Las orejas de soplillo son una característica estética muy común en los niños. Pese a que no supone ningún problema de salud ni representa dificultades en la audición, para quienes lo padecen puede ser un verdadero quebradero de cabeza al convertirse en un complejo. Las burlas del resto de niños pueden hacer que este problema afecte a la autoestima del pequeño, una situación que suele complicarse llegada la adolescencia.
Desde este espacio os queremos dar algunas pautas en caso de que vuestro hijo se sienta acomplejado por tener las orejas despegadas, así como una solución eficaz para corregir este problema.
Burlas y motes
Cuando vuestro hijo sea pequeño, no será consciente de ese pequeño defecto, pero alrededor de los 6 o 7 años empezará a tomar consciencia de su cuerpo y de sus características físicas. A partir de ese momento, debéis estar alerta por si el hecho de tener las orejas más separadas de lo habitual supone algún complejo para él. Los niños pueden llegar a ser muy crueles y quizá sus orejas se convierten en motivo de burla entre sus compañeros, le ponen motes o se ríen de él por su aspecto.
Si notáis algún cambio de carácter, su rendimiento escolar baja o está apático y sin ganas de nada conviene que le preguntéis qué le sucede. Mostrar interés y comprensión le ayudará a superar su complejo y reforzará su autoestima. Un pequeño con una autoestima baja tendrá mayores dificultades para relacionarse con los demás, mientras que una autoestima alta se asocia a una mejor capacidad para comunicarse con los demás, compartir actividades y ser responsables, autosuficientes y afrontar nuevos retos.
Cómo abordar el tema
Poneos en su lugar y recordad que todos hemos sido niños y hemos tenido algún que otro complejo en nuestra infancia –y también de adultos, para que negarlo–. Por eso, es importante que el niño se sienta querido y aceptado en su entorno más directo, en casa, por lo que os recomendamos que habléis sin tapujos del problema. Para tratar su complejo, preguntadle cómo se siente y qué es lo que le preocupa. Podéis explicarle que él tiene muchísimas cualidades, también físicas, y que no debe dar mayor importancia a tener las orejas más despegadas de lo habitual.
Sin quitarle trascendencia a la situación, ya que para él supone un problema, podéis reforzar la idea de que el exterior de las personas es algo secundario, y que lo más importante es que esté sano; que cada uno tiene unos rasgos físicos distintos y es eso lo que lo hace único. De esta manera, entenderá que no debe preocuparse por un estereotipo de belleza determinado y que tener las orejas de soplillo no debe suponer ningún problema. Para que lo comprenda, podéis poner algunos ejemplos que él conozca, bien de su entorno inmediato o de alguno de sus ídolos, como por ejemplo, que papá lleva gafas, que mamá es bajita, que su personaje de dibujos favoritos tiene una nariz grande… o recurrir a algún cuento que aborde el tema de los niños que se sienten diferentes, la autoestima o las emociones.
La adolescencia, momento de cambios
Esta fase de preocupación casi enfermiza por el aspecto físico es normal y pasajera en los adolescentes. En el caso de adolescentes con complejos, como el de las orejas de soplillo, al sentirse diferentes e inferiores de sus compañeros, puede suponerles un sufrimiento psicológico que afecte a su autoestima.
Tener una autoestima alta, especialmente durante esta etapa de cambios, es muy importante para que estos jóvenes se valoren a sí mismos en un futuro. Las personas que tienen una buena autoestima rinden mejor académicamente y en el trabajo, y tienen menos problemas para relacionarse con los demás.
Seguir apoyando a vuestro hijo será muy necesario durante la adolescencia, por lo que conviene que reforcéis sus cualidades para que se sienta estimado y aprenda a valorarse y aceptarse tal y como es. Debéis comprender que es normal que quiera gustar a los demás, por lo que no conviene reírse o restarle importancia, ya que la situación, si se lleva con normalidad, será pasajera.
Con este esfuerzo de apoyo y motivación, a la vez que buscando soluciones efectivas que le ayuden a disimular su problema, conseguiréis que el pequeño reste importancia al hecho de tener las orejas separadas de la cabeza y crezca feliz, convirtiéndose en un adulto con una autoestima alta.
Cómo corregir las orejas de soplillo
Una forma de prevenir este tipo de situaciones es abordar el problema cuando son aún bebés. Otostick Bebé es un pequeño dispositivo que puede usarse desde los 3 meses de edad y permite corregir sus orejitas de forma totalmente inocua, sin ningún tipo de dolor o molestia para el bebé.
Otostick Bebé está compuesto por dos tiras adhesivas que se colocan de forma sencilla detrás de la oreja y de la cabeza. Su uso permite mantener las orejas en posición correcta, corrigiendo este pequeño defecto desde edades muy tempranas, evitando que se convierta en algo problemático en el futuro.
Respecto a su supuesta eficacia, Otostick ha sido analizado por distintos estudios, como el de la revista Pediatría Atención Primaria. El precio es de 17,95 euros, y puede usarse en bebés a partir de 3 meses. Se trata, por tanto, de una posible alternativa de cara a evitar pasar por procedimientos más agresivos como una otoplastia.
El producto Otostick también está disponible para niños más mayores y adultos, con el mismo efecto de corrección que puede ser útil para hijos adolescentes.
Fotos | iStock: KatarzynaBialasiewicz / shironosov / CREATISTA