Un aceite para hidratar, nutrir y mimarte mientras esperas a tu bebé

Por fin, las dos rayitas asoman tímidamente en el test. ¡Estás embarazada! Tanto si te ha costado meses como si ha sido cuestión de poco tiempo, la alegría es inconmensurable. Y progresivamente, conforme van pasando las semanas, ese foco que se centraba en ti en exclusiva pasa a ser compartido, y vas pasando a ocupar un papel cada vez más secundario frente al de esa vida que crece en tu interior.

En muchas ocasiones, todos los cuidados que nos dedicamos durante el embarazo están destinados a nuestro bebé. La alimentación, los complejos vitamínicos, el ejercicio… Parece que buscamos ofrecerle siempre el mejor entorno posible y sentimos —porque lo es— una gran responsabilidad depositada sobre nuestros hombros.

Y cuando nace, esto crece de manera exponencial. El nivel de exigencia y demanda de un recién nacido es altísimo, como es lógico, y nosotras solemos colocarnos en un segundo plano para poder satisfacer todas sus necesidades, llegando incluso a olvidarnos de las nuestras.

Pero hay una máxima vital que nos recuerda la importancia que tiene que en ese foco siempre ocupemos un lugar, mayor o menor, pero esencial: y es que para cuidar a tu bebé, tienes que cuidarte tú. Si tú estás bien, a gusto, cómoda, sana y tranquila, cuidar de tu peque será más fácil y llevadero.

Un punto importante en estos cuidados de los que hablamos se refiere al cuidado de la piel. Durante el embarazo y el posparto se producen algunos de los mayores cambios hormonales que vive una mujer a lo largo de su vida, y muchos de ellos tienen un impacto considerable en su piel.

Por eso, tener algunas pautas en mente nos ayudará no solo a prevenir  —en la medida de lo posible— problemas muy comunes como las manchas o las estrías, sino también a tratarlos si finalmente surgen.

Estrías

Suelen estar en todas las conversaciones relativas al embarazo. «¿Y a ti, te han salido estrías?». Se trata de uno de los problemas de la piel más habituales, aunque eso no quita que haya mujeres que no las experimenten nunca.

Las estrías se producen debido a la gran tensión que sufre la piel al estirarse conforme avanza el embarazo y nuestro útero aumenta de tamaño. La elasticidad propia de la piel llega a un punto de ruptura que provoca que no sea capaz de recuperarse y repararse a sí misma, lo cual genera estas marcas.

Prevenirlas no es fácil. Al final, estamos hablando de factores como una cualidad inherente a tu piel, difícil de controlar. Desde luego, mantener una dieta sana y saludable durante el embarazo es fundamental, y contribuye a que el peso que ganes sea el necesario. Esto no garantiza que no te vayan a salir, pero sí puede ser un factor al no poner tan a prueba la elasticidad de tu piel.

En el posparto, si finalmente hemos visto cómo las estrías hacían su aparición, tenemos que ser conscientes de que no hay «cremas milagro» capaces de eliminarlas de un plumazo. Pero sí hay rutinas y productos que pueden suavizar su apariencia.

Podemos fortalecer la circulación de la zona alternando agua caliente y fría en la ducha, lo cual llevará mayor cantidad de sangre a los tejidos y contribuirá a su reparación. Los masajes también contribuyen en este sentido, y más si los realizamos con un aceite específico que hidrate y contribuya a la regeneración de la piel, como Bio Skin Oil de Kneipp.

Su formulación a base de aceites naturales de cártamo, oliva y pomelo da como resultado un aceite 100% biológico y certificado, con muy pocos ingredientes y todos ellos de cultivo orgánico controlado. Su misión es proteger la piel de la pérdida de humedad y proporcionarle nutrientes esenciales que contribuyan a una mayor suavidad.

Concretamente, el pomelo tiene como función estimular el metabolismo de la piel, lo cual ayudará a su renovación y regeneración de manera natural. Así, lograremos mejorar la elasticidad y alisar la apariencia más marcada de las estrías.

Pigmentación

Una de las circunstancias más curiosas que se producen durante el embarazo en nuestra piel es el aumento de la pigmentación. Algunas zonas se vuelven más oscuras y aparece la famosa línea alba en nuestro vientre. Pero más allá de eso, pueden aparecer también manchas en nuestra piel por ese exceso de pigmentación.

El oscurecimiento general de algunas zonas va desapareciendo durante el posparto, pero las manchas pueden quedarse y es importante que evitemos su aparición.

Por ello, trata de evitar en la medida de lo posible la exposición directa al sol y, sobre todo, utiliza protección siempre —algo que, en general, también deberíamos hacer si no estamos embarazadas—. Las temperaturas altas también estimulan el exceso de pigmentación, así que es importante mantenernos, siempre que se pueda, frescas y a una temperatura razonable.

Cicatrices

Puede que nuestro parto acabe en cesárea, sea por la causa que sea. Si es el caso, debemos cuidar de nuestra cicatriz para que sane de la mejor manera posible y no nos dé problemas. Es esencial seguir en todo caso y al pie de la letra las indicaciones de nuestro profesional sanitario; será quien nos indique cuándo podemos comenzar a utilizar un producto que contribuya a suavizar la apariencia de la cicatriz.

Las propiedades de Bio Skin Oil de Kneipp no solo son útiles en el tratamiento de las estrías, también pueden ayudarnos a que el aspecto de nuestra cicatriz mejore y sea más suave y menos abultado.

Los ácidos grasos de los  aceites vegetales empleados por Kneipp, además, tienen una estructura muy similar a la de los ácidos grasos de nuestra piel, lo que hace que la absorción sea total y mucho más sencilla que en el caso de los aceites minerales, que únicamente actúan como barrera.

Acné

No es infrecuente encontrarnos embarazadas… y con un acné como el de los mejores años de nuestra adolescencia. Los cambios hormonales del embarazo es lo que tienen. Si nos encontramos con un brote importante, lo ideal es acudir al dermatólogo para que nos asesore. Estando embarazadas, es fundamental que todas las cremas que utilicemos que puedan contener principios activos sean indicadas por un profesional. De este modo, evitaremos posibles riesgos o efectos secundarios.

Asimismo, algunas de las rutinas que ya nos recomendaban cuando teníamos 15 años siguen contribuyendo a mejorar la apariencia de estos brotes de acné. Desde mantener una dieta baja en grasas y azúcares hasta beber una buena cantidad de agua al día. Dos cosas que nos ayudarán, además, durante nuestro embarazo.

Pautas generales para sentirnos (un poquito) mejor

El embarazo y el posparto son duros. También son maravillosos. Y encontrar el equilibrio entre esos momentos más difíciles y aquellos que nos dan alegría todos los días es esencial. Cuidarnos va a contribuir siempre a que nos encontremos mejor. De ánimo, de salud, de estado físico y psicológico.

Sacar un ratito para darnos un masaje en un buen fisioterapeuta especializado —si además tiene una camilla específica para embarazadas que te permita tumbarte boca abajo, mejor todavía—, hacernos una exfoliación de cuerpo entero una vez a la semana, emplear productos que cuiden nuestra piel y nos hagan sentir más cómodas y, en general, cualquier rutina que te haga encontrarte mejor, es más que bienvenida.

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