Nueve errores comunes en el destete del bebé, y cómo evitarlos

La OMS recomienda lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y acompañada de otros alimentos hasta los dos años o más. Sin embargo, la lactancia materna no siempre es fácil. Probablemente una las de etapas más difíciles sea el final, el destete. Tal vez no técnicamente, pero sí emocionalmente.

El destete puede producirse por decisión del bebé, de la madre o de ambos. Según diferentes estudios, si dejamos al bebé decidir, éste suele destetarse entre los 2 años y medio y los 7 años. Sin embargo, en nuestra cultura, la forma de destete más habitual es la dirigida por la madre. Lo ideal es hacerlo de forma progresiva, pero a veces (las menos), es necesario hacerlo bruscamente, por ejemplo, por enfermedad de la madre.

Tanto si es por decisión de la madre como si es el bebé el que lo decide, podemos encontrarnos con dificultades y vivir momentos difíciles. A continuación, hablaremos de los errores más frecuentes que se cometen en esta etapa y cómo evitarlos.

1. No pedir ayuda

Parece que, una vez instaurada la lactancia, todo va a ir como la seda. Superadas las dificultades del inicio (si las hubo): problemas de enganche, dolor con las tomas, lesiones en el pezón, pobre ganancia de peso… parece raro pensar que vayamos a necesitar ayuda de nuevo. Y sin embargo el destete, especialmente si es dirigido por la madre, puede resultar complicado.

Por ello, es bueno pedir ayuda a especialistas (IBCLC, asesora de lactancia, matrona, pediatra…) e informarse antes. Hay grupos de apoyo a la lactancia, tanto virtuales como presenciales y libros excelentes, incluso algunos, como el último de Alba Padró, específicos para el destete.

2. No planearlo

Al igual que planeamos el parto y pensamos el tipo de alimentación que queríamos para nuestro bebé, compramos sujetadores de lactancia, discos protectores y nos informamos sobre lactancia, tenemos que planear también el destete.

Pensar cuándo será el mejor momento, qué estrategia vamos a seguir (no ofrecer, no negar; distracción...) así como qué alimentos vamos a ofrecer para sustituir las tomas.

También podemos plantearnos un objetivo: quiero destetar en un mes, o antes del verano quiero haberlo dejado... aunque en este caso recomiendo que seáis flexibles, como veremos a continuación.

3. Hacerlo bruscamente, de un día para otro

En algunas ocasiones, las menos, hay que hacer un destete brusco por determinadas circunstancias, por ejemplo, una enfermedad de la madre que requiere un tratamiento incompatible con la lactancia materna.

En estos casos, no hay más remedio que hacer un destete relativamente rápido. Incluso en el caso de enfermedad muy grave y repentina puede ser necesario destetar de un día para otro.

Sin embargo, siempre que sea posible, lo ideal es hacer un destete progresivo que permita que tanto la madre como el bebé se adapten. Ir reduciendo tomas poco apoco hará que nuestro pecho vaya ajustando la producción a las nuevas necesidades hasta dejar de producir por completo. El destete brusco puede ocasionar complicaciones en la madre, como obstrucciones o mastitis.

4. Confiar en la “pastilla para cortar la leche”

La conocida como “pastilla para cortar la leche”, la carbegolina, es un medicamento que actúa disminuyendo la prolactina. Tras el parto, se produce un aumento de prolactina que es fundamental para el establecimiento de la lactancia materna. Así que, si tomamos el medicamento justo tras el parto, actuará “cortando la leche materna” (aunque no siempre es tan fácil y habrá que realizar otras actuaciones).

Sin embargo, cuando la lactancia ya está instaurada, la prolactina pasa a un segundo plano y la producción de leche se regula fundamentalmente por la oferta y la demanda. Si el bebé vacía el pecho, se envía un mensaje al cuerpo para que produzca más leche. Si, por el contrario, el pecho permanece lleno, el mensaje es el contrario: no es necesario producir más leche pues tenemos de sobra.

El mensajero responsable de esto es el factor inhibidor de la lactancia materna (FIL), una proteína que se encuentra en la leche materna. Si el bebé mama y vacía el pecho, no hay FIL. Si el pecho está lleno, en cambio, habrá FIL, que, como su nombre indica, “inhibirá la lactancia” (dirá al cuerpo que no produzca más leche de momento).

Por eso, cuando la lactancia ya está avanzada, la carbegolina no es eficaz para "cortar la leche".

5. No aumentar mimos y contacto con el lactante a destetar

Sabemos que la lactancia materna no es sólo nutrición. Además de ser alimento, la lactancia materna es confort, cercanía, seguridad, consuelo…

Por eso, cuando estamos destetando, no sólo tenemos que prestar atención a los alimentos que ofrecemos a nuestros niños, sino también a la parte sentimental.

Es normal que durante esta etapa los bebés estén más irritables, demandantes, nerviosos… y necesiten de contacto, abrazos y cariños. No debemos escatimar en eso. Esta etapa también pasará y tenemos que tratar de que todos lo llevemos lo mejor posible.

6. Elegir un momento crítico

Muchas veces, la madre decide destetar por un motivo concreto, como la vuelta al trabajo. En estos casos, debemos tener en cuenta que el bebé tendrá doble estrés: por un lado, el destete, por otro, la vuelta al trabajo de su madre (que probablemente coincida también con la entrada en la guardería o pasar a quedarse al cuidado de otra persona durante muchas horas).

Por ello, es importantísimo planear y hacerlo un tiempo antes o posponerlo para cuando ya estéis los dos adaptados a las nuevas rutinas.

7. No dar marcha atrás si es necesario

A veces sucede que creemos que ha llegado el momento de destetar (por decisión de la madre) y comenzamos a tratar de reducir tomas poco a poco. Sin embargo, puede pasar que el destete coincida justo con un momento en que el bebé necesita más la lactancia. Por ejemplo, una crisis de crecimiento o una enfermedad del bebé.

Cuando los bebés están malitos suelen deja de comer; pero el pecho siempre apetece. Y además de nutrirles, les ayuda a combatir infecciones. Así que es preferible que, si podemos, esperemos a que se haya recuperado.

De igual manera, si estamos en una crisis de crecimiento nos resultará mucho más difícil el destete, pues nuestro bebé demandará el pecho con mucha más frecuencia. Así que paciencia y posponerlo unos días, cuando hayamos recuperado la normalidad.

8. No permitirnos estar tristes

Aún en el caso de que el destete sea por decisión de la madre, es normal experimentar cierta tristeza por una etapa que se acaba. Que hayamos decidido finalizar la lactancia no tiene por qué significar que no podamos tener sentimientos encontrados durante el proceso.

De igual manera, o incluso tal vez más, la madre puede experimentar tristeza y añoranza cuando nuestro bebé o niño/a ha decidido dejar de mamar.

9. No involucrar al niño

Está claro que cuando el destete se produce por decisión del bebé va a ser él quien lleve la voz cantante. Pero, cuando se trata de un destete por decisión materna, es frecuente que se haga sin contar con el bebé. Y, aunque la decisión la hemos tomado nosotras y vamos a destetar, a partir de cierta edad podemos hacerles partícipes a ellos de nuestra decisión. Explicándoselo y también, si es posible, negociando las tomas (sólo en casa, sólo durante el día, sólo 3 minutos...) hasta que poco a poco lo vayamos dejando. Existen además varios cuentos infantiles sobre el destete que nos pueden ayudar.

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