Cómo detectar si tu hijo tiene un problema en la visión

Durante el curso escolar es cuando se ponen de manifiesto algunos de los problemas visuales en los niños, como la miopía, el astigmatismo o el estrabismo. Aunque parece fácil detectarlos en casa, muchas de las alteraciones visuales de los más pequeños suelen pasarse por alto, por lo que conviene revisar la visión de los niños de manera periódica para evitar problemas mayores. No debemos olvidarnos, además, que la prevención es la base de la salud visual, y seguir unos cuidados básicos contribuirá a mantener los problemas de visión a raya.

El cuidado de la visión

El cuidado de la visión debe realizarse desde edades muy tempranas, ya que algunos problemas visuales pueden presentarse desde el nacimiento. El más habitual en los recién nacidos es el estrabismo, una circunstancia completamente normal y pasajera durante las primeras semanas de vida, pero que conviene seguir de cerca si vemos que se alarga en el tiempo y consultar a un especialista para tratar el problema y evitar trastornos posteriores.

A menudo, junto al estrabismo aparece la ambliopía u ojo perezoso —también llamado ojo vago—. Se trata de un problema de visión infantil de los más comunes y consiste en la disminución de la agudeza visual en un ojo. Identificarla y tratarla a tiempo es muy importante para corregirla totalmente.

Durante los primeros años de vida pueden aparecer otros problemas visuales, como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y algunas patologías congénitas. Conviene estar al corriente de las más habituales y sus síntomas, y de cómo debéis actuar en cada caso.

Las patologías oculares pueden venir de la mano de otras enfermedades sistemáticas, como la diabetes, o incluso generar problemas académicos. Muchas veces se tacha de mal estudiante o de perezoso a un niño cuando, en realidad, se trata de una deficiencia visual que influyen en su rendimiento. Según los expertos, el 30% de los fracasos escolares están relacionados con alguna anomalía en la visión, por lo que la detección precoz de cualquier problema resulta clave para realizar el tratamiento adecuado y evitar problemas mayores.

Signos de alerta en los niños

Los niños son especialmente sensibles a los problemas de visión y su diagnóstico y tratamiento son claves para prevenir problemas mayores.

Los adultos podemos percatarnos de si nuestra vista ha empeorado o tenemos alguna molestia ocular, por ejemplo, si nos cuesta leer más con poca luz, bizqueamos con la letra pequeña, o no reconocemos rostros a cierta distancia. Ante estas situaciones conviene revisar la visión. En cambio, los niños difícilmente serán conscientes de ello y no nos lo harán saber. Un pequeño probablemente no sabrá que veía mal hasta que, tras el tratamiento, vea perfectamente.

Sin embargo, hay ciertos factores que os pueden servir de pista para estar alerta. Por ello, conviene acudir a un especialista a revisar su visión si se queja de dolores de cabeza o si notáis que se acerca mucho para leer o a la televisión. Forzar la vista o intentar focalizar demasiado en un texto puede ser síntoma de que no ve correctamente. Si su rendimiento escolar baja sin causa aparente, también puede deberse a alguno de estos motivos.

La prevención, clave

La prevención y unas buenas prácticas son fundamentales para tener una mejor salud visual. Entre los cuidados más básicos destaca proteger los ojos de los rayos ultravioleta utilizando unas gafas de sol homologadas —también en el caso de los más pequeños—, especialmente si os encontráis en la playa, el mar o la nieve, donde los rayos UV tienen una mayor incidencia sobre los ojos.

No forzar la vista también es muy importante, así que debéis evitar que lean con poca luz, o se acerquen demasiado a dispositivos de pantallas luminosas, como la televisión, el móvil o las tabletas. Además, debéis controlar que no abusen de su uso, descansando frecuentemente para evitar picores, enrojecimiento y cansancio excesivo de los ojos.

También hay que tener especial precaución con la higiene de los ojos, limpiándolos con suavidad con una gasa y un producto específico para ellos.

Por último, pero no por ello menos importante, recordad que los profesionales de la salud visual son los que deben valorar el estado de vuestra visión y la de los más pequeños. Para ello, conviene acudir periódicamente a las revisiones realizadas por los profesionales ópticos-optometristas, quienes, además, de detectar posibles problemas, indicarán la corrección necesaria y realizarán un seguimiento posterior.

No descuidéis la salud visual de los más pequeños, ni la vuestra. Junto a unas buenas prácticas de higiene y cuidado de los ojos, conviene que reviséis al menos una vez al año vuestra visión y ante cualquier molestia o anomalía que detectéis acudáis a vuestro óptico-optometrista, que sabrá orientaros.

Fotos | iStock: karelnoppe / manaemedia / monkeybusinessimages

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