A partir de qué edad puede mi hijo ver películas de terror (y qué tener en cuenta)

Ya está aquí Halloween. En estos días que lo terrorífico inunda calles, tiendas y televisiones, ¿qué podemos hacer si nuestro hijo quiere, además de disfrazarse, ver películas de miedo?

¿A partir de qué edad puede ver películas de miedo? ¿Tendrá pesadillas? ¿Tiene sentido que las vea? Coge las palomitas y prepárate, que nos vamos al cine a ver una de miedo... de padres.

Muchos de nosotros tenemos aún el recuerdo de “esa” peli que nos asustó de niños tanto que estuvimos teniendo pesadillas un montón de días. Seguramente nuestros padres también recuerden esos días, sobre todo por no haber podido pegar ojo.

Ahora los padres somos nosotros. Las películas de miedo pueden, como seguramente imaginarás, generar malestar en nuestros peques, sobre todo si los exponemos a ellas demasiado pronto -hablaremos de ello más adelante-, pero también tienen, si sabemos encontrarlo, algún que otro punto interesante para ellos.

Qué consecuencias negativas puede tener para los niños

¿Cuándo es demasiado pronto? Los niños menores de cinco años no son capaces de distinguir entre la realidad y la ficción, de manera que es perfectamente posible, en su cabecita, que eso que están viendo en la tele “pueda pasar de verdad”. Imagina qué miedo.

Algunos de los efectos negativos que pueden aparecer cuando son expuestos a contenidos de terror a estas edades aún tempranas son: ansiedad, problemas de sueño, comportamientos agresivos y desarrollo de conductas de riesgo (comportamientos que pueden poner en peligro su integridad, salud o la de otros). Eso concluye un estudio realizado por la Universidad de Columbia y el Hospital infantil de Nueva York en 2006.

Joanne Cantor, autora del libro “Mami, tengo miedo” (“Mommy, I'm scared”) señala a partir de los datos de su estudio que aquellos estudiantes universitarios que vieron películas de miedo antes de los 14 años presentan problemas para dormir y o bien muestran cierta ansiedad ante actividades consideradas en realidad seguras, o bien dejan directamente de realizarlas.

La resiliencia de los niños es mayor de lo que creemos

A pesar de lo que hemos visto, un estudio realizado en 2015 desveló que ese impacto que hasta ahora se había establecido (problemas de sueño, ansiedad, etc.), no se producía en todos los niños, y no siempre con una intensidad clínica.

De acuerdo con los autores de este estudio, sí que hay niños que muestran unas reacciones muy intensas ante determinados contenidos audiovisuales de miedo, pero no son todos, ni sus consecuencias son siempre duraderas en el tiempo.

Al parecer los niños tienen una capacidad de resiliencia mayor de la que esperábamos, y son más “resistentes” o impermeables a los efectos de las pelis de miedo de lo que se pensaba.

Siguiendo con este estudio, los autores afirman que no es la película en cuestión la causa última de que un niño muestre unos efectos más o menos potentes ante el terror, sino que hay otras variables en juego como la personalidad, la crianza, el contexto, etc., factores que modularán el impacto en el niño.

Por qué ver pelis de miedo

Adentrarse en el mundo de las emociones negativas como pueden ser el miedo o la ansiedad puede ser positivo para los niños, dado que están en pleno desarrollo emocional y están aprendiendo a gestionar sus emociones, lo cual empieza por reconocerlas.

Y es que por mucho que no nos gusten, las emociones negativas son útiles, importantes y necesarias, como tan maravillosamente bien explican en Inside Out.

Ahora bien, no se trata de encender la tele y ponerles ante la primera película de terror que nos encontremos en el catálogo de la plataforma: esa exposición que decíamos que puede resultar positiva solo lo será si es adecuada para su edad, si están acompañados por nosotros, si se produce en un contexto seguro y con nuestra guía.

Tener un contexto seguro en el que poder poner a prueba esas emociones, es una vía estupenda para ir adquiriendo las habilidades necesarias para gestionarlas. La experiencia es siempre una fuente de aprendizaje.

Si no sabemos manejar estas emociones negativas, si las evitamos, vamos a tener problemas en la vida adulta, porque, spoiler, la vida está llena de cosas que dan miedo (o que generan malestar, ansiedad, etc.), más nos vale estar listos.

Por qué ver películas de miedo en familia

Las pelis de terror, como decía, proporcionan un escenario de pruebas, un contexto en el que podemos (y eso incluye a los niños) probar determinadas cosas sin que tengan consecuencias. A esto lo llamaríamos experiencias indirectas.

Los niños aprenden muchísimo de esas experiencias indirectas (es decir, experiencias que vemos en otros, en televisión, que nos cuentan...). Esto es precisamente por lo que siempre han existido los cuentos de miedo o con lectura moral, porque eran una vía de transmisión y aprendizaje para los más pequeños acerca de los peligros del mundo.

Un estudio realizado en Australia señala que la presencia de los padres o de iguales (amigos de la misma edad o similar del niño) modulan el miedo que sienten ante la exposición a contenidos de miedo.

De acuerdo con este estudio, el miedo de los niños participantes se reducía notablemente cuando los padres mostraban caras tranquilas y felices.

Sucede lo mismo con los iguales: otro estudio, de 2016, llegó a conclusiones similares, indicando que la charla y compañía de iguales disminuye el miedo en los niños participantes, que eran de edades comprendidas entre los 7 y los 10 años.

La evolución del miedo en los niños:

  • Los niños menores de 5 años no distinguen entre realidad y ficción/fantasía, por lo que si optamos por películas de “miedo” han de ser muy muy ligeritas. Explicarles que lo que ven “no es verdad” no sirve de mucho, porque no lo entienden. Hasta esta edad les pueden dar miedo cosas que pueden pasar desapercibidas para los padres, porque no se trata de contenidos de terror per se, pueden ser situaciones o tramas angustiosas, persecuciones, personajes concretos... Por ejemplo, hay muchos niños a los que les daba miedo el gato de Alicia en el país de las maravillas (dibujos animados), y no, no era una película de terror.
  • Entre los 5 y los 7 años muchos niños ya distinguen entre lo que están viendo y lo que puede pasar en el mundo real, pero a pesar de ello aún pueden sentir miedo ante determinados contenidos de miedo como monstruos, fantasmas, escenas angustiosas...
  • Entre los 7 y los 10 años pasan de temer a seres paranormales o monstruos a tener miedo a cosas más concretas y realistas, como que alguien les haga daño, que les separen de sus seres queridos o situaciones en las que los protagonistas lo pasan mal, especialmente cuando son de su misma edad o niños. Les podemos explicar que lo que les da miedo es muy muy muy difícil que pase en la vida real, ya pueden entenderlo.
  • Preadolescentes (11 a 13 años): ya empiezan a tener herramientas para gestionar el miedo ante determinadas escenas, pero cada niño es un mundo, de manera que lo más importante es que le observes y compruebes que todo está bien. A esta edad aún pueden aparecer pesadillas -y en nosotros, los adultos, porque no son patrimonio de los más pequeños-.
  • Adolescentes: ya tienen habilidades para manejar sus miedos, pero suelen preferir enfrentarse a este tipo de contenidos (de miedo) en grupo, con amigos, porque así se diluye el miedo (además de otros motivos que ya comentamos en Bebés y más). A los adolescentes, como a los adultos, les da más miedo lo abstracto, lo inexplicable, que cosas más concretas y realistas -como monstruos- según indica la ya citada Joanne Cantor.

Recomendaciones para elegir la película adecuada

  • Tú conoces a tu peque, así que elige la película de acuerdo a lo que sabes de él y de lo que le da miedo o lo que le gusta.
  • Revisa, antes de poner la película, la clasificación por edades, que para eso está. Puedes consultarla en Internet fácilmente, o en webs como "Children and media" (australiana).
  • Como hemos dicho, el miedo no viene solo de los monstruos o seres paranormales: a menudo los niños, sobre todo los más pequeños, a lo que temen es a la oscuridad, a que les hagan daño... Tenlo en cuenta.
  • Los clásicos son siempre buena idea: lo que a ti te daba miedo con 7 años probablemente hoy de miedo, pero menos: el desfase estilístico y narrativo, la falta o calidad de los efectos especiales, pueden hacer que aunque de miedito a tu peque, sea muchísimo menos de lo que te dio a ti cuando la viste. Eso sí, revísala antes, porque hay clásicos que siguen siendo el horror, literalmente, pasen los años que pasen.
  • ¿No lo tienes claro? Busca una película en la que se combinen elementos de miedo con humor: el humor es el mejor neutralizador del miedo que existe. Nosotros de niños lo pudimos comprobar con Cazafantasmas, ¿te acuerdas? Pues mira, esta es una buena para ponerle a tus hijos ahora que eres padre. También son ideales para los más peques películas que combinen miedo y humor como Hotel Transilvania 1,2 y 3.

La clasificación por edades

A menudo los padres no hacemos todo el caso que deberíamos a este tipo de clasificaciones, y luego pasa lo que pasa.

Sucede especialmente con determinados contenidos -se atiende más a ello cuando se trata de sexo, por ejemplo, pero no cuando es violencia- o soportes -más cuando son películas, pero apenas cuando se trata de videojuegos, quizá porque se cae en el error de que al tratarse de un juego ya es apto para niños, y nada más lejos de la realidad-.

A menudo los padres nos dejamos llevar por el título o la fama de la película, sin pensar si es adecuada o no para nuestros hijos. Esto lo hemos podido comprobar en estrenos como Joker o Deadpool, ambas clasificadas como R, películas a las que muchos padres llevaron a ver a sus hijos porque... ¡es de superhéroes!, y minutos después estaban retorciéndose en la silla sin saber qué hacer.

Así que, aunque sea salirme un poco del tema, por favor, prestad atención a las clasificaciones por edades e informaros bien de qué va a ver o a qué va a jugar vuestro hijo, es importantísimo.

Hablar y hablar con ellos

Lo más importante con esto, y con todo lo relacionado con niños es, como siempre: hablar con ellos.

En estas sesiones de cine se permite, de hecho es lo suyo, hablar durante la película para saber qué piensa tu hijo, cómo se va sintiendo... Además es la vía para reestructurar algunas ideas, neutralizar miedos o trabajar aspectos a los que nos de pie la cinta. Todo ventajas.

Además de durante, también es genial hacerlo cuando acabe la película. No hace falta hacer un cineforum, pero hablar de lo que habéis visto, tal y como señalan los estudios que hemos comentado más arriba, ayudan a gestionar las emociones y a que el miedo sea menos miedo.

Con algunas de estas películas los niños pueden necesitar que les pongamos el contexto que ellos no tienen por su edad o conocimientos. Por ejemplo: tienen que saber que los tiburones, por mucho que molen, no caen del cielo como en Sharknado, o que por mucho que nos enfademos, no hay una familia igual a la nuestra pero con botones en los ojos tras la pared, como en Los mundos de Coraline.

Conocer y adaptarnos a nuestro hijo

Además de las directrices generales que hemos visto, un aspecto fundamental es usar nuestro sentido común y lo que es más importante: escuchar a nuestro hijo y prestar atención a su conducta y comentarios.

Es el niño el que nos va a indicar con ello qué le asusta pero le divierte, qué le pone nervioso pero le gusta porque es un reto... y qué le da un miedo que no sabe cómo gestionar.

Escucha a tu hijo, es la mejor decisión siempre.

Fotos: Unsplash.com, Pexels.com, iStockphoto

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