La pregorexia o "mamirexia" era una obsesión por mantenerse delgada durante el embarazo, aunque no es una obsesión exclusiva del embarazo sino que también puede darse en el postparto. Me invento el término de "lactorexia" en el caso de las madres lactantes obsesionadas por perder peso, que pueden dañar su propia salud y la del bebé en el camino para conseguirlo.
Cuando os hablábamos de los consejos para reducir la exposición a contaminantes en las madres lactantes dejamos uno de los puntos para destacar por separado, porque me sorprendió y creo que en general puede ser bastante desconocido. Se trata de la recomendación a la madre lactante de no bajar de peso de una manera exagerada.
Este consejo se justifica porque una pérdida excesiva de peso materno durante la lactancia conllevaría una mayor movilización de los compuestos tóxicos acumulados en el tejido adiposo o tejido graso hacia la leche materna.
De este modo, dichos contaminantes pasarían más fácilmente al bebé amamantado, en lugar de mantenerse "dispersos" a niveles menos peligrosos por todo el tejido adiposo de la madre.
Esto es así porque muchos compuestos químicos tóxicos se depositan en el cuerpo, especialmente en el tejido adiposo, durante décadas, de modo que si de repente ese tejido adiposo que contiene los tóxicos, desaparece, los contaminantes se reubican en el cuerpo y pueden pasar a la leche materna con mayor facilidad.
La importancia de una buena alimentación
De todas formas, eso no quiere decir en absoluto que la madre no deba llevar una alimentación equilibrada y sana, algo que ayudará tanto a controlar el peso (no aumentarlo) como a mantener a raya los contaminantes.
Pero es importante señalar que perder peso tras el parto no es una carrera, no es saludable obsesionarse, porque el peso ganado tiene una razón de ser, aunque no concuerde con lo que la sociedad parece pedir a las mujeres. Los kilos de más son las reservas para cuando el niño nazca, para suplir el desgaste que supone criar y alimentar a un hijo.
De este modo, y para controlar el exceso de tóxicos, hay que cuidar el consumo de grasas (especialmente reducir las grasas animales, ya que muchas de las sustancias químicas tóxicas se encuentran en concentraciones elevadas en la grasa animal, y sobre todo evitar comidas procesadas a base de carne picada y sobrantes).
Recordamos que en este sentido se recomienda comer una variedad de alimentos que no sean de origen animal (frutas, vegetales, legumbres, granos), quitar la piel y el exceso de grasa de las carnes y aves de corral y elegir las variedades sin grasa o bajas en grasa de alimentos procedentes de animales.
En definitiva, las dietas alocadas y la obsesión por recuperar la línea tras el embarazo y el parto no sólo puede resultar perjudicial para la madre, que puede debilitarse y tener carencias alimenticias.
Perder demasiado peso durante la lactancia no conviene tampoco al bebé porque le podrían llegar más contaminantes tóxicos, junto a otras carencias de tipo nutricional si la madre no se alimenta adecuadamente, aumentando su ingesta calórica para cubrir las necesidades del bebé, como recomiendan los especialistas.
Mantener una dieta equilibrada y realizar ejercicio físico poco a poco ayudarán a recuperar el peso anterior, además de la propia lactancia materna.
Vía | AEP En Bebés y más | Los bebés españoles nacen con exceso de mercurio, El plomo en la sangre afecta al desarrollo infantil, ¿La contaminación afecta a la inteligencia de los niños?, Las famosas utilizan la dieta Dukan para perder peso tras el parto