Ha saltado hoy a los medios la noticia de que La Asociación de Enfermeras Pediátricas de Cataluña ha detectado que muchas mujeres sufren malnutrición y por esa razón no tienen suficiente leche para amamantar a sus hijos, por lo que se recomienda incluir leche artificial en los bancos de alimentos. ¿Esa es de verdad una razón válida para que las mujeres no tengan suficiente leche?
Una tontería de este calibre merece una respuesta contundente de, por ejemplo, el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría, y tengo la esperanza que se publique pronto un comunicado aclarando la realidad.
No he encontrado ningún dato científico que avale la afirmación de que las mujeres con mala nutrición tienen menos leche o de peor calidad, más bien lo contrario, pues el cuerpo de la mujer embarazada y lactante dirige sus recursos a la supervivencia del hijo.
La lactancia en los mamíferos es un mecanismo perfectamente regulado naturalmente y entre las pocas razones que producen verdadera hipolactia médicamente confirmable no está la mala nutrición. Si una mujer no pudiera producir leche suficiente por una malnutrición nos encontraríamos con un caso grave de desnutrición que necesitaría tratamiento incluso hospitalario. Comer mal no produce menos leche, no hay ni un solo dato científico que avale esta afirmación y además, la propia experiencia con mujeres malnutridas en países subdesarrollados lo indica así. Y precisamente en tiempos de crisis la mejor opción es invertir en políticas de apoyo a la lactancia.
En casos de hambruna y catástrofes el consejo es que las mujeres amamanten frecuentemente pues es lo que más garantías ofrece de supervivencia y menores tasas de morbilidad infantil. Una mujer en malas condiciones de nutrición puede producir leche y la composición de esta no pierde nutrientes si no nos encontramos, como decía, con casos extremos.
¿Cuales son las verdaderas razones por las que las mujeres occidentales no amamantan o no tienen "suficiente leche"?
No dormir con el bebé
El descolecho, una práctica muy reciente y circunscrita a los países occidentales. En el resto del mundo y de la historia las mujeres han dormido con sus hijos, igual que hacen nuestras parientes primates. El colecho es un gran aliado de la lactancia materna: aumenta y facilita las tomas y todos sabemos que la producción de leche es un mecanismo de oferta y demanda.
El no dormir con el bebé y no ofrecerle el pecho por la noche si no llora para pedirlo desde otro cuarto hace que disminuyan las tomas, con la consiguiente pérdida de tetadas nocturnas trae una disminución de la prolactina que alcanza picos más altos en la noche. Puede lograrse una lactancia exitosa sin dormir con el bebé, pero se añade una dificultad no natural, puramente cultural, que, a la larga, suele conducir a una menor duración de la lactancia y a una disminución de la producción.
Impedimentos al libre acceso del pecho
Los seres humanos, como primates, pertenecen al tipo de mamífero que produce leche con menor concentración de nutrientes y hace necesarias las tomas continuas. Las monas llevan siempre en brazos a sus crías y estas tienen un acceso al pecho libre y continuado. No cuentan las tomas y amamantan. No cuentan el tiempo, y amamantan. No tienen que preparar la toma, simplemente su cría se engancha cuando quiere y así regula de forma natural la composición y cantidad de leche que toma.
Al evitar el libre acceso al pecho y poner impedimentos al piel con piel que estimula al bebé para que mame se le priva de ese mecanismo que es la forma natural en la que en los primates se regula la lactancia. A menos tomas, menor producción. Tan sencillo como eso.
Malos consejos de los profesionales desactualizados o culturalmente inducidos
Todos sabemos que hay magníficos profesionales sanitarios que apoyan la lactancia materna de verdad y tienen una profunda formación que hace que sus consejos sean adecuados.
Sin embargo sigue habiendo muchos profesionales que están desactualizados o dan mala información por cuestiones puramente culturales. Rara vez un sanitario toma el tiempo de observar una tetada, conocen realmente las causas y soluciones a los problemas que dificultan la lactancia y pueden dan instrucciones erróneas terminan dificultando su normal desarrollo.
La separación del bebé de la madre por protocolos hospitalarios equivocados y el uso de biberones en las primeras horas de vida del nacido son factores de la organización sanitaria que están en la base de muchas lactancias fallidas o difíciles. El bebé nace en estado de máxima alerta y llega a engancharse solo al pecho, si le dejan.
La consecuencia de la mala actualización de los profesionales sanitarios es el abandono de las madres de forma prematura (antes de lo que ellas desearían) por disminución de la producción por menor número de tomas o acortamiento de estas, mala postura, grietas, mastitis, frenillos e introducción de complementos.
Falta de contacto con mujeres que amamanten
La lactancia humana es un proceso instintivo pero también tienen un enorme peso los factores culturales de aprendizaje. Se ha constatado de primates en cautividad tienen problemas para amamantar si no han visto a otras hembras de la especie hacerlo. La falta de contacto con mujeres que amamanten es un factor clave en el fracaso de la lactancia.
Además, en los humanos, el apoyo emocional y la resolución de dudas, la observación y la normalización de la lactancia son indispensables para que las mujeres lleguen a la lactancia con sabiduría sobre este proceso y puedan solventar problemas. De ahí el enorme papel que tienen los grupos de apoyo ya que las redes de contactos familiares y sociales han privado a las niñas y mujeres de información práctica y vivencial sobre el amamantamiento.
La ideología del "feminismocapitalista"
El feminismo, movimiento liberador del ser humano y defensor de los derechos de las mujeres, ha llegado a derivar, en algunos casos, en una ideología feminista-capitalista o nihilista incluso, que niega la importancia vital del maternaje, el contacto y la lactancia, tomándola como una molestia que impide a las mujeres incorporarse a su papel de trabajadora en igualdad.
Mal camino este, afortunadamente otros feminismos saben incorporar los derechos de madres y bebés a su lucha y exigen medidas de conciliación y apoyo a la función de cuidado y nutrición de la mujer-madre. Una mujer que no desea amamantar o quiere terminar su lactancia es libre de hacerlo, pero señalar que la crianza es perjudicial para su desarrollo laboral o su libertad personal es sumamente peligroso.
Presiones comerciales que han hecho creíble la "cultura del biberón"
Aunque en los últimos años la protección a la lactancia y la explicación de los efectos secundarios de la lactancia artificial ha aumentado durante el siglo pasado la cultura del biberón hizo un enorme daño con campañas publictarias que dañaron la confianza de madres y sanitarios, presentando la inestimable ayuda que proporciona tener un alimento adecuado para los niños que no pueden tener leche materna como una alternativa de iguales propiedades (o incluso mejores). Revertir este daño es un proceso largo, pues choca con las emociones de las mujeres que no dan el pecho por la razón que sea.
Políticas laborales contrarias a la lactancia
Sencillamente las políticas laborales son enemigas de la lactancia. La Organización Mundial de la Salud recomienda lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé. Las madres trabajadoras deben incorporarse antes a su puesto y además, separarse muchas horas de sus hijos. Consecuencia: abandono de la lactancia en una gran cantidad de casos por disminución de la producción o confusión del bebé y por una mala información sobre como compatibilizar trabajo y lactancia en esas complicadas circunstancias.
Mala nutrición de las madres por la crisis
No, esa es falsa. El perfil nutricional de la leche no cambia por una mala alimentación de la madre. No se tiene menos leche tampoco. Y si hubiera algún caso tan tan grave que la malnutrición afectara a la leche, la mamá necesitaría tratamiento médico. De todos modos, si preocupa la calidad de la leche por una mala nutrición lo lógico y correcto para proteger a los niños es mejorar la alimentación de las madres, no de comprar leche de bote para los bancos de alimentos.
Seguiré investigando a ver si han hecho análisis de la composición de la leche de esas mujeres malnutridas o si hay algún estudio científico que avale esta afirmación y hablaré con especialistas en este tema para que quede aclarado cuando una mujer con mala nutrición produce menos leche o de menos calidad. Y además mañana Armando va a hablarnos también sobre si una mujer con mala nutrición puede amamantar o debe dar leche artificial.
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