Esta posible obligación ayudaría a reducir hasta un 40% el número de casos de malformaciones. De momento esta propuesta aún se tiene que decidir, pero sería un gran precedente para exigir en otros alimentos la introducción de determinadas sustancias que garantizaran una mayor calidad de vida. En España también se deberían realizar propuestas de esta índole. Con tan sólo una mínima cantidad comprendida entre 100 y 450 microgramos por cada 100 gramos de harina, se ayudaría considerablemente en la reducción de los casos de espina bífida. Cada posibilidad existente para reducir algún problema, hay que tomarla en consideración, a eso se le llama velar por la salud de la población.
A todo esto, nos gustaría creer que el sector alimentario no pondrá pega alguna, ya que sería innoble e inhumano no contribuir a evitar posibles problemas de salud en los niños que han de nacer.