Uno de los momentos más mágicos y emocionantes como padres es cuando el bebé se pone de pie y da sus primeros pasos. La mayoría de los pequeños empiezan a andar alrededor del año de edad, pero no hay un momento concreto y, como el hablar o el gatear, depende de cada niño, siendo tan normal el que empieza a dar sus primeros pasos con nueve meses, como el que lo hace con 18.
Los pequeños aprenden a andar por sí mismos y no hay que hacer nada en especial para ello, si bien es cierto que podemos contribuir y ayudarles a dar sus primeros pasos, facilitándoles sus primeros desplazamientos para que estos sean seguros.
Los pies, claves en el desarrollo motor
Desde que empezamos a caminar, los pies sostienen todo el peso de nuestro cuerpo y nos permiten desplazarnos. El pie es un órgano complejo formado por un gran número de músculos, huesos y ligamentos que está en proceso de osificación hasta la adolescencia. Es por eso que es muy importante cuidarlos desde el nacimiento y protegerlos para evitar futuros problemas.
Durante los primeros meses de vida, y especialmente en las fases de gateo y primeros pasos, los pies desempeñan un papel muy importante en el desarrollo motor de los pequeños. Al principio, el pie desempeña una función básicamente sensorial. Una vez que el bebé va cogiendo consciencia de su propio cuerpo (primero se descubren las manitas y más adelante los pies), los usan para tocar, explorar, experimentar, se los llevan a la boca para jugar con ellos…
Al ponerse erguido y empezar a caminar recibirá otro tipo de estímulos en la planta del pie, irá adquiriendo equilibrio y fuerza en las piernas y se irá formando su arco plantar.
Cómo estimularlos
El masaje hay que hacerlo con delicadeza, sujetando el pie con una mano y deslizando los dedos de la otra por su planta de abajo a arriba, de forma suave y rítmica. En estos momentos es importante hablarle al bebé, buscando contacto visual con él y aprovechar también para masajear otras zonas como las piernas, la barriguita y la cara.
Además de con masajes, los pies se pueden estimular con juegos. Hacerle cosquillas, jugar con sus deditos, ponerles calcetines con texturas o cascabeles, estimularle para que dé pataditas a muñecos o juguetes sonoros son tan solo algunas opciones que seguro que a los peques les encantan. Andar descalzo, además de ser muy beneficioso para el desarrollo físico y motor de sus pies, es también un gran estímulo si probamos diferentes superficies: el césped, el suelo de casa, la playa…
Primeros pasos
Los primeros desplazamientos de los niños suelen ser cogidos a un mueble o al sofá y avanzando lateralmente.
Cuando llegue ese momento, podemos animarle a que dé pasos hacia delante mediante distintos juegos que le inciten a caminar. El más sencillo es cogerle de las manitas y situarnos detrás mientras él avanza. Otra opción es colocarle un juguete u objeto de su interés a pocos metros para intentar que lo alcance. Algunos bebés se lanzan a dar estos primeros pasos llevando ambas manos ocupadas con algún juguete, ya que eso les da seguridad para seguir avanzando.
Poco a poco, el bebé cogerá la suficiente confianza como para dejarse ir y empezará a andar. Recordad que cada pequeño lleva su ritmo y se trata de una estimulación a través del juego, sin prisas ni agobios si no lo consigue o no le apetece. En cualquier caso, no olvidéis que en esta etapa son muy frecuentes las caídas y golpes, así que es recomendable guardar los objetos con los que pueda lastimarse que queden a su alcance y proteger las zonas puntiagudas de los muebles.
Elegir un calzado adecuado
Siempre que podáis, intentad que vuestros bebés vayan descalzos, para que sus pies tengan total libertad de movimientos y se desarrollen correctamente, reservando los zapatos para cuando haga frío o para proteger sus pies de golpes.
En cada etapa de su crecimiento deberéis buscar el calzado más adecuado. Para sus primeros pasos, el zapato deberá ser ligero, para que no le cueste moverse con él, y flexible para que tenga libertad en sus desplazamientos. Es necesario que los materiales sean transpirables y suaves. Lo ideal es que tengan la boca ancha, para que el pie entre y salga con facilidad, y sean redondeados de la punta, así los dedos se moverán sin dificultad.
Para que sean fáciles de poner y quitar, es recomendable optar por cierres con velcro o hebillas, evitando los cordones. Los zapatos deben sujetar bien el pie pero sin apretarle. Para comprobar si el zapato es de su talla es recomendable extraer la plantilla y verificar que queda un espacio de aproximadamente 6 mm desde el borde de la plantilla al dedo pulgar.
Para favorecer el correcto desarrollo y movimiento del pie a cada paso, Chicco ha desarrollado una nueva línea de calzado llamada Chicco Imparo. Esta línea cuenta con una suela innovadora, provista de surcos laterales y espesor diferenciado, que respeta la ergonomía del pie del pequeño y le ayuda en el aprendizaje de sus primeros pasos.
Que tengamos que cuidar los pies desde el nacimiento no es casualidad, ya que son una pieza clave del desarrollo motor de los niños y su bienestar nos evitará problemas en la etapa adulta. Elegir un calzado diseñado especialmente para las etapas de gateo y primeros pasos que sea respetuoso con el pie y sus movimientos será fundamental para ello.
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