloques. Tal vez ese es el secreto de su éxito: que desde que comienzas te dejan enganchado.

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